Capítulo 37

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Lena

Enciendo mi móvil y me sorprendo al encontrar mi buzón de mensajes lleno.
Lo cierto es que lo apague para evitar revisarlo cada dos segundos. Eso si; antes de apagarlo le mande un mensaje a mis padres avisándoles.

Son las seis treinta de la mañana del día domingo. No hay nadie en el pueblo, y soy la única en bajarme en esta terminal.

Retiro mi valija y le doy propina al chico que me ayudo en bajarla. Miro a mi alrededor y notó que casi nada a cambiado, solamente que ya han limpiado totalmente el parque que esta al lado, cruzando una valla.

Agradezco a la nada misma, que mi casa este a solo cinco cuadras, así que puedo caminar tranquilamente.

Observo las calles y negocios; nada a cambiado. Y cuando digo nada, es nada.

Llego a mi casa y abro con mi copia de la llave. Entró sin hacer ruido, pero no logro evitar que Blanca, la perrita de mi hermana que ahora vive con mis padres, ladre. Maya, la perra de la casa, se levanta con mucho esfuerzo y me saluda.

La fiesta de las dos mascotas despertó a mi madre y a mi padre, a diferencia de que mi madre salio a recibirme y mi padre no.

-¡Hija! ¡Que bueno volver a tenerte aquí! -dice entre llantos; cosa que siempre he odiado de mi madre; que llore por todo- ¿Por que no llamaste? ¡Estoy tan feliz de tener a mi hija mas pequeña de vuelta! -Sigue lloriquiando, y me abrazo como si fuera a caerme.

Mi odio contra la demostración de cariño físico no excluye a mi madre. Detesto incluso que ella me abrace.

Correspondo apenas, sin soltar la valija, y con cara de poker.

-Okey mother¹, -La aparto suavemente y finjo una sonrisa-, yo también la he extrañado, pero ahora estoy cansada y quiero dormir. ¿Podemos posponer este tormento unas diez horas? -digo, y en la palabra tormento la cara de mi madre cambia drásticamente.

Siempre fui así de fría con ella, y no me siento culpable. Que ella sea demasiado sensible, no es mi culpa. El hecho de que me obligara hacer algunas cosas y prohibido otras, hace que me de ganas de ser así. No puede ser que sea tan débil y que intente que yo sea igual.

-Esta bien, duerme y luego te atormentaremos -La indignacion en su voz es palpable.

-Dejeme dormir hasta que yo despierte, ¿Okey? -digo seca.
-Esta bien -Se va, con emociones que no puedo identificar, y me deja sola en la oscuridad que aun el alba no ha logrado vencer.

Entro la valija y la dejó en el piso. La mayoría de ropa que tiene esta sucia, no porque no tengamos lavarropa, sino que el lavarropa de la casa de mis padres es mejor.
La casa de mis padres, decirlo hací me hace sentir mas adulta.

Miro mi habitacion. Esta tal como la deje, solo que el piso esta limpio.

Busco la llave de mi placard en el llavero y abro las puertas del medio cuando la encuentro. Saco mi pijama one pice de oso polar. De Polar² específicamente.

Me desvisto y me pongo el comodo pijama. Me siento frente al escritorio y enciendo la mierda de computadora que me dio el estado hace tres años.

Es una basura.

La batería no anda, por lo que debe estar enchufada todo el tiempo. Además anda súper lenta, gracias a los malditos programas escolares, y no puedo llevarla, por que no se que mierda del bloqueo³.

Espero que la maldita encienda, pongo la clave, y espero a que se desbloquee.

-¿Que coños pensabas al crear un puta clave tan difícil-Joder, pensé que estaría a salvo de mi misma en este lugar tan mierda.

Como lo SoñeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora