—Hola Sky —Dijo Maggie tendiéndole el café y una especie de pastel. La chica miró a la mujer un tanto decepcionada y confusa, más decepcionada que confusa —Invita la casa —Maggie sonrió dejando ver sus dientes torcidos y el roto que tenía en uno de ellos.
—Gracias, Maggie —Sky esbozó una sonrisa sincera. Le había cogido mucho cariño a la mujer que tenía frente a ella.
—Bash me ha dicho que no quería verte sonrojar con la siguiente nota porque no podría evitar venir y besarte, por eso ha preferido que te la entregara yo —Aquello dejó a Sky estupefacta y luego sonrió. Maggie rió.
—Muy amable por su parte -Maggie volvió a reir y se giró para marcharse.
—Voy a echaros de menos a vosotros dos —Gritó ella ya de espaldas a Sky.
—Bash está trabajando aquí, solo pierdes a uno —La voz de Sky sonaba cansada. Se había dicho eso tantas veces que ya lo soltaba de forma automática.
—Oh niña no, Bash trabajará aquí hasta que te marches y luego se irá —Dicho eso Maggie terminó por dirigirse de nuevo a la barra con una mueca triste que le dolió a Sky.
Cogió con delicadeza la nota y, tal como había predicho Bash, se sonrojó. Porque, aunque no hubiesen hablado nunca, se conocían.
Razón número cuatro por la que no deberías irte: Nadie escribiría sobre mí y mi sonrisa.
Pd: Me encanta como escribes.
JE LEEST
13.
Kort verhaalCuando alguien pronuncia las palabras ''mala suerte'' la gente suele pensar en gatos negros cruzando aceras, cristales rompiéndose, paraguas abriéndose y, como no, en el famoso número 13. Pero ni Bash ni Sky se encuentran entre esa gente y es que cu...