Ella siempre se sentaba en la misma mesa, con sus auriculares puestos y con un libro junto a ella. Evadía al resto del mundo y este parecía hacer lo mismo con ella. Nadie se daba cuenta de su presencia, de su forma de morderse el labio nerviosamente o de la peculiar manía que tenía antes de beberse el café, pero Bash sí que lo hacía.
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13.
Short StoryCuando alguien pronuncia las palabras ''mala suerte'' la gente suele pensar en gatos negros cruzando aceras, cristales rompiéndose, paraguas abriéndose y, como no, en el famoso número 13. Pero ni Bash ni Sky se encuentran entre esa gente y es que cu...