Capitulo 53

289 31 2
                                    

Maratón 5/5

No fui a mi camarote, para así no tener que ocultarme de James. Entré al elevador y me llevaron al primer piso. Caminé hacia el corredor sur y me paré en la entrada B frente al extintor. Me recargué y luego bajé mi cuerpo hasta estar en el suelo completamente, abracé mis rodillas frente a mí y luego sentí cómo mi celular volvía a vibrar.

"Si abres los ojos estarás muerta, ciérralos" -pedían. Obedientemente cerré los ojos y recargué la cabeza en la pared, sentí cómo me ponían algo en la cara, algo mojado, después no supe nada.

[...]

Al despertar estaba atada en la misma cama, la luz no estaba encendida y sentía cómo tocaban mis piernas, la música estaba a todo volumen y mis lágrimas ya habían empapado mis mejillas.

- Te portas bien -dijo la voz en mi oído.
- No dañes a nadie -pedí con voz entrecortada.
- No puedo creer que te importen más los demás que tú misma.
- Eso se hace cuando de verdad amas a tus seres queridos -dije sollozando. Luego sentí cómo me daban una cachetada, callé.

Me tocaron nuevamente y aunque yo gritara auxilio, nadie me escucharía. Luego que terminaron conmigo, desperté nuevamente. Ahora estaba acostada pero no tenía la ropa puesta, me vestí y salí temblorosa y adolorida del camarote ese.

Aún era de noche, acomodé mi cabello y traté de cambiar la expresión de mi cara. Ahora parecía que no tenía nada fuera de lo normal. Subí a mi piso y luego caminé lentamente a mi habitación.

Abrí la puerta y dentro estaba el cuerpo inmóvil de James en mi sillón y asomé la cabeza al cuarto y allí estaban Helena y Kendall dormidos. Me acerqué a James, parecía tener los ojos hinchados de llorar, me senté en la mesita frente a él.

No se merecía a una chica como yo. Alguien que iba a que la violaran por su voluntad. Pero... ¿Para qué prolongar lo inevitable? No quería que le tocaran ni un pelo. Así que si tenía que vender prácticamente mi cuerpo para eso, lo haría.

Toqué su frente y acaricié su mejilla. Él era lo mejor que me había pasado, trataría de actuar normal con él, ojala que él no me preguntara nada sobre mi actitud. Él despertó y al verme no esperó ni dos segundos y me abrazó.

- _______ -susurró en mi oído, yo me estremecí un poco pero no me alejé de él. Las lágrimas estaban a punto de salir de mis ojos, por más que tratara no podía ser yo misma- Te amo y mucho. Me preocupas -dijo.
- Lo siento -dije.
- No, no -dijo moviendo mi cabello para poderme ver a los ojos- no te disculpes, estaremos bien. Si quieres hablar de algo en especial, puedes hablar conmigo. Siempre puedes contar conmigo, no me enojaré, no te regañaré... pero dime...

Ahora fui yo quien lo abracé no pude más y lloré con gran desesperación. Este hombre era un regalo que alguien me había enviado. Estaba cansada, me dolía todo tanto fuera como dentro de mi cuerpo.

- Vámonos -pidió- vamos a dormir.

Tomó mi mano y nos dirigió a su camarote. Al entrar noté que las camas seguían juntas, él preparó la cama y luego yo subí a ella, él apagó la luz y yo comencé a temblar, pues sentía que me habían cambiado de camarote y ahora me encontraba en el del primer piso.

- P... prende la luz -pedí.
- ¿Por qué? -preguntó casi a mi lado.
- Por... por favor -pedí. Él encendió la luz y se quedó parado allí frente al switch- ¿Podríamos dormir con la luz encendida? -él entrecerró los ojos, pero luego se encogió de hombros y se subió a la cama. Yo abracé mis piernas frente a mí y cerré los ojos fuertemente.

Esperaba que James se acercara para abrazarme o tocarme algo, pero no lo hizo, de hecho se acostó frente a mí se quedó mirándome. El agotamiento estaba ganando la batalla contra mí, así que me quedé dormida con la mirada de James sobre mí.

[...]

- ¡No, ya no me toques! -grité.
- ¡______ soy yo! -escuchaba.
- ¡Déjame en paz, no quiero que me toques, ya no quiero que me toques! -volví a gritar.
- ¡______, soy yo James! -gritaban tratando de tomar mis brazos.
- ¡No!, ¡Él no me haría esto!, ¡Déjame ya! -Grité de nuevo- ¡Auxilio!
- ¡______! -gritaron de nuevo.
- ¡No! -grité de nuevo, sentí cómo me aprisionaban y no me permitían moverme, solté una de mis manos y le pegué una cachetada a quien quiera que estaba frente a mí. De repente sentí cómo todo mi cuerpo estaba libre. Abrí los ojos y vi la escena que estaba viviendo.

Messages (James Maslow) Where stories live. Discover now