entender a un hombre

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-¿que te deje niña bonita? Pero si acabo de empezar-mi cuerpo estaba completamente contra la pared y pegado al suyo. Inclino su cabeza y la coloco en mi cuello. Comenzó a dar pequeños besos en el. Mis pelos se pusieron de punta, no quería sentir que me tocaba.

-Jace basta-dije alterada intentandome escapar, pero el rápidamente sostuvo mis muñecas y las pego a la pared dejándome casi inmóvil.

- quieta-ordeno casi en un susurro ronco. Oh dios, otra vez no no no, por favor. Esto no podía pasar otra vez. Me costo mucho tiempo de despejo cerebral para reconfortarme de la ultima vez y aun no lo había superado completamente.

Empece a hiperventilar y mi mente comenzó a dar vueltas. Mientras Jace llenaba mi cuello de besos suaves y cada vez los bajaba mas, me altere cuando llego al ras de la remera.

-Jace...-dije con un hilo de voz, el me miro a los ojos por unos segundos y me susurro al oído:

-lindura, no te lastimare ¿vale? No lo haré-dijo suavemente con sus labios pegados a mi oreja. Se acerco mas a mi y ubico sus piernas entre las mías, aun tocando el piso. Soltó mis muñecas y con sus manos comenzó a levantarme decidida, pero lentamente la remera.

Joder. Estaba acabada. Deje de ejercer fuerza alguna, ¿de que valía la pena? Volvería a jugar conmigo como si yo no interesara ne lo mas absoluto.

Ja, risa me daba yo misma. Era una maldita sumisa.

Levanto mi remera hasta la altura del brasier y allí se detuvo, se agacho un poco y comenzó a plantar sus besos en mi abdomen. No estaba tan mal, pero con cada roce que el le daba a mi piel, imágenes de lo que paso hace días llegaban a mi mente y la torturaban.

-no tiembles, sabes que no seria capas de dañarte justo ahora-hablo con ternura, sonriendo poco a poco.

Agradecía haber bajado considerablemente de peso estos días. Nunca fui una chica que pesara correspondiente a su edad o altura o cosas así, siempre pese mas, mucho mas. Y aunque aun seguía subida de peso, no estaba obesa.

Sus piernas se posicionaron tanto en mi que me obligaron a hacer una llave sobre su cintura con las miás. aprovecho la situación y me pego completamente a la pared y su cuerpo, levanto mi cuerpo y seguilo besando mis caderas.

¿y yo que hacia? Ni siquiera miraba. Mi cabeza estaba caída como una muerta en vida y mi cuerpo no ejercía movimiento, salvo mi abdomen que se contraria a veces por el roce de sus labios.

Despego sus labios de mi piel, y coloco sus manos en mi muslos cosa que me hizo levantar la cabeza rápidamente, me sostuvo hacia, hasta que delicadamente mi recostó en el piso, y el se coloco arriba mio. Agarro mi camisa y rápidamente la quito de un tirón. quede solo en brasier a sus ojos, rápidamente le fuego ardió en mis mejillas e intente taparme minimanmente con mis brazos mi abdomen. El agarro mis muñecas de un tirón y con sus manos las colocó atrás de mi cabeza sosteniéndolas fuertes que hasta me dejaría marcas. de nuevo.

Siguió su trabajo por todo mi cuerpo descubierto hasta que sentí que su mano se descarrilaba de lugar. Y se dirija a mi espalda alta. joder no!

-no..por favor-me miro rápidamente-no lo quites-trague-me da, vergüenza-dije bajito casi susurrando. Sentí la sonrisa en sus labios y saco su mano de mi espalda. Suspire aliviada al saber que al menos quedaría en brasier.

Siguió su recorrido besando mi cuello por unos segundos, hasta que paro abruptamente y se alejo de mi rostro. Miro unos minutos hacia un costado hasta que su respiración volvió a la normalidad, y luego, de la nada se levanto y giro sobre sus talones. largo el aire que contenía en los pulmones y paso sus manos por su largo cabello morocho.

Yo me senté rápidamente y agarre mis piernas con los brazos llevándome las rodillas al pecho, intentando calmar yo mi respiración.

Luego de unos segundos el me miro definidamente aun con las manos en su cabeza y se dirijo a la puerta. La abrió y miro hacia atrás.

-levanta-me ordeno. Y se dirijo fuera. Rápidamente hice caso y llegamos casi a trote hasta la habitación. ¿ahora que coño le pasaba? Ademas de asesino y psicologicamente inestable, era bipolar.

-he niña-me llamo desde atrás. Me di silenciosa y lentamente la vuelta encontrándome con su sonrisa burlona ya tan conocida-¿no te olvidas de algo, cariño?-pregunto sarcástico extendiéndome en una de sus manos mi remera ya dañada. La mire por unos segundos y con manos débiles logre tomarla en mis dedos.

-ahora, duerme-me ordeno.

Y la verdad,

¿quien podría llegar alguna vez a entender a un hombre?


Stockholm syndromeWhere stories live. Discover now