gus zanoff

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día 21

Lloraba desconsoladamente echa un ovillo en una esquina. Ya me había casi quedado sin garganta de tanto haber gritado desgarradoramente. Mis lagrimas se habían vuelto completamente saladas, y todo mi cuerpo, en un absurdo pedazo de carne sin vida que el había burlado.

Mis muñecas estaban rojas. Mis piernas poseían múltiples moretones. Perdí mi shorts en el transcurso, y mi remera "blanca" estaba corrida, casi rota.

Mi espíritu estaba perdido. Mi alma narraba una melodía enfermiza que profundizaba en mi cabeza recordándome donde esta estaba. Torturando mis sentidos mas de lo que estaba mi cuerpo.

¿que clase de bestia lo haría con tanto odio y violencia hasta para poder romperme la ropa? Pues, el.

Ninguna parte del cuerpo ya me dolía, ya ni siquiera sentía nada en mi.

Mi corazón se había terminado de romper y ni mi cuerpo había sobrevivido hoy.

En todo el tiempo que llevaba adentro de la escuela, creí que ya me lo estaba pasando mal, pero creía a Jace como una persona distinta, una persona no... no tan cruel.

La ultima lagrima callo de mis ojos secos, y la limpie con mi mano.

La habitación cada vez se volvía mas oscura y mis ojos cada vez veían menos.

Estaba sola en el aula. completamente sola, aunque creo que si esta estaría rodeada de personas, mi sentimiento de soledad perduraría.

Luego de... de lo que sucedió ayer, el se la piro de, salón y no lo vi mas. Y agradecía eso.

No me importaba morirme de hambre ni volverme loca por la soledad, cualquier cosa seria mejor que estar al lado del monstruo de Jace Browm.

Y luego mi mente se puso a pensar, solo es el día 19 de cautiverio. ¿y si la presidenta no pagase? ¿y si nunca lo hacia? ¡¿yo seguiría aquí?! ¿¡así?! Mi mente comenzó a dar vueltas, ya no soportaba en encierro.

Quería volver desesperadamente con mi familia, quería abrazar a mis padres, que mi abuela me dijera que todo estaba bien, que Gus estuviera aquí y que nos organizáramos para salir el sábado. que, junto a Clara, pudiéramos hablar de las profesoras con tareas excesivas. Que pudiera hacer grafiti en las paredes con mi primo. Que saliera a comprar ropa con mi prima.

Que pudiera salir a ver la luz del sol y sentir la brisa del viento soplar en mi cuello.

Pero nada podría pasar.

Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando en el sumo silencio de la habitación, la puerta se abrió de repente.

Me agarre fuertemente las rodillas apretandome mas en un ovillo. Escondí mi cara entre mis rodillas cerrando con fuerza los ojos deseando desaparecer.

Sentía sus pasos en el salón y con ellos, mis ojos humedecerse.

No quería verlo. no quería sentirlo. No quería saber si quiera que respiraba el mismo aire que Jace Brown.

Lo sentí a pasos de mi y mi corazón empezó a latir mas rápido aun.

Sentí hacer ruido algo al lado mio y luego, sus pasos alejándose.

Levante minimamente mi rostro y observe a mi costado y me encontré que un plato blanco de cerámica que traía con si una hamburguesa, con pan, y un pequeño vasito de plástico enlatado, supuse que era ensalada de frutas, las vendían en el kiosco de la escuela.

Stockholm syndromeWhere stories live. Discover now