Capítulo 32

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Al volver de la biblioteca, no encontraba por ningún lado a Elena, por impulso, me he dirigido al aula de música, lo que no me imaginaría es a mi amiga llorando mientras yo miraba la escena como una espectadora.

Me acerco sigilosamente a Elena, puedo imaginar qué ha ocurrido, pero aún así no entiendo cómo Elena ha podido obsesionarse con alguien que no le conviene. Cada cual es completamente libre de amar a quien desee, pero ¿Qué ocurre cuando no eres correspondido? ¿Debes perseguirlo o insistir? ¿Debes olvidarle y hacer como si ya no existiera? El problema a menudo, es que no puedes. Antes de hablar, le abrazo a Elena, está temblando, nunca la había visto llorara, pero verdaderamente me pone furiosa verla destrozada por alguien.

-Él no te merece.-Le digo en un susurro, mientras ella intenta ahogar los sollozos y se seca rápidamente las lágrimas. Se deja caer en el taburete del piano, y se apoya en la tapa del piano, mira hacia la puerta, hace un ademán de levantarse, pero la detengo con el brazo. Sin siquiera pensarlo me dirijo a la puerta, y veo al chico que tocaba la batería yéndose.

-Espera.-Le digo y para mi sorpresa se detiene, hubiera imaginado que se largaría, pero no lo ha hecho, por contra, se gira y me mira con el ceño fruncido, está enfadado.

-Si me vienes a hablar de tu amiga, vete.-Dice en un tono de voz amenazante, lo que no sabe es que no me importa cómo me hable, no me importa cómo me hable a mí, sino a mi amiga.

-Pienso que cada cual puede estar con quien le venga en gana, siempre y cuando nadie salga herido. Pero conozco a mi amiga Elena, y sé que te ama, pocas veces la he visto tan ilusionada. No te digo que le des falsas esperanzas, pero al menos intenta conocerla un poco, porque es una chica genial.

-No tiene nada de especial.

-¿Debe tenerlo acaso? Todo está en que lo encuentres, en que valores a una persona por su forma de ser, que ames sus imperfecciones y que te parezca especial. Todo el mundo es especial, y ella es increíble, es mi amiga y siempre me ha escuchado desde que la conozco, es sensible pero realmente es muy fuerte.

-Tú sí que eres especial, tienes una trayectoria aquí distinta a la de la mayoría.-En verdad no sé cómo interpretar sus palabras, como un alago o con un toque de sarcasmo. Intento eludir sus palabras, miro hacia la puerta, no quiero ver más a mi amiga llorar.

-Ella no merece llorar por alguien que la ignora, pero no lo entiende.

-¿Y qué quieres que haga?

-¿Puedes ser menos hostil con ella?

-Tal vez lo haya sido, pero no entiendo porqué está llorando.

-¡Algo de lo que le habrás dicho estará mal!-Replico frustrada. Sinceramente, no sé qué le ha visto a ése idiota.

-Sólo le he dicho que me parecía fea, que no era mi estilo, ya está.

-¿Qué te parecía fea? ¿Eres imbécil o sólo actúas como tal?-Sin querer le grito, la gente se me queda mirando pero no me importa. No soporto que hayan insultado a Elena, mas aún sabiendo que ella no es fea, de hecho nadie lo es realmente, ¿A caso no todo el mundo es hermoso?

-Si no te gusta una persona por su aspecto, es que eres un hipócrita, las personas deben valerse de los sentimientos, por cómo son. Y tú para empezar no deberías haberle hablado así, ¿Quién te crees que eres?-Parece también enfadado, está a punto de hablar, pero de repente cierra la boca y se va. Veo cómo se aleja, y cada vez entiendo menos porqué Elena ha llorado por alguien así.

Nadie merece sus lágrimas, y menos alguien que la menosprecia y no sabe verla como en realidad es.

Vuelvo al aula de música, Elena aún está parada enfrente al piano, mirando las partituras, pero la veo despistada y con los ojos enrojecidos.

Sombras a mi alrededorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora