Capítulo 16

561 32 0
                                    

Primera noche que deberé escaparme de la habitación. Vuelvo a sentirme del mismo modo en el cual me sentí durante mi primer día en el internado, las horas no avanzaban, cada minuto era eterno. Sólo quería escapar. Ahora, no me quiero escapar, sólo quiero ir a ver a Adam.

Las doce de la noche, me pongo la mano en el pecho, donde mi corazón late acelerado. Me encontrarán, estoy segura de ello. Es arriesgado, pero ya no me importa, de hecho nunca me ha importado.

Intento no hacer ruido cuando voy hacia la puerta, lo peor es que estoy vigilada las 24 horas del día, y saben todos y cada uno de mis movimientos, todo esto es simplemente horrible. La habitación está en la oscuridad, aún así tengo miedo a que me vean. Me agacho y ando lentamente, lo peor es que para ir a la habitación de Adam tengo que pasar justo por al lado del guardia, ando a gatas e intento hacer el menor ruido posible, pero lo más complicado está en pasar desapercibida sin ser vista.

-¿A dónde te crees que ibas?-Me preguntan de repente. Miro con disimulo al guardia, él no es quién me llevo a la habitación, seguramente él hubiera sido más comprensivo.

-Yo... Iba a dar un paseo.-La excusa no podría carecer más de sentido, pero aún así pruebo suerte. A pesar de saber que es inútil.

-De vuelta a tu habitación, ahora mismo. ¿No querrás que lo sepa el director, no?

Niego con la cabeza repetidas veces, es lo último que querría y me temo que aquí las amenazas no son en vano, todo tiene sus consecuencias, como la vida en general, pero aquí detrás de todo hay castigos. Tal vez en mi vida no los he conocido hasta ahora.

-¿Porqué la mitad de los que estáis aquí sois violentos?-Dice a modo de reflexión.

-No lo sé, tal vez por eso nos encierran en cárceles. -Me mira sorprendido mientras me alejo.

Al volver a la habitación cojo una hoja en blanco y empiezo a escribir:

"Algún día estaremos juntos" Doblo la carta, la dejo bajo la almohada, quiero creer que será así.

Intento tumbarme en la cama, y dejar de pensar, pero me es imposible, dominada por la desesperación, me pongo a pensar en otras salidas, ¿Cómo puedo verle sin que nadie se de cuenta? ¿Hay otros caminos por los que ir? ¿Otras salidas? Miro a través de la ventana, la poca iluminación hace que mis ojos terminen de acostumbrarse a mirar a la calle. Ya sé qué puedo hacer, es arriesgado, pero si no lo intento no sé si lo conseguiré. Ya no me importan lo que ocurra más tarde, sólo necesito verle, decirle lo que ocurre.

Sin pensarlo, movida por impulsos una vez más, abro la ventana, ahora ya consigo no hacerme daño, aunque la venda que aún llevo se empeñe en recordármelo. No tengo miedo a las alturas, no obstante, puedo caerme, y sé que si lo hago moriré, hay una caída de varias plantas. Mi respiración se acelera sólo de pensarlo, y tiemblo mientras paso una pierna por la ventana y después la otra. Todo irá bien, me miento. Lo que hago ya no es sólo por amor, es por poderme sentir libre, es por poder desafiar a todas las personas que me mantienen presa durante todo el día y la noche.

Consigo permanecer de pie en la ventana, me agacho, y me cojo al peldaño de la ventana, me cojo con fuerzas, cerrando los ojos inconscientemente pero me obligo a mirar, si no no podré avanzar. El viento de la noche es helado, y cuando el aire entra en mis pulmones me siento aún más helada. Mis nudillos están blancos de la fuerza que ejerzo, a pesar de todo me siento paralizada. Apoyo los pies en algunos ladrillos que sobresalen un poco, aunque sé que la caída está asegurada.

Lentamente avanzo un paso, tengo las manos adormecidas, encima la venda no hace que empeorar mis gestos. Me siento frustrada, y el aire me golpea, ¿Porqué estoy haciendo ésto? Cuando lo pienso, me obligo a mí misma a avanzar, pero me siento frágil, llega un punto en el cual no me fijo por el cual paso, me dedico a seguir adelante, a pesar del dolor, pero... ¿No es acaso lo que he hecho siempre?

Sombras a mi alrededorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora