Capítulo 13

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Me detengo enfrente del despacho de la psicóloga, llamo a la puerta antes de entrar. 

—¿Eres Zoe?—pregunta mientras tomo asiento delante de una mujer de mediana edad que estaba ordenando unos papeles encima de la mesa.

El despacho es el mismo que el de Mateo, las habitaciones parecen ser réplicas las unas de las otras, todo en su perfecto orden... inquietante.

Al ve que no respondo continúa hablando: —Te estaba esperando, pero después de lo ocurrido no pensaba que accedieras a verme—dice evitándome mirar, ella también sabe lo del castigo. —Me llamo Teresa, y me gustaría poder hablar un rato contigo, si no es mucha molestia. 

—Precisamente para hablar estoy aquí, aún así no puedo evitarme preguntar qué tipo de interés profesional puedes tener en mí. 

—Más del que te imaginas. La mayoría de personas vienen aquí, porque su familia no se puede hacer cargo, otros porque han perdido a sus padres, en fin, hay muchísimas historias, pero en tu caso no ha sido así. Tú eres diferente a los demás, te rebelas contra el mundo, opones resistencia al tracto humano, a todo lo que te rodea.—Ojea un historial que tiene una pegatina roja, mi nombre está escrito en letras negras.—En el internado intentamos terminar de moldear a personas que a medida que pasa el tiempo van creciendo. 

—No las modelan, las obligan a cambiar a base de castigos, de disciplina.

—Bueno, en tu caso particularmente se podría decir que así ha sido... Tú necesitas disciplina, porque no puedes seguir por este camino. De ti depende tu vida, la gente que hay a tu alrededor, puede estar o no presente en tus elecciones, pero a fin de cuentas, eres tú quien decide qué quiere hacer. Tú decides cuales serán los sueños, metas, ilusiones y las prioridades que tendrás en la vida. El peso de las elecciones que tengas que escoger recae única y exclusivamente sobre ti, pero no por ahora. Ahora de momento, tienes el derecho a estar en un lugar estructurado.—Resoplo mientras habla de ello, ¿se puede considerar aquel lugar como estructurado? Me ignora y sigue hablando.—Aún no has cumplido la mayoría de edad, pero el tiempo a veces pasa muy rápido, y antes de que seas consciente de ello saldrás del internado, vivirás tu vida como desees, o simplemente como puedas. —Aunque no me guste admitirlo, tiene su cierta razón en algunas cosas... Pero no le diré eso, contrariamente permanezco callada pensando en si puedo decirle lo de la habitación individual, si alguien me puede explicar un poco el funcionamiento del internado. 

—Ahora bien, Zoe, esto—sostiene mi amplio historial delante de mis ojos—Es solo papel, no te describe a ti.—Me muestra una foto reciente y comienzo a comprender lo que en el fondo me quiere decir.—Necesito saber más de ti, quiero ayudarte. 

Antes de poderme contener le digo: —Seguro que esto de querer ayudar, se lo dirá a todos sus pacientes. 

—Mi trabajo se basa en ayudar, así que es lo que debo hacer, pero contigo, como bien antes te he dicho, eres diferente, y el ser diferente no es nada malo. En absoluto, si eres diferente, es que no eres una clonación de la sociedad en la que a veces reina la opresión. ¿Estás de acuerdo conmigo?—lentamente asiento con la cabeza—¿Puedes hablarme un poco de ti? No me gusta ver tu historial, y quedarme con las patologías que han definido los médicos. No me interesa saber todo lo que hay a tus espaldas, porque no quiero hurgar en un pasado que te hace daño, aunque lo intentes disimular. Prefiero saber qué hay de la Zoe que está ahora aquí sentada.  

—¿Qué quiere saber de mí?—le pregunto mientras la rabia que había sentido antes empieza a apaciguarse. 

—Tus gustos, la forma en que eres... ¿Cómo te ves?, ¿qué es lo que te gustaría ser?, ¿cuáles son tus metas?

Sombras a mi alrededorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora