12. Entre confesiones y lágrimas

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Kyungsoo lloró en los brazos de Tao lo que parecieron ser horas. No podía detenerse. Y cada vez que se tranquilizaba un poco, a los segundos volvían las lágrimas a sus ojos. Para su infinita gratitud, Tao no preguntó, ni comentó nada al respecto. Solo se quedó a su lado y lo sostuvo sin queja alguna.

Por supuesto, en algún momento de la noche Kyungsoo se calmó. Pudo sentir como su mente quería regañarle por ese penoso espectáculo, pero de ninguna forma hubiera podido evitarlo. En ese momento, sus sentimientos y emociones habían ganado por lejos la batalla.

Por suerte, siempre se llega a un punto donde no se puede llorar más y las fuerzas se van. Menos mal, porque Kyungsoo sentía que, si no fuera por eso, sería capaz de llorar toda la noche y más.

—¿Se calmaron un poco las lágrimas? —preguntó Tao, mirando a Kyungsoo con pena.

El pelirrojo asintió. Sacó unos pañuelos desechables de su bolso, se sonó su nariz, y se sacó las lágrimas que aún rodaban sus mejillas.

—Creo que no me reconozco, Tao —dijo por primera vez Kyungsoo desde que se fueron de la fiesta.

—Pues yo creo que sigues siendo el mismo de siempre, no te preocupes.

Ese comentario hizo sonreír a Kyungsoo. Aunque lució más a una mueca que a una sonrisa.

—¿No crees que me haya convertido en un completo loco, entonces? —preguntó el pelirrojo con algo de ironía.

—Claro que no. El estar triste no es estar loco.

Bien, al menos Tao aún lo encontraba cuerdo. Ya con eso Kyungsoo se sintió un poquito mejor. Y, sinceramente, agradecía que fuera él el que lo encontró y no uno de sus amigos, por mucho que los adorara. Con Tao, Kyungsoo tenía la libertad de contar lo que quisiera. Con Minseok, Baekhyun o Junmyeon tendría que explicar todo sí o sí. Solo con Luhan, quizás, hubiera tenido alguna oportunidad de guardar uno que otro detalle.

—Sabes... —murmuró Tao de repente, pero después se detuvo.

Kyungsoo se dio vuelta y lo miró. Llevaba el cabello peinado hacia atrás, lo que hacía resaltar las facciones de su rostro. Sin embargo, en sus ojos había pena. Del tipo de pena que se lleva mucho tiempo arrastrándose.

—Kris y yo ya no somos amigos —terminó por decir Tao.

Kyungsoo observó cómo Tao perdió su mirada en el parque dando la impresión de que estaba recordando algo del pasado. El pelirrojo, por su parte, fijó la mirada en el Parque Jaemi.

—¿Pelearon? —preguntó Kyungsoo.

—La pelea más estúpida del mundo. Ni siquiera sé bien como comenzó —Tao guardó silencio por unos segundos—. Hay momentos donde miro hacia atrás y me culpo. Después lo miro y lo culpo a él. De seguro la culpa fue de ambos, pero nadie va admitirlo. Y así, en un segundo, la persona que más quería se aleja de mí.

Fue escalofriante para Kyungsoo percatarse de que tan bien comprendía a Tao y sus palabras. Siempre había tenido una buena relación con él, pero ahora sentía que estaban conectados de alguna forma cósmica.

—Supongo que lo único bueno es que, ahora que no soy amigo de Kris, me ahorro escuchar su vida con su nueva novia —agregó Tao con sarcasmo.

—¿Tiene novia? —inquirió asombrado Kyungsoo.

—Se supone que sí, o eso he escuchado.

—¿Es alguien de la secundaria?

—No tengo la más mínima idea.

—No te creo —replicó Kyungsoo, mirándolo con sospecha.

—En serio que no. Me esfuerzo en ignorar cualquier cosa relacionada a la vida de Kris. Y deberían darme una medalla, es horriblemente difícil hacer eso.

Se corre el rumor de que le gustas » KaiSooWhere stories live. Discover now