Capítulo 4- Te necesito y lo sabes.

206 13 1
                                    

Ana.

- ¡Odio este lugar! - Susurré, bajando con poco ganas.- ¡Me hace sentir vieja!

Ara: Sabes por qué estamos aquí... - Rodando los ojos, busco mi bolso con las cosas de Ed.

- Sí, pero vos no te tiene que pinchar con agujas de 15 centímetros. - Protesté, haciendo upa a mi pequeño hijo.

Ara: ¡No exageres!- Exclamó, caminando hacia el consultorio de su amiga.- Eres peor que mi hermano Jace, eso te lo puedo asegurar.

- ¡Oye, no soy como él! - Ni lo busco, pensé.

Ara: Entonces deja de comportarte como reaccionaría Jace. - Haciendo una mueca, asentí con la cabeza. Lo que menos quería era relacionarme de alguna manera con él.

Ara: Bien, iré a pasear a Ed mientras tanto. - Agregó, saludando a su amiga, antes de extender los brazos hacia él y llevárselo.

- Diana, puedes pasar. - Abriéndome la puerta de su consultorio, entré.- Déjame preparar las herramientas necesarias y estoy contigo. Puedes recostarte en la camilla mientras tanto.

Sin contestarle, seguí sus instrucciones. Cuanto más rápido terminaba el tratamiento, era mejor. No quería terminar con colágeno o lo que sea que utilizara hasta en mis lentes de contacto que debía utilizarlos aunque no quería.

- Pondré algo de crema hidratante antes de hacerte el proceso. Ayuda a que tu piel se ponga más suave y joven.- Sonriéndome, comenzó.

Una hora después, ya con ganas de salir corriendo, terminó.

- Debes tener los cuidados de siempre, recuerda.- Rodando los ojos, asentí. - Bien, nos vemos dentro de dos meses.- Saludándola, salí del consultorio.

Caminando por el pasillo, busqué a Araceli, encontrándola en el jardín junto a Ed que observaba cautivado las rosas de diferentes colores y tamaños.

- Parece que adquirió el mismo pasatiempo que la abuela.- Riendo, me lo entregó. - ¿Quieres tomar un café antes de irte?- Asintiendo, fuimos hacia Starbucks que, gracias a Dios, se encontraba a una cuadra. - ¿Lo mismo de siempre?- Preguntó, antes de que tomara asiento y acomodara a Ed que jugaba con sus peluches. - Bien, ¿y cómo te fue?

- Si por eso te refieres a que si no me clavó una de sus finas y largas agujas en mis pobres ojos, no lo hizo aunque sigo sospechando de que, cuando menos lo espere, lo hará.- Encogiéndome de hombros, esperé a que Araceli recogiera nuestros cafés.

- ¡Eres muy mala!- Exclamó, riendo.- Puedes decirme que no pero te pareces mucho a mi hermano, a él tampoco le gusta estar en manos de Ele.

- Luke y yo, aunque no lo creas somos muy parecidos. - Guiñándole un ojo, tomé un poco de mi café con leche descremada.

- No estoy hablando de Luke sino de Jace. - Escupiendo, en sentido literal mi pobre café, negué con la cabeza.

- Puedes negarlo pero...- El sonido de su celular estridente, me salvó de su repetitiva y casi aburrida conversación de por qué Jace y yo nos parecíamos. Quizás, tenía razón pero no lo iba a aceptar y menos frente a ella.

- ¿Acaso no lo puedes solucionar sola? ¿Y los guardias? - Rodando los ojos, se levantó y se alejó a una cierta distancia.

Dirigiendo mi mirada hacia Ed, sonreí al verlo demasiado interesado en lo que su tía hacía.

- Parece que la tía Araceli tiene problemas. - Besando su mejilla rosada, seguí tomando con cierta pereza mi café. Al volver ella, su semblante serio, me dio indicio de lo que iba a suceder.

Matchpoint. (Harry Styles)On viuen les histories. Descobreix ara