D I E C I N U E V E.

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-Muy bien, empecemos- dije mirándome en el espejo, hace varios días tenía la idea de hacer un cambio, como cortarme el pelo.

(...)

-Más te vale que ne hayas comprado un helado, Espinosa- dije mientras las chica terminaba de cortar mi cabello.

-Ups- escuché a mi espaldas y bufé- En mi defensa, pensé que se iba derretir.

Rodé los ojos y la peluquera dejó las tijeras a un lado.

-Ya está, espero que te guste- dijo la chica mientras me ponía el espejo frente a mi.

Miré mi reflejo con los ojos abiertos y toqué mi cabello, mientras veía lo que la chica había hecho.

¡¿Kisawea?!

Esta horrible, parezco plumero.

Una escoba con puntas rubias mal teñidas.

Muy mal teñidas

Ok, Hayley, tu si sabes llamar a la mala suerte, dos días antes del baile, y tienes el pelo hecho un desastre.

-Umh, si... Gracias- dije sonriendole falsamente y la chica asintió mientras Matt le pasaba el dinero.

Tomé mi chaqueta y salí rápidamente del local.

Matt venía tras de mí con paso apurado.

-¡Mira como me dejó!- me voltee alterada mirándolo, parecía loca.

-Wow- Matt me observó más tiempo- estoy seguro de que adentro se veía mejor.

Me puse la chaqueta, menos mal que esta tenía gorro porque si no habría tenido que amarrarme la chaqueta a la cabeza.

-No podría ser peor. -dije suspirando.

Matt sólo me rodeó con un brazo para acercarme hacia él, debo decir que casi me sacaba una cabeza de altura y hacía que la mía casi encajara en su cuello.

Sólo apoyé mi cabeza en su hombro y nos fuimos en silencio hasta llegar al lugar en donde Matt había estacionado el auto. Caminamos así como por media manzana y no era tan cómodo ya que iba apoyando mi cabezota en el hombro delgado y huesudo de Matt. Y sin mencionar de que íbamos en silencio, creo que se siente mal porque fue su idea de que yo me hiciera este look tan... tan...

¿Feo?

No.

¿De circo de fenómenos?

No.

¿Como si te hubieras electrocutado?

No...

¿Como si hubieras metido el pelo en la juguera de tu madre?

Iba a decir que se...

¿Como si hubieras tenido una noche apasionada y a Nash se le pasó la mano?

¡Definitivamente no, imbécil!

Iba a decir... eh...

Ya no me acuerdo.

Maldito subconsciente.

En fin, seguimos caminando un poco más cuando Matt se detuvo, y por instinto saqué mi cabeza de su hombro.

Matt me miró con cara de emoción.

-¿Por qué no vamos por un helado?- apuntó hacia la tienda al otro lado de la calle. Era una tienda sencilla y esperaba que nadie reconociera a Matt ahí adentro.

-¿Por qué no?- lo miré y sonreí.

Y para variar, Matt sonrió.

Tuve que afirmarme con una mano la capucha de la chaqueta porque me tomó de la otra antes de que me diera cuenta, y me jaló hasta la tienda como si fuera un niño pequeño.

My lovely Idiots |Magcon boys|Where stories live. Discover now