Prólogo

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Inhalo profundamente el aire frío que inunda el ambiente, cómo hago cada mañana antes de emprender mi marcha a la sede del periódico New Age, doy un vistazo a mi ropa y me aseguró de estar presentable, no para causar buena impresión en mi trabajo, sino para que ella pueda mirarme con esos ojos indescifrables y así intentar una vez más lograr una sonrisa; sé que en alguna oportunidad podré acercarme nuevamente y simplemente saludar, o eso es lo que quiero creer, llevo diciendo esto todos los días desde que pasó aquello entre nosotras hace dos meses, pero corren los días, semanas y sigo siendo una cobarde ante su majestuosa presencia.
Algo vibra en mi bolsillo, rebuscó con fastidio y ahí está, mi teléfono móvil con su fotografía
Hola
¿Sabes que horas son?
¡Vaya! Vamos mejorando Kristoff, ahora ni saludas

No estoy para bromas, tenías que estar aquí hace media hora

Me retrase, lo siento- a veces me pregunto cómo es que soporto a este idiota como mi jefe-
¿Me estás oyendo?
Si... voy en camino
No lo dejó concluir y doy por finalizada la llamada, Kristoff Bjorman es mi jefe desde hace un año, y honestamente no entiendo cómo he soportado todo este tiempo a su lado, pero esa es otra historia; aceleró más el paso porque sé que justo en tres minutos la veré, trató de mantener mi sonrisa y mi vista fija al frente, no quiero perder detalle de la persona que cada día me da energías, apresuró más el paso y unos metros más allá puedo verla descender del auto, sus largas y pálidas piernas sobresalen en aquella falda ajustada gris que hoy lleva; cierra la puerta del copiloto y se despide como cada mañana de él, el auto se pone en marcha y siento que pierdo el aire cuando la observó mirando en mi dirección, es tan hermosa, su cabello tan rubio que da la sensación de ser blanco, sus delicadas facciones que le otorgan un perfecto rostro, pero lo que más me paraliza son sus preciosos ojos, son como dos zafiros incrustados en aquellas lindas órbitas, ha quedado quieta en su posición sin dejar de verme, pensará que soy una osada, y no me extrañaría si un día en vez de acercase y volver a hablarme, más bien me denuncia con la policía por hacer esto cada mañana: mirarla desde la distancia y admirarla.
La sigo milimétricamente y tras un último vistazo que me da, se gira y con un andar tan elegante como si de una modelo se tratara, ingresa a aquel lujoso edificio dejándome una vez más con anhelos reprimidos.
Apenas niego con mi cabeza y continuo mi camino -Otro día será- balbuceo como si ella me pudiera escuchar, a veces no sé que tengo en la cabeza, una mujer como ella jamás me tomaría en serio, no a una tonta como yo, o quizás si tuviera un hada madrina como la de Blanca nieves, sería otra cosa, pero eso sólo existe en los cuentos de Disney, no en la realidad, no en la mía, soy simplemente Anna Summers, la fotógrafa, la chica del cabello rojo, la acosadora de la acera de enfrente, y está es mi historia.

Nieve y FuegoWhere stories live. Discover now