4 años después
Aunque era pleno invierno y la nieve caía como si el cielo tuviera una almohada rota, el sol se había emperrado en brillar durante el día con una intensidad digna de verano frustrado. La capa de nieve que cubría el techo, gruesa como una manta de algodón recién lavada, comenzaba a derretirse, convirtiéndose en agua que chorreaba traviesa por los aleros. Si nadie la controlaba, acababa en afilados carámbanos, listos para hacer de la casa un escenario de película de terror navideña.
Jimin, ajeno a cualquier preocupación arquitectónica, se entretenía rompiendo carámbanos con la punta de una escoba, como si estuviera jugando a ser un guerrero medieval. Sabía que de todos modos, con la noche, volvería a nevar. Porque el invierno era testarudo, como Seokjin cuando algo no le gustaba.
El patio, recién despejado y orgullosamente limpio, volvía a estar cubierto por una alfombra blanca. Y allí estaban ellos, tres pequeñas figuras revoloteando entre la nieve como niños grandes: Yoongi, Namjoon y Seokjin.
—¡No, idiota! —gritó Seokjin, con tono dramático—. ¿Alguna vez viste un muñeco de nieve que fuera tan largo como una serpiente? ¡Tiene que ser redondo para ser bonito!
—Tiene razón —asintió Namjoon, mientras moldeaba pacientemente patitos de nieve como si estuviera horneando galletas invernales.
—¡Pero lo hice rodar y se fue hacia el lado! —protestó Yoongi, ofendido por la falta de aprecio artístico.
—¿Por qué no lo vuelven hacer desde cero? —sugirió Namjoon, con esa sabiduría de líder cansado pero esperanzado.
Seokjin y Yoongi llevaban un buen rato empujando bolas de nieve más grandes que ellos mismos. Las amasaban con sus propias manos como si fueran chefs pasteleros. Pero, por falta de técnica (o exceso de entusiasmo), las bolas crecían hacia los lados, achatadas como galletas derretidas. Al final, ni rodaban.
Un momento después. Sentado sobre el suelo de madera, Jimin observaba el desastre con expresión entre divertida y resignada. Chasqueó la lengua, se ajustó la chaqueta de algodón y se deslizó con elegancia forzada en sus zapatillas. Justo en ese momento, Jungkook, que estaba a su lado, fumando un cigarrillo, lo sujetó suavemente de la muñeca.
—¿A dónde vas?
—A ayudarlos. Si siguen así, van a construir una escultura abstracta y no un muñeco de nieve.
—Déjalos que se congelen. Quédate aquí —refunfuñó Jungkook, todavía aferrado a su muñeca como si el invierno pudiera robárselo.
—Solo será un momento.
Con cara de cachorro desconfiado, Jungkook lo soltó a regañadientes. Jimin bajó el escalón y caminó hacia los otros tres, con el paso solemne de un héroe que se sacrifica por la estética. Sin decir mucho, golpeó con la palma de la mano la bola deforme que Yoongi había estado mimando.
—¡¡Chim!! —chilló Seokjin—. ¡¿Qué estás haciendo?!
Yoongi quedó petrificado. Su obra, arruinada. Pero Jimin, con los ojos en blanco y el alma pedagógica al cien por ciento, tomó la bola de nieve y la empezó a girar con maestría.
—¿Nadie aquí sabe hacer bolas de nieve? Si la giras así —explicó—, crece en círculo. Pero si solo la empujan, se estira como si fuera una tortilla.
Y con esa revelación revolucionaria, las bolas empezaron a tomar forma. Redondas. Hermosas. Dignas de foto.
—Ey... Jimin, eres muy bueno en esto —exclamó Namjoon, impresionado.
Jimin sonrió, recordando días pasados, cuando caía la nieve y estaba encerrado en la casa de juego. Hacía muñecos de nieve agachado en la puerta de atrás donde apilaban la basura… Siempre terminaba enfermo después de eso.
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ALL FOR YOU ( KOOKMIN) 💜
RandomLas segundas oportunidades existen, y el amor es la base del perdon. Ambientada en el año 1955 Jungkook es el jefe de la mafia más grande de Busan, la cual fue heredada por su padre. Creció en un mundo donde la traición se paga con muerte y la famil...
