Las calles de Seúl seguían cubiertas por un manto de nieve que el invierno, testarudo, se negaba a dejar atrás. Jimin avanzaba con pasos decididos, aferrado a la mano de Jungkook. Habían dejado el auto en un aparcamiento para caminar un poco y respirar el aire helado. Bueno, al menos Jimin lo disfrutaba... porque Jungkook parecía más bien una cebolla: envuelto en capas y capas de abrigo.
Era su primera cita. Jungkook le había prometido cine y luego cena. Caminaban juntos, hombro con hombro, con una sonrisa compartida dibujada en los labios. Y de pronto, al otro lado de la calle, un letrero colorido de una heladería atrapó la mirada de Jimin como si fuera un secreto solo para él.
Sus ojos brillaron como zafiros bajo la luz del invierno. Antes de que Jungkook pudiera siquiera reaccionar, Jimin apretó su mano y lo arrastró hacia el local, riendo con esa emoción que nace en el pecho y estalla en los ojos.
A pesar del frío, la heladería estaba llena. Jimin se quedó embobado frente a los pósters con todas las variedades de helado. Todo parecía tan delicioso que no sabía por cuál decidirse. Jungkook, a su lado, sonreía al verlo así.
—¿Cuál quieres? —preguntó con ternura.
Jimin alzó la mano y, con su pequeño dedo índice, señaló uno.
—Ese —dijo con una sonrisa traviesa. Era una taza rebosante de helado, decorado con fresas picadas y sirope de chocolate.
—Wow —murmuró Jungkook, impresionado por el tamaño del postre—. Está bien. Espérame ahí —añadió, señalando una mesa cercana.
Jimin asintió y fue a sentarse. Minutos después, un empleado apareció con la taza rebosante de colores y dulzura. Jimin la recibió con una sonrisa radiante. Jungkook se rio mientras alisaba suavemente su cabello desordenado. En su otra mano, sostenía un café caliente.
Salieron nuevamente, caminando sin prisa. Jungkook no dejaba de mirar a Jimin. Bajo la luz suave del sol, con su chaqueta beige, su suéter negro de cuello alto y sus botas oscuras, parecía sacado de una escena que no se podía olvidar. Sonreía mientras comía su helado, y sus ojos brillaban con tanta intensidad que Jungkook no pudo evitar pensar: bonito, hermoso, precioso.
Se sentía embriagado por la presencia de Jimin. Lo miraba con devoción mientras bebía su café, hasta que la voz suave de él lo trajo de vuelta.
—Jungkook…
—¿Sí? —respondió enseguida, como si hubiese estado esperando ese llamado.
Jimin lamió el borde del helado que se deslizaba por la comisura de su boca y preguntó con curiosidad:
—Quiero que me cuentes de ti… ¿Qué te gusta?
—¿Eh? ¿Qué me gusta? —repitió Jungkook, un poco desconcertado.
—Sí. A mí me gusta el helado. Cuidarte. El chocolate. Las fresas. Cultivar plantas en el jardín. Los postres, sobre todo los de mi tío. Los reajustes salariales. El aire acondicionado. Ese tipo de cosas… ¿y tú?
Jungkook parpadeó lentamente. “¿Qué te gusta?” Era una pregunta sencilla, pero nadie se la había hecho nunca así. No tenía una respuesta inmediata. Si le hubiesen preguntado sobre finanzas, podría haber respondido con soltura… pero esto era diferente.
Bebió un sorbo de café, dejando que el amargor le ayudara a pensar.
—Solo sé que… me gustas tú —dijo finalmente, mirándolo con una dulzura que casi dolía.
Jimin negó con la cabeza, como quien no se conforma.
—Eso ya lo sé. Pero debe haber algo más… —insistió—. ¿Te gusta el Rolex? ¿Quieres que te compre uno?
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ALL FOR YOU ( KOOKMIN) 💜
RandomLas segundas oportunidades existen, y el amor es la base del perdon. Ambientada en el año 1955 Jungkook es el jefe de la mafia más grande de Busan, la cual fue heredada por su padre. Creció en un mundo donde la traición se paga con muerte y la famil...
