스물여섯

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JAULA SIN BARROTES

Era difícil no hacer nada. Para Jimin, aquello se convirtió en una experiencia extraña e inquietante. Después del accidente automovilístico, había pasado toda su vida buscando el confinamiento voluntario. Se aisló tanto que, cuando salió de la casa de juego, el sol que vio aquel día fue el primero en años.

Sin embargo, ahora, encerrado en esa habitación, sentía que su espíritu se desmoronaba minuto a minuto. La habitación de Jungkook era espaciosa, pero se sentía demasiado pequeña para ser considerada un mundo.

Ni siquiera pensó en comer ese día, a pesar de que era lo único que solía hacer. No tenía hambre. Se sentía vacío por dentro. No era solo una sensación pasajera al llegar la hora de comer, sino un vacío real, como si en su estómago no hubiera nada, como si no existiera un corazón que lo hiciera sentir vivo ni un cuerpo que reclamara alimento o agua. No sentía hambre ni sed.

Al final, dejó la mesa intacta. El sirviente que llevó la comida ladeó la cabeza con desconcierto, pero no preguntó nada. Jimin se sentó con las rodillas dobladas bajo el sofá y fijó la mirada en un cuadro que colgaba en la pared: una imagen de olas azules arremolinándose con violencia. Pasó el día entero observándolo.

Nunca había visto el mar en persona, pero siempre se había preguntado cómo sería. ¿Sería tan vasto como imaginaba? ¿Tan azul como en los cuadros o, por el contrario, terriblemente negro? ¿Las olas rugirían como un tigre enfurecido o reinaría un silencio tan absoluto que podría escuchar su propia respiración?

Lentamente, giró la cabeza. Su mirada se detuvo en el estudio de Jungkook, o más precisamente, en su escritorio. Dentro de un cajón negro, tuvo la extraña sensación de que algo redondo y blanco brillaba en su interior, como si lo estuviera llamando.

Se levantó lentamente, y tambaleándose caminó directamente hacia el estudio.

Jungkook estaba en su oficina cuando el teléfono sobre su escritorio comenzó a sonar. Descolgó el auricular y esperó en silencio. Era una costumbre. Siempre era la misma llamada.

—Jefe… El chico no ha comido. Ni un solo bocado hoy. Ni siquiera tocó la cuchara. Solo se queda ahí, mirando la pared… Está pálido, parece un fantasma. Apenas lo vi unos segundos, pero… algo no está bien. Creo que debería venir y verlo por usted mismo.

El corazón de Jungkook se hundió ante el informe. Su mente se llenó de preguntas. ¿Por qué Jimin había dejado de comer? Siempre había sido alguien que valoraba la comida. Incluso encerrado en su habitación, nunca se había saltado una comida.

Decidió volver a casa antes de lo habitual. Durante todo el camino, su mente no dejó de correr. ¿Le dolía algo? ¿Se sentía enfermo? Tal vez estaba deprimido por estar encerrado durante casi un mes. Y al final, sin darse cuenta, se encontró culpándose a sí mismo. ¿Había sido demasiado duro con él?

Cuando llegó a la mansión, se dirigió a la habitación con pasos apresurados. En una de sus manos llevaba una bolsa blanca con yakgwa, el dulce favorito de Jimin. Pensó que, aunque no tuviera hambre, tal vez aceptaría comer un bocadillo.

Pero al abrir la puerta, su estómago se encogió.

¿Jimin?

La habitación estaba vacía.

El sofá, donde siempre solía estar, estaba desocupado. Jungkook frunció el ceño y se dirigió al baño. También vacío. Un escalofrío le recorrió la espalda.

Por un instante, imaginó lo peor. Sintió la corbata apretándole el cuello y la aflojó con torpeza. Su pecho subía y bajaba con dificultad.

Jimin había desaparecido.

ALL FOR YOU  ( KOOKMIN) 💜Where stories live. Discover now