El coche se detuvo frente a un hanok que más bien parecía un palacio. Jimin frunció los labios en una mueca de decepción. Cuando oyó que volvería a casa, imaginó que iría a ese edificio moderno y altísimo que había visto tantas veces por la ventana de la habitación de hospital. Pero no… otra vez era un hanok. Otro más. Suspiró resignado.
Yejin entró en la casa con sus tacones resonando con elegancia sobre el suelo. Jimin la siguió, sin cuestionarse nada. Pero en cuanto cruzó el umbral, toda su decepción se evaporó de golpe.
Por fuera, parecía una casa tradicional coreana, pero el interior era otra historia. Entre todos los hanoks que conocía, el más impresionante hasta ahora había sido la casa de Jungkook. Pero esta… esta era de otro nivel. Amplia, luminosa, lujosa. Se sentía como si hubiese entrado en el mismísimo palacio del Rey Dragón.
Atravesaron el tranquilo patio, y al cruzar la entrada principal, en lugar del habitual piso de madera, un reluciente suelo de mármol se extendía bajo sus pies. Jimin se cambió los zapatos allí, y siguió por un largo pasillo decorado con pinturas más grandes que él mismo, cerámicas y lámparas de aspecto casi mágico. Al final, una sala de estar del tamaño de un parque infantil lo dejó boquiabierto. Un sofá gigantesco —donde fácilmente podían tumbarse quince personas— ocupaba el centro, rodeado de lámparas colgantes en forma de globo y una ventana panorámica que ofrecía una vista magnífica y completa de un extenso jardín.
Había tantos objetos extraños, que Jimin ni siquiera podía imaginar para qué servían. Miraba alrededor, con curiosidad y asombro. ¿De verdad esta es mi casa? ¿Vivo aqui? ¿Acaso soy un noble? ¿Uno de alto rango? ¿Hijo de una familia poderosa? Dejó que la imaginación lo envolviera hasta que Yejin lo trajo de vuelta
—Hijo —dijo mientras se quitaba la chaqueta—. Necesitas comer. Luego giró la cabeza hacia Jungkook. —Jungkook, ve tú también. Y puedes ir a descansar.
— Si, gracias. —asintió Jungkook, tomando las maletas de Jimin para llevarlas a alguna parte.
Jimin frunció el ceño al verlo. Jungkook parecía demasiado cómodo en aquella casa. Ya no era "Secretario Jeon", ahora simplemente "Jungkook". ¿Acaso era parte de la familia?
—¡No quiero! —exclamó Jimin con voz urgente.
Yejin lo miró confundida.
—¿Qué no quieres? ¿Comer?
—¡No! ¡No quiero que el Secretario Jeon duerma aquí! ¡Ni siquiera que coma!
Estaba molesto. Necesitaba mantener distancia. No sabía dónde estaba ni qué había pasado exactamente, pero de algo estaba seguro: nada bueno podía salir de estar cerca de Jungkook. Con él, siempre había lágrimas, dolor, sufrimiento… y sangre. No pensaba repetir la historia.
Yejin se le acercó en silencio, y de pronto ¡zas!, le dio un pellizco en el brazo.
—¡Ay! —gimió Jimin, sobresaltado.
—Pensé que te habías vuelto un poco más maduro, pero sigues siendo igual de escandaloso —lo regañó Yejin, con esa mezcla de madre paciente y comandante militar.
Jungkook se acercó despacio.
—Está bien presidenta. Creo que el jefe está algo sensible… tal vez por el malestar. Dejaré su equipaje en la habitación y regresaré mañana —dijo con una sonrisa suave.
Yejin fulminó a Jimin con la mirada. Estaba cansada de verlos discutir cada vez que las cosas parecían tranquilas.
Jungkook pasó junto a Jimin, y en ese momento, algo llamó la atención del pelinegro: un olor.
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ALL FOR YOU ( KOOKMIN) 💜
RandomLas segundas oportunidades existen, y el amor es la base del perdon. Ambientada en el año 1955 Jungkook es el jefe de la mafia más grande de Busan, la cual fue heredada por su padre. Creció en un mundo donde la traición se paga con muerte y la famil...
