(28) Solo quiero quererte

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Los días pasaron, regresé a la escuela; sin duda alguna siendo la sensación, el tema del día. En realidad, no me agradaba para nada. Estaba acostumbrada a tener mi círculo de amigos, participar en todo lo que pudiese, estar en el cuadro de honor; pero no todas estas atenciones.

"Entonces, tú y Ariel, eh?" preguntaba Raiza mientras caminábamos al salón de clases luego del almuerzo.

"Sí, Ariel y yo" respondí volteando mis ojos. Mi vida ya era de conocimiento público; de veras que no podría ser artista, cantante, o alguien famoso; detestaba esto.

"Por cuanto tiempo, Daniela?" la curiosidad de Raiza era inagotable.

"Por algún tiempo ya, Raiza. De veras, no quiero hablar de esto. Han sido muchas cosas para procesar, y encima sentir los ojos de todos sobre mí..." no podía mirar a ningún lado; sé que aun tenía algunas marcas notables, pero, por favor, déjenme tranquila.

"Disculpa Daniela. No fue mi intensión. Solo curiosidad; todo este tiempo de novia con el chico más guapo que hubo en esta escuela, y aun así escondieron su relación..."

"Así es" dije sintiéndome feliz de que la maestra había entrado al salón de clases; esto me aseguraba que la conversación se detendría; por lo menos durante este tiempo.

A la salida de la escuela, me encontraba feliz. Ya me habían certificado que en un mes estaría desfilando con todos los graduandos de mi escuela. Había logrado lo que quería, a pesar de todo lo que había sucedido en este año escolar.

No solo esto me causaba felicidad, sino también, el ver el auto de mi novio frente a la escuela; este bajando inmediatamente al verme acercarme. Yo apresuré más mis pasos, encontrándome con él a mitad de camino, y quedándome sin respiración cuando este me robó un beso.

"Qué sorpresa verte aquí!" le dije sonriendo una vez terminó nuestro beso.

"No podía esperar a que llegaras a tu casa. Te extrañé toda esta semana" y tomando mi mano, me dirigió hacia el auto.

"Yo te extrañé más."

"Te puedo invitar a dar una vuelta? Hay algo que quiero hablar contigo" su rostro se tornó serio de repente.

"Sucede algo?"

"Nada malo, no te preocupes..." me respondió regalándome esa sonrisa que tanto me encantaba.

"Necesito llamar a mi casa y dejarles saber" comencé a buscar mi teléfono entre mis cosas.

"No te preocupes, ya hablé con Alexandra."

"De veras?"

"Sí. No te vendría a buscar y te llevaría sin permiso luego de todo lo que sucedió" luego de encender el auto, Ariel tomó mi mano y comenzó a manejar.

El camino fue agradable, ambos en silencio, escuchando la música que tocaban en la radio. En realidad, no necesitábamos palabras, solo el sentir su mano en la mía, me hacía sentir amada. Esto sin contar el apoyo incondicional que he tenido de este hombre durante todas mis sesiones con el sicólogo.

"Llegamos..." me dijo mientras el motor del auto dejaba de tener vida, y abría la puerta para salir.

Era el mismo lugar donde Itzel una vez intentó quitarse la vida. Y aun cuando este lugar me traía este horrible recuerdo; disfrutaba estar allí, porque en realidad, era hermoso.

"Me concede el honor de caminar un rato a mi lado?" preguntó Ariel abriendo la puerta para que saliera y ofreciéndome su mano; la que tomé inmediatamente sin pensarlo.

Si tú me lo pidesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora