(8) Cruzar tus recuerdos toditos mis días

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Una vez salí de la ducha, me vestí y llegue hasta Javier, quien estaba en el teléfono.  Al verme llegar, inmediatamente terminó con la llamada y caminó hacia mí, envolviéndome en sus brazos y besando mis labios.

“Hermosa, me surgió un inconveniente y tengo que salir.  Así que recoge tus cosas y te dejó en el mismo lugar donde te recogí.  No hay problema con esto?”

“No, ninguno.”

“Te llamo tan pronto termine con lo que tengo que hacer, de acuerdo?”

“Seguro” le respondí con mi rostro lleno de felicidad.  Disfruté estar en los brazos de ese hombre, y ansiaba que llegara el momento de poder estar nuevamente en ellos.

Al llegar a mi casa, mi mamá estaba sentada en la cocina, leyendo el periódico.  Me sentí mal por un instante; siempre me había escapado para salir con mis amigas, o para ver a algún chico que me gustaba, esta vez era diferente.  Esta vez sentí que llegué como una mujer en realidad; había perdido lo que siempre me dijeron cuidar, y me preguntaba todavía si había hecho lo correcto.  Pienso que fui demasiado de prisa.

“Y papá?” le pregunté a mi mamá mientras besaba su mejilla y me sentaba a su lado.

“Surgió algo de emergencia en la universidad, ya sabes” me respondió mi mamá sonriendo.

“Cómo puedes?”

“Cómo puedo, qué, mi vida?”

“Seguir siendo tan hermosa, tan buena, y soportar ese trabajo de papá…”

“Gracias por lo que me toca, mi vida.  En cuanto al trabajo de tu papá…a veces es algo difícil, pero amo a ese hombre.  Nunca dudé en eso, y el amor lo puede todo…”

“Amaste alguna vez a Fernando?” la curiosidad me atacó en ese momento.

“No, mi vida.  Tal vez eres algo joven para que te cuente estas cosas; pero nunca amé a Fernando…”

“Fue tu primero?” luego de que hice la pregunta, deseé golpearme.  Qué hacía preguntándole cosas así a mi mamá? 

“A qué debo estas preguntas?” cuestionó ella algo extrañada.

“No sé…solo curiosidad…”

“Sí, mi vida.  Tenía dieciocho años para ese entonces.  Cometimos un error y el resultado fue Ariana.  No me arrepentiré jamás de eso; adoro a tu hermana al igual que ustedes.  Pero si hubiese tenido la madurez que tengo ahora, me hubiese dado más tiempo… Ser madre joven requiere muchos sacrificios.”

“Entonces te arrepientes?”

“No…no me puedo arrepentir de nada.  Las cosas que vivimos, buenas o malas, nos hacen crecer y madurar.  Tuve la dicha de que Fernando nunca me abandonó aun cuando no estábamos juntos.  Ha sido un gran padre para tu hermana, y tuve la dicha de conocer el amor con tu papá.”

“Aun cuando estuvieron años separados?”

“Suceden muchas cosas que no podemos explicarnos, Dany.  Ese tiempo nos vino muy bien; porque a pesar de todas las lágrimas y problemas que surgieron en este tiempo, nuestro amor se hizo más fuerte.”

“Quisiera vivir un cuento como el que tú has vivido…”

“Vivirás muchas cosas mejores que yo.  Ya lo verás.  Eres joven, no pienses aun en eso.  Disfruta con tus amigos, con tu familia… Te puedo hacer una pregunta ahora yo?” preguntó mi mamá mirando fijamente a los ojos.

“La que quieras…” respondí, pero aun no sé porqué me preocupaba lo que estaba por preguntar.

“Por qué no intentas arreglar las cosas con Ariel?”

Si tú me lo pidesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora