"¿Para que vivimos, Yoongi?"
En un mundo devastado, destruido e inservible, sobrevivir era una tarea difícil.
Una realidad terrorífica y silenciosa de enormes gigantes con los ojos huecos que acechaban, parecía un futuro sin posibilidades.
Min Yoong...
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-La lluvia ha dado una buena cosecha esta vez...
Yoongi asintió, mientras secaba las pequeñas semillas con papel, listas para guardar y etiquetar luego.
-Hay que cocinar en grande esta noche, hasta reventar-Jimin se acercaba a darle una pequeña mano, después de todo, tampoco es como si tuvieran mucho por hacer.
Ya cuatros años desde que llegaron a ese refugio, habían estabilizado la casa, aprendido a cosechar, podado miles y miles de veces el pasto, recogiendo frutas, incluso conservandolas para pasar el invierno.
La compota era muy deliciosa y tan fácil como acceder a sus envases después de un verano de duro trabajo. Las épocas de frío y nevada se reducían a solo observar la nieve, jugar con ella de vez en cuando y hacer fogatas.
La base militar se había marchado de la zona hace ya tres años atrás, después de despejar todo el lugar y sus alrededores.
Yoongi a veces extrañaba mirar al horizonte y ver aquellos pequeños destellos de fogatas, saber que no estaban solos. Pero como todo lo bueno, tuvo que acabarse.
-Quiero aprender a tejer-Eso, tan de pronto, hizo que el pálido se volteé a su pareja-Sería bueno tener más pasatiempos, podría crear abrigos que te gusten... ¿Qué te parece?.
-También estuve pensando en que ya es hora de tener nuevos pasatiempos-Yoongi, una vez acabó, sacudió sus manos y se recostó en los muslos ajenos, cerrando los parpados-A la próxima expedición en la ciudad, busquemos revistas. Ya me leí todas las que tenemos.
Jimin se giró hacia la pila de libros tan grande que se acumulaban en una esquina. Su novio adoraba leer, aunque él no tenía tanto interés que digamos, al menos, no a su nivel-Yo ni siquiera he logrado leer la mitad.
-Hay que nutrirse de conocimiento, cosa que yo sí hago-El castaño soltó una risita tonta ante esa respuesta, mirando hacia abajo a ese bonito rostro relajado, acunando las mejillas pálidas ajenas-Aunque tú eres más de manualidades y dibujar...
-Es lindo cuando dibujo mientras me lees.
Yoongi extendió una débil sonrisa en sus labios.
Que se acabó en cuanto oyeron el chasquido de una rama romperse.
Los dos se observaron en completo silencio, Yoongi no dudo en tomar un fierro no a muchos centímetros lejos mientras que Jimin, un arma que habían encontrado en la ciudad en una de sus muchas expediciones.
Después de tantos años conviviendo juntos, un diminuto gesto era lo único necesario para comunicarse perfectamente, justo como ahora. El pálido se acomodó a un costado de la puerta de su hogar, al igual que su pareja.
La manija fue lentamente abierta desde afuera. Jimin quedó escondido tras la puerta en cuanto se abrió, mientras Yoongi hizo su movimiento.
El hombre corpulento y alto ni siquiera tuvo tiempo en fijarse en su costado, así que, de un fuerte salto en la espalda del desconocido, presionó el fierro contra su cuello, haciendo que el arma que llevaba en manos caiga al instante.