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Llegar a la casa de mis padres había sido un verdadero reto

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Llegar a la casa de mis padres había sido un verdadero reto. Comenzando porque había dejado el vestido que usaría para la ocasión, haciéndome que buscara otro atuendo para este día. Después mi secador de pelo decidió no encender y tuve que dejar que mi pelo se secara al aire libre. Y si eso no era lo peor mi auto decidió no arrancar, William se ofreció a llevarlo al taller en lo que Kenneth me iba a dejar a la casa de mis padres.

"Mis padres me van a matar" le digo mientras me a través del retrovisor.

"Creo que a ningún padre le gusta que sus hijos lleguen tarde a una reunión, Srta. Hall" ríe y vuelve a ver el camino "Pero estoy seguro que la aman lo suficiente como para no hacerlo" La que ríe esta vez soy yo y asiento.

"¿Tienes hijos, Kenneth?" le pregunto mientras veo cómo llegamos poco a poco a la calle de mis padres.

"Si" dice sonriente "Tengo dos"

"¿Sí? ¿Cómo se llaman?" le pregunto, comenzando a tomar mis cosas.

"El mayor se llama Emilio, por mi padre y la pequeña se llama Kuma"

"¿Cómo la estrella?" Pregunto, recordando acerca que leí de esa estrella, una de las más cautivantes en mi libro de astronomía.

"Como la estrella" me afirma, mientras aparca el auto en la entrada de la casa de mis padres.

"Gracias por traerme, Kenneth" le digo abriendo la puerta de atrás.

"Permítame por favor" me dice mientras se baja corriendo del auto y abre la puerta para mí. Le agradezco con la mirada mientras plancho mi vestido, quería lucir presentable para mis papas. Tomo mi bolso en la mano, y camino hacia la puerta. Mi corazón se acelera, porque sé que están molestos y me asusta más la idea que en algún punto tenga que incluir a William en la conversación.

Tomo un rápido respiro y abro la puerta lentamente. Cuando pongo un pie en la entrada, se escucha como la madera reacciona ante mi presencia:

"¿Mama?" pregunto cerrando la puerta detrás de mí.

"En la cocina querida" dejo mis cosas en la pequeña mesa recibidora y camino hacia la habitación.

"Corazón, puedes pasarme el jengibre" Me dice mi madre, la cual esta preparando un pollo para el almuerzo, o eso me decía mi sentido del olfato. Asiento y tomo el pequeño envase en mis manos. Camino hacia ella y le doy el artefacto "Olive" me da una pequeña sonrisa y me atrae hacia ella. Le sonrío y le devuelvo el gesto "Te he extrañado mucho, casi siento como si no tuviera hijos"

"No seas exagerada madre, sabes que nunca falto a este tipo de reuniones" le digo mientras tomo asiento en uno de los bancos.

"Sí, pero no me gusta que faltes pequeña, la casa no es lo mismo sin ti" su atención regresa al platillo que estaba cocinando y tomo este momento para apreciar a mi madre. Su cabello que usualmente caía en su espalda, está recogido en una coleta, la gabacha cubría su atuendo, pero sabía que debajo de esta estaba vestida de forma muy formal. Mi madre siempre fue así, una dama en la mera esencia.

De todo menos AmorWhere stories live. Discover now