Capítulo 1: Mal día

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El de la imagen es Diego

Todos alguna vez han tenido un mal día ya sea porque se pelearon con su novio, o simplemente porque llovió y te empapaste todo, pues este es mi más horrible día ¿Por qué? Se preguntaran pues simple todo me salió mal. Desde que salí de mi casa alrededor de las ocho y media hacia el instituto el día había comenzado mal, primero me caí de la cama y luego mi madre se fue sin dejarme desayuno, es decir que me estaba muriendo de hambre, al ver la entrada al instituto el diablo se izó presente bueno no el diablo pero es alguien tan terrorífico como él.

Si ahí parado con sus amigotes se encontraba Diego Duran el brabucón del instituto y bueno mi pareja destinada, a cierto casi se me olvidaba mi nombre es Sam y pues soy un hombre lobo, se preguntaran los hombres lobos existes, pues claro que existe si no que hago yo aquí, pues bien ahora la pregunta del millón porque me escondo del, no crean que es porque me molesta, más bien le soy totalmente invisible, y eso me agrada como decirlo desde pequeño siempre he querido he soñado ser como una bestia que consigue a una hermosa princesa y terminan juntos y felices, la cosa es que si el me descubre hay casi que un noventa por ciento que me quiera dar contra el muro y señoras y señores la idea me parece totalmente desagradable, soy un hombre y más que eso soy un macho, aunque mi naturaleza sea pasiva luchare contra la injusticia de ser catalogado como sumiso.

Bien parece que ya se está yendo es mi oportunidad para entrar, bien paso por paso me acerco cuidando todo a mi alrededor si lo sé, porque no entro de una puñetera vez si ya Diego se fue, pues bien hay otra persona de quien debo esconderme y si ese es Marcos Kent el chico más popular y mujeriego del instituto y por mala suerte también mi pareja predestinada, es algo incómodo y la verdad este no es el momento para explicar porque tengo dos parejas el punto es que ninguno de los dos es buena opción, y pues por lo menos si uno fuera no es un pasivo pero nooo los dos tienen que ser alfas y pues por lo que he vistos se odian, bueno luego de caminar y no ver a ninguno de los dos entre al salón, que por cierto llegue tarde pero por suerte me dejaron entrar.

- Otra vez escondiéndote- dijo burlesco Daniel es mi mejor amigo y pues aunque no lo crean él también es un Alfa aunque a veces me hace dudar, porque el sí y yo no la vida no es justa.

- Cállate idiota- susurre bajo mientras prestaba atención a la clase o bueno eso intente, si no fuera sido porque desperté a mi lobo hace tres años atrás ahorita podría tener una vida normal.

Con eso en mente me quede dormido, la verdad nunca me quedo despierto en clases y es que últimamente me he sentido muy agotado y sin energía, mi madre me dice que es porque necesito estar cerca de mi pareja, pero soy tan terco que me niego a aceptarlo, aunque la idea de tener sexo casual con ellos no me desagrada siempre y cuando yo sea el de arriba, aun que dudo que lo vean como una opción, por supuesto que no se lo he preguntado acaso ustedes creen que ellos acepten pues NO, y lo sé por instinto.

- Despierta- me grito Daniel al oído, haciéndome saltar asustado pero que se creía el muy idiota, este se rio y yo lo mire con molestia buscando con la vista a los demás- ya salieron a la cafetería ten el examen de matemáticas que hicimos la semana pasada- dijo entregándome la hoja, mierda aplacé el examen.

- Joder mi madre me va a matar- gruñí mirando con rencor la hoja, acaso no había un método más simple para poder aprenderse las cosa, porque había que estudiar matemáticas acaso era tan importante esa materia.

- Vamos hombre relájate vamos a la cafetería yo te invito- dijo Daniel mientras se levantaba, lo seguí sin ánimos definitivamente hoy no era mi día- vamos no te deprimas Sam, sabes podría ser peor- me dijo reconfortante, lo que me izó sonreír tal vez mi amigo tenía razón.

Dos para unoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora