Amber Y Nelly

- NELLY - 17

¿Cómo? ¿Cómo es que después de intentar ignorarla todo el día, resultó ayudándome en la cosa más importante que tenía hoy?

- ¿Ya me dirás que tan fuerte fue su ruptura? Debió ser muy fuerte y es seria para que estés sacando todo del departamento.

Miro atenta como bajan todo del departamento.

- ¿No dirás nada? - Mia insiste.

- Dijiste que me ayudarías con silencio, ¿puedes cumplirlo? - le pido.

- Pero...

Veo como sacan la recámara.

- Te está doliendo, ¿cierto?

Siento que mi corazón duele haciendo que mis ojos lubriquen más de lo que deberían.

- Nelly, no sé qué pasó, pero si era lo mejor, sigue adelante - Mia sigue hablando.

- Claro, yo...

Mi celular comienza a sonar, así que respondo.

- ¿Daney?

- ¿Dónde estás?

- Estoy arreglando algo y...

- Necesito que me ayudes, por favor.

- ¿Eh? ¿Qué pasó?

- Es un caso, pero necesito que me ayudes con algo.

- Bien, ¿a dónde te veo?

- Te mandaré la ubicación, trata de no tardar.

- Ok... - cuelgo la llamada y busco con la mirada a la pelirroja, que aparece de repente frente a mí - Mia.

- Daney necesita que hagas algo - sonríe de oreja a oreja - Ve, yo te cubro aquí, pero, quiero algo a cambio.

- ¿Qué? No dijiste que este era el pago por ayudarte yo a ti.

- Cambie de opinión - se alza de hombros.

- Bien... dime, qué quieres.

- Quiero cenar, en el restaurante que tienen de comida italiana. Intenté ir hoy con mi mamá y no hay espacio.

- ¿Cuál?

- Al que Daney le gusta ir, ¿si recuerdas? Hemos comido ahí con ella.

Sé cuál.

- Ah... Bien, encontraré lugar para ti.

- No, para ambas y para mi mamá.

- Bien... Cenar las tres de nuevo - asiento - Te avisaré, pero es seguro.

- Genial - sonríe - Ahora ve a ver a Daney o te va a arrancar la cabeza.

- Sí, me voy. Te encargo, ya soñó falta que Bajen lo de la cocina y algunas otras cosas, solo debes cerrar cuando se vaya y listo, ellos ya tienen la dirección.

- Sí, sí, ya sé, vete - me empuja - Déjame esto.

Me voy sabiendo que ni es tan buena idea, pero que quedarme me haría ponerme más sensible de lo que ya estoy.

No me estoy deshaciendo de cualquier cosa, es del departamento que compartí por meses con la mujer a la que amo, es el lugar donde tuve lo que pensé no tener nunca, donde se hicieron promesas, donde se cumplieron y donde se fallaron, donde nos amamos y nos odiamos.

- Dios...

No estoy perdiendo cualquier cosa, estoy perdiendo nuestro lugar especial.

Sé que tengo el poder para mantenerlo conmigo, pero, sería seguir esperando algo, aunque si lo hago, aún espero que ella haga algún otro movimiento, que insista un poco más, ¿pero eso está bien?