Amber Y Nelly

- NELLY - 14

31 años.

Meses felices que resultaron tristes.

La navidad y el año nuevo pasaron, días llenos de trabajo, pero con muy poca motivación emocional.

La mujer que amo, no pudo ni recibir mis llamadas cada vez que la quería escuchar y cuando por fin creí que podría verla más seguido, decidió viajar con su sobrina dejándome un corazón lleno de tristeza.

- Entonces déjame entender - baja su maletín - Me llamaste a esta hora, para recogerte, porque estas lo suficientemente ebria para regresar a casa.

- Sí...

- Y la razón de tu noche de tragos es porque esa mujer de la que tanto hablas, no quiere que la vayas a buscar - Daney termina la idea.

- Sí, sí, justo eso - respondo agarrando mi bolso.

- Dios, Nelly - suspira irritada - Está es la segunda noche de la semana que debo venir por ti y por la misma razón.

Aquí viene de nuevo su regaño.

- ¿Me llevarás a casa o no? - pregunto - Si me agarra tránsito será mucho peor ir por mí a...

- Sí, sí, levántate y camina, no pienso cargarte - murmura irritada.

Me levanto del sofá donde estaba sentada, siendo capaz de sentir como la tierra gira, ¿a dónde se fue la gravedad? Siento que rodaré como globo terráqueo.

- Camina - la orden de Daney llega junto a un apretón de dedos alrededor de mi brazo.

Ella me jala por el lugar hasta salir y subirme a su camioneta.

- Robert, a su casa - le ordena a su chófer.

- Sí, señora.

- Espera, ¿y mi camioneta? - cuestiono.

- Cierto - suspira - ¿No trajiste chófer hoy?

- Sí, pero le dije que se fuera, no soy una desalmada - sonrío - Por eso te llame a ti.

- Ya veo... - Daney abre la puerta de golpe.

- ¿A dónde vas? No me dejes...

Noto que Robert también sale y hacen un pequeño intercambio.

- Dale las llaves de tu camioneta a Robert - Daney ordena mientras se pone en el asiento de piloto - Y que sea rápido, él también debe ir a descansar.

- Sí...

Le doy mi bolso y me recuesto en los asientos traseros para cerrar los ojos y no marearme más.

Creo que debería dejar de beber de esa manera.

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Despierto con un dolor de cabeza sorprendente. Cada sonido que hay alrededor, aunque no hay ni uno, me molesta.

- Carajo, debo irme.

Me levanto de la cama intentando recordar como llegué a noche hasta ella, ¿Daney me metió?

- Señora - mi ama de llaves aparece haciendo una ligera reverencia.

- Dime...

- La abogada Taylor ha estado llamando, dice que va muy retrasada.

- ¿Qué dices? Yo soy la abogada Taylor.

- Hablo de la otra abogada Taylor, su prima - me aclara - Suena molesta, dijo que, si no salía ahora de su casa, mandaría a alguien por usted.

- Carajo, ya voy.

Me meto al baño y trato de ponerme presentable, aunque eso no funciona así que uso el viejo truco, ponerme gafas negras incluso en el interior.