38. Encantada de conocerte, ¿Puedes hacerme un favor?

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Cierro el libro, memorizando la página donde me quedé. Vuelvo a pasar mi mano por la portada con letras en relieve. Es preciosa, todos los colores, la ilustración, y mucho más ver el nombre del autor.

Sentía orgullo por él.

—Este chico es muy bueno —comenté.

Percy que tiene la cabeza apoyada de mi hombro desde los últimos quince minutos, se echó una risita.

—¿En serio?

—Sí, en serio. Ojalá pudiera tener su autógrafo.

—Quizá puedo hacerte ese favor.

Lo miré de reojo, parece estar muy cómodo en su posición, y aunque yo sentía un ligero dolor por el largo rato que lleva echado, no quise alejarlo.

—Me gustaría tener tu firma, Percy, de verdad —noto que se pone nervioso, y sigue siendo algo ridículamente tierno—, esto es el primer paso de tu sueño, no quiero perder esta oportunidad. ¿Quién sabe? Si un día termino en banca rota podré vender este libro y ganar algo de dinero, el autógrafo le da más valor.

Volvió a reírse y yo tuve esa sensación de ganadora, creo que jamás dejaré de sentir como un logro hacerlo reír.

—Bueno, vamos a salvarte de tu futuro decaimiento económico.

Se apartó de mi hombro para buscar en su mochila el bolígrafo más guay que he visto. Es azul, tiene un botón para una linterna que encima está tapada con un pequeño tridente dorado. No pude evitar reírme por lo bajo.

—¡Que bolígrafo tan cool! —exclamé, tomándolo—. ¿Pero quién te lo a regalado?

—Prisca en su última visita cuando fuimos al parque, lo ganó en ese juego de lanzar aros junto con uno amarillo de sirena.

Encendí la linterna, no ilumina mucho, no es más que un punto de luz que ni a un gato le llamaría la atención, pero sigue siendo cool.

—Está genial —dije devolviendoselo junto con el libro.

—Es ridículo pero fue un regalo de Prisca, y si no lo uso, ella me mata —admite, abriendo el libro en la primera pagina, la que pone el título en letra negras—. Ahora, cierra los ojos.

—¿Qué?

—Que cierres los ojos, átomo en decadencia.

Esperé que agregara algo más, una explicación más bien, pero no lo hizo, su expresión insistente me hizo resoplar rendida y cubrirme los ojos con las manos. Pasaron unos quince segundos en los que estuve a oscuras hasta que Percy habló.

—Listo, ya puedes ver.

—Gracias —murmuré, quitando las manos de mi cara, sobre mi regazo está su libro aún abierto en la página que ahora tiene algo escrito.

"Para mí medio incordio,

Gracias, átomo en decadencia

Percy."

Es tan absurda la emoción que siento porque haya incluído una dedicatoria. Pasemos de que me dijo medio incordio, sigue siendo una dedicatoria linda que estoy completamente segura me hará sonreír todas las veces que la lea.

Es lindo esto, esa sensación de que había llegado al corazón de la cebolla. Es una analogía extraña, si lo piensas bien, pero si ves más allá de su significado literal, es algo increíble que de verdad considero un gran logro. ¡El chico odioso de mi primer día en el internado me acaba de regalar una de las copias de su libro con dedicatoria incluida! ¿Qué mejor que eso?

A Través De Mis Ojos Where stories live. Discover now