21- Dulce secreto.

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Aquella joven adolescente miraba de un lado a otro, tratando de observar cualquier mínima interacción entre ambas chicas.

—Una joven hermosa como tú debe tener varios pretendientes, ¿no es así, Rarity? —Preguntó su madre con curiosidad.

—Um... algo así. —Respondió, sin dejar de mirar su plato de comida.

—¿no hay alguno que...

—Madre, creo que es hora del postre. —Interrumpió la adolescente.

—¡Ah, sí! —Recordó la mayor.

Pronto, los sirvientes del lugar retiraron los platos con la primera comida, reemplazandolos por platillos con un pastel pequeño y sencillo.

—La primera vez que comí este postre fue el Francia. —Recordó su madre.

—Sí, madre. Siempre hablas de tus viajes en Francia. —Confirmó la adolescente. —Y ustedes... ¿desde cuándo se conocen? —Preguntó dirigiéndose a su hermana mayor, la cual se tensó ante la pregunta.

—Ah... desde...

—Desde aproximadamente unos tres meses, vamos a la misma universidad. —Respondió la granjera, sonriendo.

Rarity la miró sorprendida, pues era verdad. No fue necesario mentir para una respuesta buena.

—Oh... —Musitó la más joven.

—Bueno, jovencitas. Yo necesito hablar con Rarity a solas. Sweetie, acompaña a la amiga de tú hermana al jardín. Haz que conozca el patio. —Ordenó su madre.

Sweetie sonrió, viendo una oportunidad en ello.

—Sí, madre. —Miró a la rubia. —Acompáñame.

La peliazul trataba de ver lo que planeaba su hermanita, pues su actitud le generaba sospecha, sin embargo no pudo descifrarlo.

—Me gustaría presentarte a alguien, Rarity. —Mencionó su padre. —Es alguien apuesto, encantador, de dinero y con buena familia. —Siguió. Esto hizo que su hija mayor suspirara, sabiendo lo que pasaría.

—Padre, yo... No lo sé. Quiero concentrarme en mis estudios.—Respondió.

Su padre la miró pensativo.

Suspiró. —Está bien, Rarity. De todas maneras algún día espero que se conozcan, es un buen muchacho para tí. —Dice, alentando a su hija con unas palmadas en el hombro, para después retirarse.

La peliazul volvió a suspirar, esta vez con más pesadez y menos tolerancia sobre su alrededor.

"Después de todo... siguen siendo los mismos." Pensó, con cierto pesar.

En el patio de la misma casa, se encontraban una adolescente y una universitaria conversando fluidamente, como si se conocieran desde hace meses.

—Es asombroso, no sabía que justamente eras la hermana mayor de AppleBloom. Con razón tu nombre me sonaba.

—Así es. —Respondió con seguridad.

—¿Podrías volver a contarme la historia del lodo? —Pidió, recordando la primera historia contada hace menos de quince minutos.

—Claro, terroncito. Con mucho gusto. —Volvió a responder, brindándole una sonrisa de concordancia a la menor.

Sweetie rió y después analizó visualmente a la campirada.

—¿Pasa algo? —Preguntó al notar las pequeñas risas.

—Es sólo... que creo que Rarity debe haber cambiado hasta de alma, para tener una amiga tan linda como tú. Es más, me pregunto si alguien la querrá. —Preguntó lo último intencionalmente.

—Tranquila dulzura, tú hermana por más arrogante que parezca, es una buena persona. Seguramente la quieres mucho, al igual que más personas de su alrededor. —Respondio con calma.

Sweetie volvió a sonreír ante la actitud serena y amable de la universitaria.

—Claaro. —Dijo. —¿Tú tienes algo con mi hermana?—Preguntó esta vez más insistente a que la rubia le dijera algo de información.

AppleJack no supo qué contestar, aquella actitud serena que tenía había sido cambiada por unos nervios inquietos, que eran difíciles de disimular para ella. No era realmente que la pregunta la ponga nerviosa, era el hecho de que sabía que no podría decir la verdad, pero tampoco podría mentir porque no sabía cómo hacerlo.

—Ya volví. —Dijo la peliazul, acercándose al par de chicas.

AppleJack suspiró aliviada ante la presencia de una tercera persona.

—¿Le mostraste el patio, Sweetie Belle?—Preguntó interrogativa, mirando a la adolescente.

—Ajá. —Respondió entre dientes, molesta por la interrupción.

El ambiente de había alivianado, así que las tres jóvenes siguieron observando su alrededor. Estaban en una caminata tranquila, la única que hablaba de la tres era Rarity, tratando de que crear una conversación fuera de la relación que tenía con la rubia.

—¿Y a qué hora se van? —Preguntó la más pequeña con dirección a la rubia.

—Am...

—En media hora más, tenemos cosas importantes que hacer. —Respondió su hermana mayor.

—¿"Tenemos'? —Cuestionó la adolescente con más intriga, a lo que la peliazul negó con rapidez ante su pequeño error.

—Yo tengo, Applejack probablemente tenga algo que hacer también, ¿no es así, Applejack? —Miró a la mencionada, la cual asintió con rapidez.

—¡Así es! Yo...yo tengo cosas muy importantes. —Dijo casi tartamudeando.

La adolescente estaba por decir algo más, hasta que escuchó que el reloj en su muñeca sonó.

—¿Clases de Francés, no? —Preguntó la peliazul sabiendo que tenía razón, su hermana asintió con decepción. —Pues deberías apresurarse Sweetie Belle, no creo que debas llegar tarde. —La adolescente suspiró en respuesta.

—Bien, hasta luego Rarity. —Dijo mirando a su hermana mayor. —Te cuidas, Applejack. —Dijo finalmente, para después salir casi en trote del lugar.

La peliazul la siguió con la vista, asegurándose de perdería de vista completamente.

—¿Te hizo muchas preguntas? —Preguntó con preocupación y vergüenza la peliazul, sosteniéndola de los hombros.

La rubia rió con timidez. —Así es, llegaste justo a tiempo para salvarme la cola. —Rarity rió ante su comentario.

—Sweetie es así cuando tiene curiosidad por algo. No sé por qué tiene tanta curiosidad por tí, he traído a varias amigas a casa pero nunca ha sido tan molesta. —Dijo.

Pensó un poco, luego negando con la cabeza ante sus propias ideas.

—Es mejor si no le cuento lo de nosotras, al menos por mientras. —Dijo.

La rubia asintió, no acostumbraba a relaciones a escondidas, pero comprendía la situación de Rarity y por lo que pasaría más adelante.

Y mil veces más. [RariJack]Where stories live. Discover now