16- Necesidad.

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Aquella peliarcoiris dejó un plato con pie frente a su contraria.

—Espero que lo disfrutes. —Sonrió.

—Gracias Dashie... —Dijo cabizbaja.

Aquella pálida observó a su alrededor, procesando su situación. Estaba en el departamento de aquella deportista, a punto de degustar un pie recién comprado de Sugar Cube Corner. Al lado del pie se encontraba una botella de vodka.

—¿Tomas?—Fluttershy pensó antes de responder.

—Puedo... podría probar. —Respondió, su contraria sonrió mientras servía un shot.

Fluttershy lo tragó tan rápido que se quedó su sabor por un buen rato.

—Mmh... No sé si me gustó...—Dijo en voz baja.

Rainbow rió. —Tranquila, es tú primera vez. Toma otro por si se te pasa. —Empezó a servir.

—La verdad... yo n—Vió como colocaba el vaso frente a ella. —Está bien... —Suspiró, llevándose el alcohol a su boca.

Esta vez se sacudió debido al sabor fuerte. Sintió como se mareo por unos segundos y después estabilizó su vista.

—¿Estás bien? —La más pálida asintió. —Debí darte algo más suave. Lamento eso.

—No te preocupes, en serio, me alegra que compartas tus gustos conmigo. —Sonrío amable.

Rainbow rió ante la dulzura de aquella chica. Había llevado a la más pálida con intenciones de llevarla a la a cama, sin embargo, la inocencia de aquella joven le llamaba la atención y le parecía bastante genuina.

—Tú departamento me parece muy acogedor. —Dijo la más baja.

—Gracias, linda. Y espera a que te presente a mi tortuga. —Dijo mientras se paraba de su asiento, yéndose a otra habitación.

Volvió con una manta, en la cual estaba un caparazón.

—Tanque, no te escondas. —Dijo mirando al caparazón.

De pronto una pequeña cabeza salió de aquel escondite, haciendo sonreír a la más pálida.

—Que linda tortuguita. —Decía con notora ternura. —Un gusto conocerte, Tanque.

—Vaya, esta tortuga te podría conquistar más rápido que yo. —Bromeó la peliarcoiris.

—¿Uh? —Aquella pálida la miró confundida, levemente sonrojada al pensarlo.

—Jaja... sólo bromeaba. —Apresuró a decir. —Una tortuga no podría ganarme, ni siquiera Tanque que es la tortuga más genial. —Dijo orgullosa.

—¿Te gustan los animales?—Preguntó con cierta felicidad.

—No tanto, pero Tanque es especial, la adopté de un refugio, estaba herida y pues, al final me quedé con ella. —Contó con una sonrisa. —A tí te deben encantar.

—¡Claro! De hecho soy voluntaria en varios refugios, de hecho, ahora que lo mencionas recuerdo haber recibido a una tortuga herida haces dos años en uno de ellos.

—Debió haber sido Tanque, fue en ese tiempo. —Rió. —Vaya... coincidimos bastante. Me pregunto si ya nos conocíamos antes.

Fluttershy la observa pensativa, queriendo decirle que sí, que de conocían desde antes y que desde hace mucho tiempo le gustaba a pesar de su reputación.

De pronto su cabeza se llenó de miles de pensamiento, uno tras otro. Tocaba fondo y no podía parar.
Cayó en cuenta de todo, estaba consciente del por qué estaba en ese lugar, por qué aquella peliarcoiris la había invitado. Pensó en que no quería decepcionarla, le daría lo que quería, tal vez le guste y querría verla más seguido.

Rainbow había llevado a la tortuga a otra habitación, así que la más pálida aprovechó y agarró aquel vaso con vodka que aquella peliarcoiris había preparado antes con un poco de jugo para suavizar su sabor. No lo pensó mucho y lo tomó, se sirvió por tercera vez la mezcla y la bebió nuevamente. Para su suerte estaba frío, pues así no le ardía el estómago.

—¿Fluttershy? ¿Estás bien? —Preguntó acercándose a la más pálida al ver lo que hacía. —Mierda... dime que no tomaste mucho.

–Amm... cinco, no... seis veces. Mira Rainbow Dash, así voy a gustarte más. —Dijo con un notable tono ebrio. Empezando a bajar su vestido floreado.

—Fluttershy, no tienes que hacer eso. Tomaste mucho. —Sostuvo sus manos. —Sólo detente.

—No...—Respondió casi inaudible.

—¿Con qué necesidad tomaste tanto?

—Con la necesidad de gustarte, Dashie. —Respondió desvaneciéndose, cayendo de la ebria que estaba, fue sostenida por la más alta y siendo recostada en el sillón cercano.

—Carajo...  —Maldijo en voz baja.

Llevó a su contraria hasta su habitación, mientras la acomodaba esta despertó sonriendo.

—Haz lo que quieras conmigo... te entrego todo de mí. –Decía aún ebria. —Hazme sentir amada, tócame, bésame, dime algo... por favor. —Pidió mientras terminaba de sacarse el vestido.

Rainbow Dash podía admirar mejor aquella pálida piel, podía hacerlo. Tenia todo fácil, podría devorarse a aquella pálida mujer. Podría hacer con ella lo que quisiera y no le importaría, podría tocarla, pegarle, desnudarla completamente. Pero no hizo nada de eso.

Miró aquellos llorosos ojos y dejó un suave beso en su frente.

—Ya duérmete o te dejaré en la calle así como estas. —Dijo, seguidamente aquella pálida cerró los ojos, después de todo el alcohol la había debilitado.

Con cuidado volvió a colocarle el vestido, tapándola para que no sintiera frío. Esa noche Rainbow Dash durmió en el piso, dándole prioridad a la comodidad de aquella joven ebria en su cama.

Y mil veces más. [RariJack]Where stories live. Discover now