01- ¿Quién es?

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La universitaria peliazul hizo su entrada al establecimiento como de costumbre, con una elegante caminata hacia su clase correspondiente. Claro que en el camino saludaba con una sonrisa a varios del lugar, incluso de otras facultades la conocían. Rarity era una joven muy bella y con una personalidad encantadora, sin embargo no tenía pareja y de momento tampoco quería.

Iba bastante bien, hasta que la voz de una reconocida suya la molestó nuevamente.

—¿Por qué siempre te ves tan bien, Rarity? ¿No crees que el clima es perfecto para salir a cenar hoy?—Propuso, guiñandole un ojo a la reciente mencionada.

Rarity rodó los ojos y sonrío con sarcasmo. —Disculpa, Rainbow Dash, pero si te soy sincera... —Hizo una pequeña pausa. —NO QUIERO SALIR, NI ACOSTARME CONTIGO. —Exclamó molesta, saliendo de la escena sin mirar a la más alta.

Rarity sabía bien las intenciones que tenía esa mujer con ella, lo tuvo claro desde la primera vez que le habló, pues sabía de la mala reputación de la deportiva joven. Era conocida por todas las chicas de la universidad, aunque claro, no por algo bueno.

Al llegar a su clase, rápidamente tomó sus apuntes ante cualquier explicación.

—¿Tienes algún bolígrafo? —Susurró su amiga y compañera de asiento.

La mujer de tes pálida sólo rió bajo.

—Otra vez, Sugar Belle. —Dijo entregando un bolígrafo que no utilizaba, pero que tenía de repuesto.

Ambas sonrieron y siguieron con su atención a la clase.

La clase terminó y ambas salieron juntas, se conocían desde su primer año. Rarity sentía que Sugar belle la entendía, pues ella también se vió obligada a estudiar otra profesión por sus padres, lo que la joven quería era ser repostera y tener su propia repostería, cosa que sus padres nunca apoyaron.

Llegaron hasta una banca y se sentaron a conversar.

—Rarity, te quería pedir un favor. —Su amiga asintió con una sonrisa. —Es que Big Mac me invitó a una fiesta que hará su familia por el crecimiento del negocio familiar este fin de semana, dijo que es una buena oportunidad para que los conozca mejor... ya sabes, la última vez no salió muy bien. —Al mencionar lo último la joven recordó cuando su amiga le contó lo sucedido, a la hermana de Big Mac se le salió lo maleducada y no dejaba de interrogar a su amiga y de buscar formas de hacerla quedar mal. —Me dijo que puedo llevar a alguien cercano, después de todo no sólo estarán familiares. Por favor, ven conmigo. —Pidió, intentando parecer tierna ante su amiga.

Rarity sonrió. —No hay problema, Sugar Belle. Después de todo, me haría bien un descanso de mis talleres.

Su amiga agradeció como nunca.

Rarity pasaba cada fin de semana al menos una clase en talleres de moda, era lo más cercano que podría dedicarse a ello. Era muy dedicada y aunque no lo canceló ese fin de semana, si lo suspendió.

Los días pasaron como frecuentaban y llegó el sábado en la noche, Rarity aprovechó la ocasión para vestir uno de sus más recientes diseños y uno de sus favoritos. Era un vestido negro con detalles azulados los cuales resultaban a la perfección a la universitaria.

Rarity pasó a recoger a su amiga, después de todo casi no usaba su auto y esta era la ocasión.

Llegaron a la fiesta, la cual no eran tan alocada lo cual le agradaba a Rarity. Al entrar al lugar, el lugar estaba ubicado cerca de la granja Apple y de su casa, fueron recibidas por la pareja de su amiga.

—Vinieron. —Sonrió Big Mac, dándole un tierno beso a su novia. —Bienvenida, Rarity. Espero disfrutes la fiesta. —Dijo, agarrando a su novia y alejandola un poco.

Rarity quedó un tanto desconcertada, pues quedó sin acompañante. Esta se sentó en una mesa con poca gente, en donde habían dos adolescentes que parecían de la edad de su hermanita.

—¡Ey, tú! —Dijo, apuntando a Rarity una de ellas. —¿Eres Ratity, verdad? La hermana mayor de Sweetie belle.

La mayor sonrió. —Así es. Soy su hermana, ¿quiénes son ustedes? —Preguntó intrigada, no sabía si era bueno tener a menores de edad en el lugar, ya que veía alcohol por todas partes.

—Yo soy AppleBloom. —Se presentó con una sonrisa la otra adolescente. —Y esta grosera... —Dijo mirando a la anterior joven. —Es Scootaloo, somos amigas de Sweetie Belle, ella nos ha hablado de tí y mostrado fotos tuyas. —Mencionó aún con una sonrisa.

—Gracias, me siento halagada de que sepan quien soy. —Dijo Rarity. —Pero, ¿es seguro que estén aquí? —Preguntó a las jóvenes, las cuales se pusieron nerviosas ante la pregunta.

—Claro que no. Y de hecho, ya se van a dormir. —Interrumpió una mujer de una voz un tanto áspera, con un notable acento campirano.

Las jóvenes amenazadas salieron del lugar apenadas, aunque claro, con la mirada que les tiró la rubia campirana hasta Rarity obedecía.

—¿Y tú quién eres? No te conozco. —Preguntó la rubia, sentándose donde anteriormente estaban las más jóvenes.

La interrogada aclaró su voz. —Soy Rarity Belle, ¿y tú eres..?

—AppleJack. —Respondió, tomando un sorbo de lo que parecía ser Sidra.

Apple...

—¡Ah, eres familiar de Big Mac! —Dijo con seguridad.

—Sí. —Respondió la rubia.

—Encantada, pensé que no podría conocer a nadie de la familia Apple. —La contraria la miró interrogativa. —Es que... es bueno conocer a los de la familia con uno de los mejores negocios de la ciudad. —Confesó con nervios.

—El destino sí que existe. —Rarity maldijo internamente, sabía de quien provenía esa voz aún sin ver claramente.

—Siéntate, Rainbow Dash. Ella es Rarity. —Dijo la rubia.

—La conozco. —Sonrió la más alta. Sentándose justo al lado de su amiga campirana. —Pero me gustaría conocerla más... —Dijo mientras servía unos tragos de alcohol y se los daba a la peliazul.

—Que bien, entonces tomemos mientras nos conocemos más. —Propuso la rubia, dejando ver su sonrisa encantadora.

Rarity aceptaba los tragos por aquella rubia, ya que era ella la que los traía, aunque Raimbow Dash la que se los ofrecía. A decir verdad no habló mucho, se escuchaban más las historias de Rainbow Dash presumiendo competencias en las que había ganado en preparatoria. AppleJack no le volvió a dirigir la palabra a la contraria, más no paraba de hablar con su amiga de al lado, al parecer eran cercanas y se llevaban muy bien. Llegó a un punto en el cual la peliazul ya no pudo ni hablar y no era porque no quisiera, sino porque inconsciente había bebido demasiado y al no estar tan acostumbrada el alcohol la traicionó, se sintió tan mareada que apenas podía sentarse derecho. Lo último que escuchó antes de cerrar sus ojos fue a AppleJack regañando a Rainbow por la cantidad de alcohol que le dió a la joven.

Y mil veces más. [RariJack]Where stories live. Discover now