Is It Wrong to Try to Be a Hero in a Dungeon?

Capítulo 13: Juego de Guerra. Conclusión

— ¿Kacchan? — susurró Izuku en voz temblorosa y cansada.

— Descansa Izuku. Luego hablaremos sobre tus reacciones. — Izuku solo cayó inconsciente entre sus brazos. El hombre lobo de pelo cenizo se aproximó a Welf con Izuku en sus brazos y, tras mirarlo fijamente, se lo ofreció.

— Protégelo con tu vida. Si le ocurre algo, a ti te ocurrirá algo mil veces peor. — Welf asintió asustado y, tras asegurarse de que Izuku estuviera bien, se giró y miró el enfrentamiento entre Bell y Hyakinthos. — Espero que no desperdicies esto, almiraj. — Despertad, llamas del apocalipsis. Desencadenar el caos y la destrucción. — El cántico de Katsuki avanzaba más lento de lo normal. Esto se debía principalmente a la gran concentración que estaba poniendo para concentrar el poder mágico correctamente. El círculo mágico naranja apareció debajo de los pies del hombre lobo, pero no solo apareció en ese lugar. Cinco pequeños círculos mágicos aparecieron alrededor del combate entre Bell y Hyakinthos. — Fuego del purgatorio. Llamas de la extinción, acudid furiosas ante mi llamada. — El círculo mágico que estaba debajo de los pies de Katsuki aumentó de tamaño, al igual que la mente y el poder mágico que estaba usando el hombre lobo. Levantó la mano derecha con la palma abierta y dejó fluir todo su poder. — Luz solar ardiente. Hálito de los mismísimos dragones. Drakinea Surtur — Cinco espadas se crearon alrededor del Bell y Hyakinthos. Katsuki cerró su mano y lanzó la primera espada. — Ignis. — esta voló a gran velocidad contra Hyakinthos, el cual esquivó por los pelos el ataque y la explosión. Este momento fue aprovechado por Bell para atacar. Pero, luego retrocedió, dejando que Katsuki volviera a atacar. — Ignis. — y otra espada de fuego cayó cerca del capitán de la Familia Apollo. Y, como antes, el aventurero blanco atacó al enemigo, logrando desarmarlo.

— ¡Ríndete! — gritó Bell apuntándolo con su daga negra. Hyakinthos rugió furioso y se lanzó contra Bell. Little Rookie esquivó y, en vez de usar su cuchillo, lanzó un poderoso puñetazo contra el estómago del aventurero de Nv.3, obligándolo a retroceder. Pero, dejándose llevar por la ira, Hyakinthos no abandonaba su ataque, y Bell respondía con la misma fuerza. Katsuki, cansado de esto, esperó al momento adecuado. Cuando Hyakinthos fue empujado hacia atrás, lanzó dos de sus espadas.

— Ignis. — las dos espadas cayeron con velocidad, explotando en ambos lados de Hyakinthos. Esto lo debilitó lo suficiente para que Bell, con su habilidad Argonaut cargada durante unos segundos, fuera capaz de golpearle en el rostro, dejándole inconsciente en el suelo. Katsuki deshizo la última espada y cayó de rodillas, al borde de un Mind Zero.

— Bakugo-san, ¿está bien? — Bell se acercó al hombre lobo y le roció una de las pociones que guardaba, aliviando el dolor de sus brazos.

— Maldito almiraj idiota, te ha costado demasiado derrotar a ese inútil. — gruñó aceptando la poción dual que le ofrecía para que bebiera. — Podrías haber acabado con esto hace tiempo, pero tenías que hacerte el héroe idiota. – y, sin dejar de mirar a Bell con desprecio, se bebió la poción.

— Bakugo-san. — el peliblanco se rascaba la nuca nervioso mientras tenía que aguantar la reprimenda de su compañero.

En Orario, gran parte de la población gritó desconsolada cuando vieron la derrota de la Familia por la que habían apostado; mientras que, los pocos que habían apostado por la Familia Hestia ahora gritaban de alegría, principalmente por la pequeña fortuna que habían ganado en una tarde. Pero, no solo los ciudadanos normales y corrientes estaban impresionados por el giro que había dado el Juego de Guerra.

En la torre de Babel, el dios Apollo miraba con la boca abierta el Espejo Divino sin saber muy bien qué decir. Pero, al ver de reojo movimiento, se giró para ver a Hestia, la cual le daba la espalda. Por algún motivo imposible, las coletas de la diosa del hogar se movían como dos serpientes ansiosas por su presa. Apollo tragó saliva ligeramente asustado y, al ver que la diosa se giraba hacia el con una sonrisa siniestra, se desesperó.