Proteger a la gente es el principal objetivo de un héroe. Para Katsuki, cuando sale a la calle para enfrentarse a los posibles villanos, su cabeza le dice que ese también es su principal prioridad como estudiante de la U.A. y futuro héroe. Pero, su...
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P.O.V. Katsuki.
El tiempo se nos estaba acabando. Desde el Denatus, en el que se aclararon las normas del Juego de Guerra, solo disponíamos de diez días para subir de nivel y poder participar junto con el almiraj; y de estos ya habían pasado 7.
Es cierto que nuestras estadísticas habían subido en gran medida gracias a nuestros entrenamientos intensivos y a las incursiones en el calabozo; pero no lográbamos subir de nivel. Según la diosa lasciva, necesitábamos excelia de grado superior, la cual solo se obtiene haciendo grandes logros. Hazañas que incluso los dioses se sorprendan. Lo cual, es mucho más fácil de decir de llevar a cabo.
Izuku, estaba cada vez más frustrado, y yo la verdad es que tampoco puedo decir que no sienta lo mismo. Incluso, por nuestra cabeza ha pasado la idea de enfrentarnos contra un minotauro en solitario. Si el maldito almiraj santurrón podía con uno, nosotros no íbamos a ser diferentes. Pero, la diosa aguafiestas nos había prohibido ir a los pisos intermedios para intentar subir de nivel. Una verdadera desgracia.
Sin más ideas, solo podíamos esperar que masacrar a todos los monstruos del piso 11 fuera suficiente para subir de nivel. Esa era nuestra meta en este momento. Masacrábamos a cualquier extra que se nos pusiera delante y, solo recogíamos las piedras mágicas porque no queríamos que crear un monstruo mejorado. Bueno, más bien, la diosa aguafiestas no quería que lo hiciéramos. Maldita plana.
— ¿Ves algún monstruo más? — chasqueé la lengua y negué con la cabeza. Izuku suspiró y se sentó a mi lado en la pequeña pendiente en la que estaba descansando. — Parece que hemos despejado también esta sala. Si alguien no destrozara todas las paredes con sus explosiones, aparecerían más monstruos*.
— No es mi culpa que los extras sean tan débiles que no puedan soportar unas pocas explosiones, Deku. — el solo negó con la cabeza, pero sé que pude ver un pequeña sonrisa en su rostro, por mucho que hubiera intentado ocultarla. — Igual podríamos bajar...
— Ya sabes que la diosa lasciva no nos deja.
— Pero si no se da cuenta...
— Se daría cuenta, Deku. Sería demasiado obvio.
— Bueno, siempre podemos acumular monstruos... — miré a Izuku y este negó con la cabeza, desechando su propia idea. — No, si se nos escapan podrían matar a otros aventureros que haya cerca.
— Tsk. No seas como la plana aguafiestas, Deku. No vetes todas las buenas ideas.
— Arriesgar la vida de otras personas no es una "buena idea", Kacchan. — lo miré de reojo y el muy maldito me miraba con los mofletes hinchados, intentando mostrar su enfado; aunque yo solo pude quedarme cegado con lo adorable que estaba.
— Ya saben a lo que se enfrentan si entran en el Calabozo.
— Kacchan...
— Tsk. — me recosté en mis brazos mientras apoyaba mi espalda en la roca que había detrás de mí. — Pues no se me ocurre otra cosa que podamos hacer.
