Proteger a la gente es el principal objetivo de un héroe. Para Katsuki, cuando sale a la calle para enfrentarse a los posibles villanos, su cabeza le dice que ese también es su principal prioridad como estudiante de la U.A. y futuro héroe. Pero, su...
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P.O.V. Narrador.
Loki, junto con la mayoría de los miembros femeninos de la familia solo habían estado tres días en Melen y, menudos tres días. Por si todo lo que había ocurrido en la ciudad pesquera no hubieran sido suficiente; la diosa ahora se encontraba intentando lidiar con otro problema diferente, pero no por ello menos molesto.
Al parecer, los dos miembros más novatos de su familia se habían metido en una pelea contra la Familia Apollo. Eso en realidad no sería ningún problema de por sí. Esa familia no podría hacer nada contra ellos ni aunque quisieran. Pero, lo que le estaba provocando migraña era precisamente uno de los niños que se había metido en dicha pelea.
Desde que había llegado a la Mansión Crepúsculo, Izuku no había dejado de acosarla. El motivo, ayudar a la Familia Hestia con el problema que le había causado Apollo. Claramente, ella nunca haría algo como eso. Es decir, ¿ayudar a la enana tetona? Ni por todos los valys del mundo.
— Por favor, Loki-sama. — pero por mucho que se dijera eso, tampoco quería seguir soportando la carita de cachorro herido que estaba poniendo uno de sus hijos. — No tienes que involucrar a toda la familia. Al menos permíteme ayudarlos. Aunque solo sea yo. Por favor, Loki-sama.
— Izu-chan. Ya te he dicho que no puedo hacer nada. — volvió a repetir la diosa con voz cansada.
— Entonces, ¿vas a dejar que esos extras piensen que somos unos cobardes debiluchos? — la voz de Katsuki interrumpió la conversación entre ambos. La diosa miró con una ceja alzada a su otro hijo, instándole a que continuara con lo que estaba diciendo. — Es decir, esa escoria atacó de forma directa a un miembro de tu familia ¿y no vas a hacer nada para castigarles? No haciendo nada solo estás diciéndole a toda Orario que tu familia no te importa una mierda y que pueden hacerle lo que sea a tus hijos y salir impunes.
— Jeje. No necesito hacer nada de eso. Mi familia es una de las más poderosas de toda la ciudad. Todos saben lo que les ocurriría si se ocurren siquiera a molestarme. — respondió orgullosa la diosa.
— Igual lo sabían, pero no creo que sigan pensando lo mismo tras saber que no has hecho nada tras un ataque tan directo contra la familia. Yo solo veo debilidad. — La tez de la diosa se puso extremadamente seria mientras miraba fijamente al hombre lobo de pelo rubio. — Yo creía que mi diosa era fuerte, pero parece que me he equivocado.
— Vale, vale, ya veo que intentas hacer con todo esto. — la diosa sonrió ligeramente y señaló a su hijo gruñón. — Al parecer, tú también quieres ayudar a ese hijo de la diosa tetona.
— No digas tonterías. — gruñó el rubio mientras desviaba la vista un poco, impidiendo que nadie notara su ligero sonrojo.
— Oh, parece que el lobito gruñón tiene un corazón dentro de ese pecho musculado.
— ¡Cállate, diosa lasciva!
— Vale, os permitiré ayudar. — Izuku gritó emocionado mientras se lanzaba a abrazar a Kacchan con algunas lágrimas en sus ojos. — Pero, tengo una condición. — Loki miró con los ojos entreabiertos a la pareja mientras sonreía enormemente. — Si queréis ayudarlo, tendréis que cumplir una pequeña condición.
