Is It Wrong to Try to Be a Hero in a Dungeon?

Capítulo 13: Juego de Guerra. Conclusión

— ¡Lanza tu espada, idiota! — Bell reaccionó y, con todas sus fuerzas lanzó la espada hecha de fuego que le había entregado con anterioridad. — Ignis. — la espada voló a gran velocidad en dirección del suelo junto a los pies del capitán de la Familia Apollo. Esta, tras tocar la superficie, explotó, lanzando a volar a Hyakinthos. Tras el ataque mágico, Katsuki se puso al lado de Bell y, sin delicadeza, golpeó la cabeza de Cassandra, dejándola inconsciente. El peliblanco miró mal a su compañero, pero este solo bufó y rodó los ojos. Pero, sin saberlo, ambos habían cometido un error fatal para un aventurero. Ambos habían bajado la guardia sin asegurarse de que su enemigo ya estaba derrotado.

— ¿Escuchas eso? — preguntó Bell tras unos segundos. Katsuki se concentró y, cuando se dio cuenta de lo que ocurría, se puso delante de Bell.

— Mi nombre es amor, precioso hijo de la luz. Ofrezco mi cuerpo a mi sol. Mi nombre es pecado, celos del viento. Llamo a una ráfaga de viento a mi cuerpo. Anillo e fuego liberado, ven viento del oeste. Aro Zephyros. — El polvo cayó y Hyakinthos estaba de pie, ambos lo miraron sorprendido justo en el momento en el que dejó de cantar. Encima de él apareció un disco de fuego del tamaño de un torso humano que estaba empezando a girar a gran velocidad. Hyakinthos bajó el brazo que mantenía arriba de su cabeza y la magia voló hacia ellos. Ambos esquivaron el ataque por los pelos, pero, abrieron los ojos aún más en shock cuando la magia giró en el aire para volar en su dirección.

— Mierda. — gruñó Katsuki antes de lanzar varios Ap Shot para intentar neutralizar la magia, pero eso no sirvió de nada. Al ver que no tenía otra opción, Katsuki agarró a Bell y lo sacó de la trayectoria del ataque. El cenizo solo tuvo tiempo para cruzar los brazos delante de su pecho antes de que la magia explotara justo delante de él.

— ¡Bakugo! — gritó Bell desde el suelo. Las cenizas cayeron y Katsuki estaba desmayado en el suelo por culpa del impacto, con ambos brazos llenos de quemaduras.

— Este es tu final, Bell Cranel. Ya da igual lo que quiera el dios Apollo. Voy a matarte. — Hyakinthos desenfundó su segunda arma y se puso en posición de combate. Pero, no estaba solo esta vez. Los aventureros que estaban inconscientes tras el ataque mágico de Katsuki y Bell habían logrado recuperar la consciencia y, tras entender la situación en la que se encontraban, se prepararon para atacar a Bell.

De igual forma, como si supieran que el peliblanco estaba en apuros, Izuku y Welf aparecieron en el techo tras derrotar a los pocos aventureros que estaban en la base de la torre Sur. El peliverde, analizó todo lo que estaba ocurriendo y sus ojos se congelaron en el cuerpo de Katsuki en el suelo. Viejos recuerdos de la Guerra contra el Frente Paranormal volvieran de nuevo a su cabeza. La furia invadió su pequeño cuerpo y, el One for All empezó a correr por sus venas con más fuerza de lo habitual.

— Vais a pagar. — gruñó Izuku con furia. — Látigo Negro. — los zarcillos salieron con furia del cuerpo de Izuku y empezaron a azotar todo a su alrededor. Todos los aventureros de la Familia Apollo se centraron en Izuku y en la gran amenaza que representaba.

— Tsk, parece que esto va a ser entre nosotros dos. — gruñó Hyakinthos con furia, empezando otra vez un intercambio de golpes con Bell, mientras ambos esquivaban los aleatorios golpes de los látigos de Izuku.

El combate se había vuelto bastante encarnizado, los aventureros de la familia Apollo hacían lo posible para evitar la furia de Izuku, pero cada vez les estaba costando más mantener el ritmo. Mientras que Bell, aunque seguía teniendo la superioridad respecto a velocidad; pero, ahora, Hyakinthos no estaba en shock debido al ataque sorpresa y el gran cambio de Izuku; siendo capaz de mantener el ritmo.

Katsuki despertó en mitad de ese caos y, adolorido, se levantó. Siendo en ese momento capaz de ver el estado de Izuku. Aguantando el dolor, el pelicenizo se lanzó contra los aventureros y, aprovechando que estaban distraídos, logró noquearlos con un ataque sorpresa. El peliverde quedó totalmente paralizado cuando reconoció a Katsuki y, tras unos segundos, los látigos negros fueron desapareciendo hasta que Izuku se derrumbó por el cansancio. Katsuki lo atrapó antes de cayera al suelo y lo acunó entre sus brazos.