Capítulo 11: Voluntad de Héroe

Start from the beginning
                                        

— A mí tampoco. — Izuku se levantó de un salto y miró al horizonte, o a lo que podría llamarse horizonte dentro de una cueva. — ¡Pero no podemos rendirnos, Kacchan! Bell nos necesita.

— Tsk, yo no me estoy rindiendo, estúpido Deku. — me levanté y estiré mis músculos. — Venga, hay más extras que exterminar. Si no me equivoco, hay otra caverna de gran tamaño por aquí cerca.

— ¡Pues vamos! — y, como si todas sus preocupaciones hubieran desaparecido, la alegría y el entusiasmo volvieron a Izuku. Incluso empezó a dar pequeños saltitos mientras avanzábamos hacia nuestro siguiente destino.

Pero, parece que nosotros no fuimos los únicos que consideramos que esa caverna era un buen lugar de caza; porque esta estaba completamente plagada de aventureros. Había como mínimo siete grupos diferentes distribuidos por toda la amplitud de la caverna; la cual era bastante grande. La niebla habitual había desaparecido del lugar, seguramente por la magia de alguno de los magos que había en el lugar, por lo que se podía ver con total claridad. Y, aunque había una cantidad de monstruos bastante aceptable, todos estaban siendo derrotados con rapidez.

— Mierda, vamos a otro sitio, Deku. — el otro asintió, pero se quedó paralizado segundos después. Pude ver con claridad cómo todo su cuerpo se tensaba y su pelo se erizaba. Yo no tardé mucho en imitarlo cuando una sensación de peligro me azotó. Algo se acercaba hacia este lugar, y no era algo debilucho.

— GRRRRRRRRRR — el rugido paralizó a todos los aventureros del lugar. No tuve que mirar al resto de personas para saber que todos estábamos mirando hacia el mismo lugar. Por uno de los pasillos, algo de inmenso tamaño estaba intentando pasar. Solo era posible ver cómo las paredes eran desgarradas por unas enormes garras y, tras unos segundos, la cabeza de un dragón salió y rugió con fuerza de nuevo. — GRRRRRRRRR

— ¡UN INFANT DRAGON! — muchos de los aventureros que seguían en el lugar empezaron a correr despavoridos. La simple aparición de unos dragones era motivo suficiente para que cualquier aventurero de Nv. 1 huyera. Pero, si mis ojos no me engañaban, esa monstruosidad que luchaba por entrar en la caverna en la que nos encontrábamos no era un Infant Dragon normal y corriente.

A pesar de la distancia, podía notar que, en vez de tener las escamas de un color anaranjado, eran negras con las puntas de color rojo sangre. Sus ojos, al igual que la mayoría de los monstruos del calabozo, emitía un brillo rojo cargado de sed de sangre, pero los de este ejemplar brillaban con tanta intensidad que solo con fijarte en ellos, mi cuerpo se estremecía de pavor. Pero, lo más preocupante eran sus garras. Estas habían cambiado a un color rojizo, similar a la sangre. Y, por si fuera poco, estaban tan afiladas que perforaban la roca del calabozo como si fuera mantequilla.

Todo mi ser me pedía huir y escapar de ese monstruo. Era lo que gritaba cada célula de mi cuerpo de forma desesperada. Pero, con solo mirar de reojo a Izuku, supe que, a pesar de que él también estaba sintiendo lo mismo que yo, él no tenía planeado irse de este lugar tan rápido. Y yo, tampoco pensaba diferente. Por mucho que estuviéramos en un mundo totalmente distinto del que habíamos venido, nosotros tampoco habíamos cambiado tanto. Al mirar a mi alrededor, no veía a aventureros de diferentes familias por los que no tenía que preocuparme. Solo veía en ellos a civiles inocentes asustados que huían por miedo. Y, aunque todos mis conocidos en este mundo crean que estoy loco; que en vez de intentar ayudar a unos desconocidos debería pensar en mi propia supervivencia; estoy contento de que este sentimiento no haya desaparecido.

Esta voluntad de luchar contra lo desconocido, para proteger a otros es algo de lo que me siento totalmente orgulloso. No porque sea algo honorable y admirable. No. Es porque es algo que he cultivado desde hace años. No nací con ello, al igual que Izuku; sino que me esforcé para que este sentimiento se convirtiera en algo intrínseco de mi propio ser; aunque tuviera que enfrentarme a mis propios instintos para conseguirlo. Tuve que luchar contra mí mismo para que, cuando viera un villano, no pensara solo en una victoria por el propio desafío que un combate representa; sino que mi primer pensamiento sea hacia las personas que me rodean. Por eso, a pesar de que todo mi cuerpo y mi mente me dicen que huya, estoy orgulloso de decir que mi mano no tembló cuando desenfunde mi sable.

Is It Wrong to Try to Be a Hero in a Dungeon?Where stories live. Discover now