37) Segundo año P.2

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Llegando a Hosmeade, el único pueblo completamente mágico de gran Bretaña, ubicado cerca de Hogwarts, los estudiantes se amontonaron en la entrada del expreso, todos tratando de bajar a medida de que se empujaban.
Sentados con aburrimiento, las pequeñas serpientes esperaron a que los idiotas bajarán para poder hacerlo ellos, todos un poco incómodos por el silencio extraño que se asentuaba en el lugar.
Los ojos de Black continuaban viendo por la ventana, su mente divagando en todas las posibilidades, por años había sido uno de sus mayores rasgos, no importaba que tan insignificante fuera un suceso, si le interesaba, su mente no descansaría hasta decifrarlo por completo.

Más tarde, cuando todos los alumnos estuvieron fuera, la voz estrepitosa del guardabosques se hizo presente sobre todos, llamando a los primeros años.
Mientras que, por otro lado, los prefectos, con una voz varios decibeles más baja, llamaban al resto de estudiantes para poder abordar su transporte.
Avanzando con el resto, muchos alumnos de las distintas casas daban un margen relativamente considerable a los niños, después de todo, pocos llegaban a tener un perfil tan alto, y ciertamente, pese a no saberlo o no interesarle, Black había aparecido con muchos rumores en los periódicos, aumentando la intriga para toda la comunidad mágica, verlo ahora con una mirada tan fría y francamente aterradora, simplemente los incitaba a mantenerse tan lejos como pudieran.
—¡Aborden los carretas, en orden. Todos en orden suban a las carretas!.
Gritaba incansablemente el Weasley prefecto de Gryffindor, guiando a los alumnos con orgullo, como si fuera lo mejor que le hubiera pasado a Hogwarts, ciertamente era un chico muy arrogante.
Deteniéndose frente a la carreta, los ojos de Black siguieron a lo largo de la criatura que tiraba de ella. Era una especie de caballo esquelético, con cabeza de dragón y alas, con un triste color negro.
—¿Que haces?.
Cuestionó Daphne, sus amigos se habían detenido atrás de el, viendo extrañados al chico.
Negando con la cabeza, Izar estiró tentativamente la mano para acariciar a la criatura, atrayendo mucho la atención de los niños que veían la escena, murmurando entre ellos, la mayoría creía que Black se había vuelto loco y las risas discretas no se hicieron esperar, pero por otro lado, niños mayores veían con más interés al niño, algunos de ellos sabían de los Thestrals y un número aún más reducido los podía ver, que Black pudiera a una edad tan temprana les generaba escalofríos sin fin, cientos de teorías locas pasando atraves de sus pequeñas mentes.
—Son Thestrals, criaturas increíbles.
Murmuró Izar, su fría voz provocando un escalofrío en todo aquel que la escucho.
Ignorando esto, Izar camino hacia la carreta, ofreciendo su mano para ayudar a Daphne a subir, que mantuviera un control tan rígido sobre sus barreras no significaba que se comportaría como un patán con la chica, y ese simple hecho hizo calentar el corazón de la niña, quién veía al impasible Black ofreciendo su mano.

...

El camino hacia Hogwarts había sido mas normal de lo que se esperaría, los Thestrals caminaban con majestuosidad, aún que a una velocidad muy baja, y los carruajes salían en momentos disparejos, lo que hacía que no se encontrarán con nadie durante todo el camino, dejando la misma situación tensa que había desde el tren, después de todo, no tenían de quién burlarse o algún motivo para pelear, ni siquiera podían encontrar algún tema de conversación.

Con sus ojos puestos en los oscuros bosques, a Izar ni siquiera le interesó la incomodidad en el lugar, su mente ocupada en cientos de cosas.

Entrando al castillo, el lugar lleno de felicidad contrasto completamente con sus actitudes sombrías. Todo era muy ruidoso y los distintos alumnos se saludaban entre ellos, felices por reencontrarse con sus amigos o sus conocidos, o el simple hecho de volver a sentarse en la mesa de su casa.
Los maestros en la mesa principal también charlaban animadamente, observando a todos los alumnos.
—Pense que lo decía de broma.
Murmuró Theo, golpeando su cabeza sobre la mesa.
La vista de sus amigos volvió hacia el, que señalaba la mesa principal, sentado con una sonrisa resplandeciente estaba nada más y nada menos que Gilderoy Lockhart, vistiendo una fina túnica de color ciruela que contrastaba con la luz del cielo estrellado en el comedor.
Desde luego, no había sido del todo una sorpresa que el hombre estuviera en el lugar, después de todo, el mismo lo había anunciado unos cuantos días antes, cuando hizo un espectáculo con el niño que vivió, pero saber que era verdad era muy distinto y todos se desanimaron visiblemente, estaban seguros que sería un año igual de terrible que el anterior en cuanto a DCAO.
-Deberia hacer algo con esta moda...-
Pensó Black, observando al hombre y sus horribles gustos, que a ojos de todos, era vestir muy elegante, el mundo mágico tenía ideas muy extrañas sobre la moda, pese a haber crecido con dicha moda, sabía que era mejor y ver a los franceses y otras comunidades mágicas vistiendo de una forma más Muggle le generó ideas, tal vez debería hacer algo con esto, a través de Iltrez Divine no sería nada raro.
Ignorando sus pensamientos que hubieran comenzado a divagar en ganancias, vio como entraba Dumbledore hablando animadamente con McGonagall, quién también llevaba el mismo sombrero raído del año pasado y al instante muchos comenzaron a celebrar, algo que realmente le pareció extraño.
Las serpientes estaban ciertamente disgustadas con el hombre, aún que muchos no tenían razones, pero así lo era.
Tranfigurando un taburete, McGonagall colocó el sombrero seleccionador, asintiendo al resto de maestros para dar inicio, antes de salir nuevamente del salón.
Los murmullos comenzaron nuevamente y unos momentos después Dumbledore levanto las manos.
El hombre dio una señal para que todos guardarán silencio y apenas lo hicieron, las puertas del gran comedor se abrieron y McGonagall entro seguida por muchos nuevos estudiantes.
Vagando sus ojos entre la multitud, el comportamiento sospechoso no paso desapercibido por Nott, quién sonrió maliciosamente encontrando una nueva broma.
—Estas muy interesado en los nuevos estudiantes.
Se burló de Blaise, atrayendo la atención del resto sobre el niño.
Negando con la cabeza, Blaise se enderezó en su lugar, observando a Theo con una ceja levantada.
—Eso es por qué a diferencia de ti, yo sí soy una serpiente que se interesa por la información.
—No lo puedo creer.
Murmuró Tracey, viendo al niño que había tenido que elevar sus barreras de oclumancia, por supuesto que el resto lo había notado.
—Ya veo...
Murmuró Theo, su sonrisa malvada comenzando a estirarse cuando se concentro plenamente en todos los estudiantes, haciendo un barrido rápido con sus ojos, pudo observar a un montón de niños que probablemente nunca sabría su nombre, sin embargo, sus ojos ágiles se centraron específicamente en tres chicas que sobresalieron del resto.
Dos de ellas rubias y una tercera pelirroja.
La primera tenía una hermosa cara, que gritaba aristocracia por dónde sea que la vieras, sus rasgos eran finos y su cabello rubio estaba elegantemente peinado, sus ojos eran de un tono verde brillante y tenía unas pocas pecas en su bello rostro, que le daban un toque lindo, contrastando con toda la elegancia que gritaron el resto de sus rasgos, la segunda niña parecía ser un contraste por completo, sus ojos como almendras giraban al rededor y parecía que la niña estaba fuera de este mundo, sus ojos perdidos, su cabello rubio estaba un poco enredado y su aura transmitía ensoñación y ternura, ciertamente una combinación extraña. La última niña pelirroja tenía un sin fin de pecas en su rostro y si bien su cara aún tenía grasa de bebé, no quedaba dudas de que en un futuro la niña sería una completa belleza.
Comenzando a descartar, la segunda niña se fue de la lista, dejando solo a dos, la pelirroja si bien era interesante, ver su ropa raída, su mirada desafiante y su aura autoritaria la hizo ser la segunda descartada, no quedaba dudas a qué familia pertenecía, lo que dejaba a la última niña, que ciertamente le hizo recordar a alguien. Sabiendo quién tendría la respuesta, su cabeza regreso al resto de niños que habían visto como se perdía por unos segundos, y sus ojos depredadores, acompañados con una sonrisa socarrona les hizo saber que tenía algo.
—Izar...
Cuestionó, su sonrisa creciendo por momentos.
—Claire Rosier.
Apenas el nombre salió de su boca, la comprensión llegó a todos.
Quienes voltearon a ver a Blaise.
—¡Oye!.
Se quejo el mismo, traicionado.
—Asi que... Viajas a Francia con Izar y te enamoras de su prima.
Se burló Theo, comenzando a reír con fuerza.
—Cierra la boca.
Murmuró Blaise peligrosamente, sus ojos entrecerrados viendo al niño que comenzaba a reír a carcajadas.
Deliberadamente los niños habían ignorado por completo la canción del sombrero, algo de lo que se dieron cuenta hasta que empezaron a sonar los aplausos en todo el comedor.
Sacando la lista, McGonagall se aclaró la garganta para dar inicio a la selección, que comenzó con un chico llamado Edward Bailey, quién corrió torpemente hacia el taburete, no muy diferente a como lo habian hecho los niños a través de los años.

The Black House Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ