29) Ministro de Magia

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Rituales, como se había llegado a explicar en muchas ocasiones, los rituales eran una parte muy peligrosa de la magia, y cuando se involucraron rituales con otra entidad, sea criatura o ser humano, la complejidad de los rituales aumentaba, un pequeño error podría ser fatal, debido a que, propiedades de otros animales entraban en rol durante un ritual y se podrían incluir de manera negativa, dañando definitivamente el ritual y trayendo consigo consecuencias muy desagradable o simplemente catastróficas.

Los contratos mágico vinculantes podrían considerarse hasta cierto punto, rituales, ya que unias un alma al contrato que hacía con la otra y romperlo significaba la muerte, sin embargo, conseguir un ritual para unirse con su serpiente, en una forma de poder llevarla consigo, era un nivel en el cual nunca había entrado y si bien pudieron haber existido registros, no se quería arriesgar a ese punto, era su razón para estudiar de forma exhaustiva, ya que las Jormu era una criatura de la cual casi no se tenía información y dudaba seriamente que alguien antes que el hubiera intentado unirse a una, no solo eso, como ya se había dicho, las propiedades siempre podrían entrar en juego y arriesgarse tanto era complicado. Dos compuestos completamente incompatibles uniéndose podrían generar una reacción nefasta, y antes de intentarlo necesitaba experimentar, lo cual le garantizo una visita muy pronto al callejón Nockturn, los materiales no saldrían de la nada.

Un chasquido se hizo audible y el siempre devoto elfo de la familia Negra apareció, con su clásica reverencia que golpeaba su nariz contra el suelo.
—Joven maestro, ha llegado la hora de la comida.
—Retirate Kreacher, llegaré en un momento.
El elfo desapareció al instante, obedeciendo la orden de su amo.
Izar comenzó a caminar hacia la biblioteca principal, donde vio a Daphne y Blaise completamente hundidos en libros, los niños llevaban estudiando horas y por sus ojos sedientos de conocimiento, no creía que pararian pronto si no los interrumpía.
—Es hora de comer.
Su voz rompio el monótono silencio y los niños levantaron la vista al instante, levemente exaltados.
—Esto es increíble, jamás espere que una familia poseyera conocimiento tan increíble y valioso.
Chillo Daphne extasiada, su enojo anterior apagado.
—Esta casa es increíble, te acostumbras a medida de que te quedes.
Suspiro Blaise de acuerdo, había tenido la misma reacción el primer día que entró a la biblioteca.

...

El silencio habia sido un poco extraño entre ambos, quienes siempre habían encontrado un tema de conversación, Blaise se había ido a dormir unos minutos antes, después de haber quedado agotado por un día más viviendo con Izar.
—Lamento como actúe, no me gusta que la gente que quiero me guarde secretos.
Suspiro Daphne repentinamente, rompiendo el silencio que había durado un largo rato.
—No importa, aún así creo que reaccionaste exageradamente, jamás dije algo como de no contarte.
Un nuevo suspiro escapo de los perfectos labios de Daphne, quién se había levantado para sentarse a su lado.
—Lo se, simplemente... No me gusta, eso es todo, además, no soy perfecta, aún puedo tener rabietas que te parecerán irracionales.
—¿No eres perfecta? Y aquí yo creyendo que realmente lo eras.
Cuestionó Izar, una sonrisa depredadora bordeando sus labios, cuando se inclino para capturar los mismos de Daphne.
Una sonrisa en ambos.
—Por cierto... No te pregunté, ¿Cómo lograste convencer a tus padres por qué te quedarás en la casa vacía de un chico?.
—No lo hice, ellos creen que estoy con Tracey.
—¿Estás de acuerdo que eso podría traer muchas consecuencias desastrosas para ambos?.
—Si.
—¿Y te importa?.
—No.
—Bueno, es suficiente para mí.
Levantándose de su asiento, Izar tomo su mano para guiarla, comenzando a subir las escaleras.
—¿Que supone que es eso?.
Cuestionó la perpleja voz de Daphne, sus ojos desorbitantes viendo una habitación en específico, su sorpresa gravada en todo su rostro.
—Ese... Es una querida tradición de los elfos y magos en mi familia.
—¿Cortar cabezas de elfos es una tradición?. La cara ligeramente verde de Daphne le hizo decidir que no era algo del todo increíble, no que lo creyera en algún momento.
—Creas o no, desde que se comenzó a implementar, los elfos ruegan porque a la hora de su muerte se les coloque en el mural.
—La razón es obvia, incluso para ti.
Los ojos en blanco de Daphne aún expresaron a la perfección todo lo que pensaba, riendo entre dientes Izar solo pudo negar con la cabeza, componiendose para ver de regreso la pared.
—Mi querida tía Elladora decidió que sería buena idea hacerlo y aún a la fecha, Kreacher me ha confesado que su único deseo después de morir, es ser decapitado y colocado junto con sus ancestros.
—Tienes un elfo extraño. Aún que todos lo son.
—Bueno, vámonos, y tal vez quieras cerrar los ojos, no apreciaría que sigas criticando la ancestral casa de mi familia.
—Oye, tu también puedes decir que colgar la cabeza de un elfo decapitado es asqueroso, por no decir aterrador.
—Baja la voz... No quisiera que Kreacher te rechazara por repudiar su mayor sueño.
—Es un elfo senil.
—¿Sugieres que corte su cabeza?
—No fue lo que...
La niña indignada iba a comenzar a quejarse, cuando fue interrumpida por Izar, que había abierto una puerta para dejar a la vista una hermosa habitación.
—Puedes quedarte aquí, eres bienvenida en mi casa el tiempo que desees.
—Que caballeroso. ¿Creo que mereces una recompensa?.
—¿Tienes 12 años y ya lo quieres hacer?, ni siquiera me has invitado a tomar una taza de té, o algo por el estilo.
—Eres un idiota.
Chillo Daphne, empujándolo y cerrando la puerta de golpe, jurando que su cara roja avergonzaria a un tomate. Izar río entre dientes, pero antes de alejarse, la puerta se abrió nuevamente, dejando a la vista una Daphne que se inclino para capturar sus labios y volver a cerrar la puerta.
—Buenas noches.
Escucho el gruñido tras ella, no evitando la sonrisa que apareció al instante.

The Black House Where stories live. Discover now