23) Dragones y bosque prohibido

332 46 2
                                    

Justo como lo habían pensado, el plan había sido un rotundo fracaso. Habían llegado a la cabaña del guardabosques desde temprano en la noche, observando como Potter y su amiga sangre sucia recibían una enorme jaula, que contenía al no tan pequeño Dragon, hablaron un poco con el sirviente antes de cubrirse con una capa de invisibilidad y comenzar a avanzar, levemente escuchando como Hagrid se despedía de "Norberto".
Las dos pequeñas serpientes habían tratado de utilizar un hechizo Revelio para seguir los pasos de los niños, sin embargo había resultado ser infructuoso. ¿Por qué su hechizo no había funcionado?, estaba más allá de ellos. Para su fortuna, no solo sabían cual era el punto de encuentro, si no que, Potter y su amiga eran lo suficientemente tontos para no silenciar sus pasos, o al Dragón para el caso, el cual hacia mucho ruido, parecía que despedazaba algo dentro de su enorme jaula.
Caminaron a través de pasillos y escaleras, un recorrido que parecía eterno, tomando algunos atajos en el camino, siguieron con cuidado al dúo que llevaba el dragón, como no los habían perdido, era un misterio.
Unos pasos y una aparente discusión alertó a los cuatro niños invisibles, todos refugiándose en las sombras, Potter y Granger habían olvidado que eran invisibles y por el otro lado, Black y Greengrass no estaban dispuestos a correr un riesgo innecesario, sus hechizos de desilusión aún no eran perfectos y debían ser cautelosos.
Una lámpara brillo y una furiosa McGonagall apareció ante su vista, iba con su ropa de dormir y sostenía de la oreja a Malfoy.
-¡Castigo!, ¡Y veinte puntos menos para Slytherin! Vagando en medio de la noche... ¿Cómo te atreves...?- grito furiosa la mujer, no podía imaginarse que un alumno, de primero no menos, tuviera tal descaro.
-Usted no entiende, profesora, Harry Potter vendrá. ¡Y con un dragón!- reclamo el niño, quién se retorcía por el dolor en su oreja.
-¡Qué absurda tontería! ¿Cómo te atreves a decir esas mentiras? Vamos, hablaré de ti con el profesor Snape... ¡Vamos, Malfoy!- arrastrando al niño, la mujer incluso pareció olvidar por unos momentos que hablaba con un heredero pura sangre, sin usar la etiqueta adecuada.
Pronto la estricta mujer se había alejado con el niño pelo rubio, continuando con su diatriba, a unos pasos de ellos, escucharon las suaves risitas de Potter y Granger, contentos por, supuestamente, haber metido en problemas a Malfoy.
-Es un idiota- no pudo decir más que eso Black, Daphne compartiendo sus pensamientos.
Todos se dirigieron hacia la torre, comenzando a subir las largas escaleras de caracol, al salir al frío aire, los dos pequeños leones se quitaron la capa, comenzando a celebrar y burlarse de Malfoy, algo que le pareció una estupidez a Black, no habían sido ellos los que metieron en problemas al niño, era simplemente que el mocoso era demasiado estupido para tener algo de sentido común o simplemente no podía usar su cerebro, alguna de los dos, pero cuál fuera la razón, si bien tuvo que ver con ellos, no fueron sus propios méritos para enorgullecerse de una gran hazaña, además, ¿Desdé cuando fue difícil meter en problemas al hurón?.
Pronto los amigos del tal Charlie llegaron, comenzando a intercambiar bromas con los niños, les mostraron los arneses que utilizarían con el dragón y como lo llevarían suspendido en el aire, en medio de las escobas. A Black le resultó un poco extraño, sospechaba que noquearian al dragón en cuanto partieran, era demasiado riesgo no hacerlo.
Potter y la niña Granger asintieron felices, todos despidiéndose y comenzando a alejarse por sus lados.
La mano de Daphne de repente se soltó de la suya y su hechizo de desilusión cayó, ambos viéndose un poco perdidos por los sucesos que habían ocurrido tan rápidamente.
-Bueno, esto es una mierda. Parece que en este castillo solo puedes ser inteligente o un tonto definitivo, lamentablemente estos últimos predominan más-
Izar resoplo divertido, comprendía de que venía Daphne, ambos siempre planearon en detalle, siempre hubo un plan de respaldo por si algo salía mal y estaban preparados para cualquier tipo de situación, habían sido educados en ese ambiente e ideología, que el resto de niños hicieran algo tan repentino, sin tener múltiples planes de respaldo, y con poca antelación, era algo que ambos no llegaban a comprender del todo, una rareza para un Verdadero Slytherin.
Un pequeño destello llamo su atención, viendo una pequeña tela tirada en el suelo, había sido la capa de Potter, quién la había dejado ahí después de llegar a la cima, parecía que ambos niños habían olvidado lo único que los mantenía relativamente seguros, parecía que eran más tontos de lo que originalmente pensaban.
Acercándose a la tela, Daphne la levantó para dejar a la vista la hermosa y elegante capa de invisibilidad, en la parte inferior derecha, bordada con suavidad, había un símbolo que a la niña le resultó levemente familiar y sin embargo no pudo ubicar.
-Esto no es una capa normal- Murmuró Izar, inclinándose para observar más de cerca el elegante objeto.
-Tienes razón, ya que, por más que tengamos poca experiencia y siga siendo un hechizo muy difícil, no es posible que nuestros hechizos de detección no la notarán en lo más mínimo-
-Tal vez lo averiguaremos después, pero no nos la podemos llevar-
-Tienes razón, siento una vibra extraña con tan solo tocarla-
Decidiendo dejar de lado el objeto, ambos volvieron a sostener sus manos para arrojarse el hechizo de desilusión y comenzar a bajar las escaleras.
Cuando los escalones terminaron, su vista se sorprendió por una escena un tanto cómica, Flich sonreía maliciosamente mientras arrastraba por ambos brazos a los dos pequeños leones.
-Bueno, eso fue inesperado-

The Black House Where stories live. Discover now