20) Entrenamiento

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El sudor escurrió por montones atraves de su frente, bajando por su espalda levemente musculosa, había entrenado su físico desde temprana edad, cada desgarro o hueso roto había sido reparado por su abuela y se había llegado a endurecer hasta cierto punto, no era exagerado, sin embargo, mostraba unos raros músculos que los chicos de su edad no tendrían, su cuerpo era ágil y rápido, se movía con gracia y de una forma elegante, mientras los hechizos eran lanzados en cadena, cada uno pronunciado lo más bajo que pudo, aún le era muy difícil lanzar hechizos no verbales, era algo que se enseñaba hasta los 16 años, cuando la magia del mago estaba más controlada y la suya, si bien no estuvo al 100, aún tenía un muy buen control debido a los rituales y su arduo entrenamiento, sin embargo no lo suficientemente bueno.

El muñeco de entrenamiento reflejo su hechizo y un segundo disparo salió de su costado, sus instintos gritaron cuando coloco un escudo delante suyo y agachó la cabeza para que el segundo hechizo pasará inofensivamente por sobre del.
-Bombarda- gruño cuando una fuerte onda de fuego se estrelló contra el muñeco en un estruendoso disparo que lo hizo retroceder de forma bruzca.
Jadeando levemente, apunto su varita al segundo muñeco que lanzó una gran cantidad de hechizos contra el, esquivando todo lo mejor que pudo, termino barriendo el soporte, haciendo caer a la figura, se levantó rápidamente, lanzando un Diffindo contra el cuello del muñeco, terminando el entrenamiento. La habitación de duelo estaba configurada en diferentes niveles, no había empezado con algo realmente complicado, ya que solo se enfrentaba a 2 muñecos de entrenamiento en forma básica y sin embargo, no muchos magos de su edad podrían hacer eso. La simulación de duelo terminaba cuando los muñecos hubieran recibido un ataque que en personas normales podría ser mortal, o en dado caso, que el recibiera el ataque mortal, aún que la habitación también se podía configurar para que los muñecos no atacarán o que no se desactivaran. Era uno de los grandes orgullos de la familia Black, una muestra de su magia llevada a otro nivel, nadie más que ellos podría tener una sala de duelo tan impresionante.

-Fue bueno, tu velocidad mejora, sin embargo, esquivas de una forma muy evidente y pronunciada. La forma correcta de esquivar sería con movimientos cortos, evitar hechizos por un pelo, no dejar un gran margen, también haces muy evidente la dirección a la que esquivaras, un mago habilidoso como el señor oscuro podría redirigir un hechizo hacia tu posición sin siquiera sudar-
Asintiendo con comprensión, agradeció gratamente en contar con la presencia de su abuela, si bien la mujer nunca fue la mejor en los duelos, aún aprendió muchas cosas que ahora transmitía a su nieto.
Con un rápido hechizo de aseo había secado su sudor, colocandose su camiseta, apunto su varita al cuadro de su abuela, para después hacerlo levitar y dirigirlo a su lugar, le había enseñado la forma de quitar el hechizo aderible que le había apuesto, era un hechizo modificado y sinceramente dudaba que alguien supiera la forma de hacerlo sin las instrucciones específicas de la mujer.
Colocando el cuadro, se retiró para darse una ducha rápida, sus días de entrenamiento habían sido arduos y después de practicar duelo, hechizos, maldiciones y protecciones, leía más, una rutina a la cual se había acostumbrado por años, sin embargo había dejado de poner en práctica después de entrar a Hogwarts, no tenía el tiempo suficiente para hacerlo.

Entrando a su habitación vio a la enorme serpiente en la misma posición donde la encontraba siempre, le había dado la oportunidad de ir a la mansión Black en Gales, para que ella misma pudiera cazar sus alimentos en el bosque circundante y sin embargo se negó la serpiente se nego, era muy perezosa y no le gustaba salir de su habitación, solo para comer lo que le traería Kreacher, realmente debería cortar eso, ¿Para que servía una serpiente que se olvidó como cazar?, Una Jormu para el caso, una criatura mítica y muy poderosa.

Esa era otra cuestión, le había preguntado a su abuela como mierda había conseguido una Jormu, cuando eran considerados mitos y en el mejor de los casos, criaturas magicas que vivieron hace miles de años y ahora estaban extintas, la mujer se negó a dar respuestas y realmente no podría obligarla, ella había dicho que lo explicaría a su tiempo y aún que todos esos secretos que mantenía lo irritaba, no le quedaba de otra más que ser paciente.

The Black House Where stories live. Discover now