10∆ Miel, miel, miel

84 15 5
                                    

Mamá murió al darme a luz.

Mejor dicho, mamá murió tras darme a luz.

Mi padre siempre solía decir que Alice se encontraba en perfecto estado cuando dejó el hospital, así que, no entendió nada cuando esa enfermera lo llamó al trabajo y le anunció que mamá acababa de morir. "Eso no puede ser cierto", le dijo, "Usted tiene que estar mintiendo". Sin embargo, cuando Marvin Davis llegó al hospital no sólo me encontró a mí sino también se encontró a sí mismo con la responsabilidad de cuidar de un bebé recién nacido sin una mujer a su lado. Según los doctores, la muerte de Alice se debió a una grave infección post-parto a la que no pudieron hacer frente, aunque mi padre siempre tuvo sus dudas e hizo hasta lo imposible por llegar al fondo del asunto. Nunca lo logró. Siempre había algo que se interponía en su camino. E incluso cuando acudió a denunciar el asunto a comisaría, ellos le cerraron la puerta alegando que no contaba con pruebas suficientes para abrirse una investigación. Sin embargo, una tarde tras una de sus muchas reuniones con el director del hospital, un trabajador de la limpieza se le acercó y le contó que aquel día había escuchado a Alice quejarse de fuertes dolores, también de que las piernas las tenía entumecidas, pero las enfermeras del turno de guardia hicieron de menos su dolor y no alertaron a los médicos hasta que fue demasiado tarde.

Papá casi se vuelve loco.

Así que, dispuesto a llevar a los culpables ante la justicia le suplicó al hombre que acudiera a la policía con él, que fuera la pieza clave que pusiera en marcha la investigación, pero éste alegó que tenía cuatro hijos a su cargo y que no podía permitirse perder el empleo porque debía proveer para su familia.

Papá estaba desolado.

Y cuando el hombre desapareció aún más.

Nunca volvió a verlo por el hospital.

Ni a responder a sus llamadas.

Entonces, Marvin comprendió que él era demasiado pequeño y los directivos del hospital demasiado grandes para poder luchar contra ellos. Que tendrían a los mejores abogados del estado de Alabama para frenarlo, que obligarían a los empleados a hacer voto de silencio si querían conservar sus puestos y que nadie aceptaría su participación en la muerte de Alice.

-Por eso no soporté oírla hablar así, bebé.

-No tienes que justificarte.

-Lo sé. Pero siento que tú te mereces una explicación. O, al menos, saber por qué reaccioné así. -le digo. Siento cómo su pecho se hincha de orgullo, tal vez porque está disfrutando el que me comparta libremente. -Oír a June hablar de esa manera, me lastimó. Porque es posible que las enfermeras que ignoraron las quejas de dolor de mi madre pensaran lo mismo y por eso no acudieron en su ayuda. Y, gracias a eso, Alice está muerta.

-Lo siento.

-¿Y si me sucede lo mismo?

-No dejaré que pase. -me asegura.

Le he dado tantas vueltas a lo que le ocurrió a mi madre que, de forma involuntaria, lo he convertido en mi pesadilla personal.

-¿Y si no quiero tener hijos?

-No puedo obligarte a ello. Nadie puede hacerlo. -responde, y echa mi cabello hacia atrás. Desde ayer, no se reprime en jugar con mi cabello, en hundir los dedos en él como si acabara de conquistar un nuevo territorio. -Pero, si eso llegara a ocurrir, el que tengamos un bebé, no voy a fingir que no me haría el hombre más feliz de este jodido mundo.

✨Naima✨Where stories live. Discover now