"Pero cuándo estás llorando
Atraes la lluvia
Así que deja de suspirar, nena"
Oh, Oshún.
-Naima. -me nombra.
Schratter se coloca delante mío interponiéndose entre el mundo y yo otra vez para que así pueda seguir llorando a mi antojo.
-Y sé feliz de nuevo, lo sé. -me digo a mí misma, entre sollozos. Pero oírlo cantar esa canción ha abierto el grifo del llanto, y ya no puedo controlarme más. -Lo intentaré, ¿vale?
-Eso estaría bien.
-Él me quiere tanto. -le aseguro, e intento sorber mi propio llanto para no seguir actuando como una niña pequeña a la que han arrancado de los brazos de su madre. -Si tan sólo yo...-me interrumpo. Mi rostro lloroso se hunde en su espalda, una espalda a la que podría aferrarme por el resto de mis días. -¿Por qué no puedo llorar sin sentirme culpable, oficial? Sólo cuando llueve, una debería poder llorar sin sentirse juzgada. Porque quién va a saber si eres tú, o es el cielo el que se está derrumbando sobre tu cabeza.
-Entonces, hazlo hasta que te canses.
¿Sería extraño decir que, por un instante, me he imaginado a mí misma amándolo?
-Tengo frío.
-¿Quieres una manta? -me pregunta, aunque se dirige al asiento trasero del coche patrulla, abre la puerta y saca una manta marrón. -Olvidé que tenía una, lo siento.
-¿Y tú?
-Aún estoy de servicio. -responde. Y me invita a sentarme dentro del coche patrulla para resguardarme de la lluvia. -Creo que estarás mejor aquí.
-Gracias.
No estoy mejor, y, además, estoy en esa etapa de mi vida que siento que no lo estaré jamás, pero esta manta huele a él y eso hace que se me caliente el corazón.
-Buscaré a alguien que te revise esos golpes, amor. -le oigo decir, pero, me apresuro en detenerlo. Al instante, me reprendo a mí misma por mostrar tan abiertamente que lo necesito a mi lado, más de lo que estoy dispuesta a admitir. -¿Qué sucede?
-No quiero que nadie me toque.
-No me gusta esa herida del labio, ni la de tu mejilla. -comenta, un tanto preocupado.
-No te vayas.
-Sólo será un momento. -me asegura.
-No te vayas de mi lado, Schratter.
No deseo que nadie distinto a él se acerque o me toque, tan sólo desearía revivir una y otra vez el calor que Schratter me produjo al interponerse entre Larsson y yo.
-Oficial.
-Enseguida regreso, Naima.
Schratter se acerca al joven oficial que lo reclama a un par de metros de distancia del coche patrulla.
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✨Naima✨
RomanceUna casa en llamas, un coche robado y unos fugitivos enamorados, ¿qué podría salir mal?✨ Obra protegida por Safe Creative. Usa tu imaginación, y di NO al plagio.