Hola, Jules Schratter🏵️

91 10 3
                                    

Unos meses atrás

-Cariño, despierta.

La voz dulce de Abbie se mezcla con el sonido del despertador, así que, me doy la vuelta para incorporarme sobre la cama y apagar el dichoso aparato que acaba de anunciar que son las siete de la mañana, y que tengo un año más de vida.

-Feliz Cumpleaños.

¿Feliz?

Tan sólo cumplo años, nada más.

-Gracias. -respondo, al ver que me ha traído un muffin de chocolate hasta la cama con una velita encendida. -¿Tengo que pedir un deseo? ¿Obligatoriamente?

-Es la tradición.

Soplo la vela dejando que ese deseo se esfume en el aire, dibujo una sonrisa en mi boca y le pego un mordisco al muffin tan sólo para hacer feliz a Abigail. No quiero arruinar Acción de Gracias para ella, sobre todo, porque se va a reunir con su familia esta noche y sé cuánta ilusión le hace verlos. Además, que esta fecha haya dejado de tener importancia para mí, al igual que Navidad o Nochevieja, no tiene nada que ver con ella. Sólo se trata de mí, de mí mismo y de mí. De lo harto que estoy de fingir la misma alegría que sienten el resto de mortales cuando se acercan estas fiestas, cuando se reúnen en su hogar con sus seres queridos, porque si no me soporto ni a mí mismo cómo voy a soportar a los que están a mi alrededor.

Odio Noviembre.

Y a todos los que nacieron bajo su cielo.

-Hoy lo celebraremos como Dios manda. -anuncia por todo lo alto, y se inclina para besarme la boca con una dulzura que ya no calienta mi pecho. Me pregunto si alguna vez lo hizo, o si me engañé a mí mismo con tal de sentir que tenía a alguien a mi lado. -Mi familia está deseando conocerte.

-Respecto a eso, yo...

-¡A desayunar, Schratter! -exclama, y sale de la habitación.

Estoy aburrido de este amor.

Pero cómo le digo que desde hace un tiempo ya no disfruto de su compañía, que ya no tengo la necesidad de cruzar toda la ciudad para estar en sus brazos o que, simplemente, ya no siento nada cuando hacemos el amor.

-Maldita sea, creo que internet tenía razón. -me digo a mí mismo cuando recojo mi teléfono de la mesilla y me topo con mi propia imagen en la pantalla. -Debo estar atravesando una depresión, una jodida depresión.

-¡Jules!

-¿Y tú qué estás haciendo, amor?

Desbloqueo la pantalla utilizando mi patrón habitual, abro la aplicación de Instagram y reviso las notificaciones que me alertan sobre las publicaciones y stories de la escritora.

-Así que has estado paseando por la ciudad. -digo al ver ese Mustang del 68 en la fotografía, celebrando un año más de vida a su lado. -Quiero ser ese maldito coche, joder.

-Sé que llevo un par de días desaparecida, sólo quería deciros que estoy bien, respirando y suspirando, pero también quería agradeceros por el amor que le estáis dando a Demasiado cielo entre tú y yo desde que salió a la venta. -agradece la escritora en cuánto le doy play al vídeo que acaba de subir. A diferencia de otros días, lleva el cabello trenzado, sin maquillaje y se encuentra tumbada en su cama, luciendo una preciosa bata de seda púrpura que invita a la imaginación. -En fechas como éstas, muchos estaréis disfrutando del calor de vuestras familias y de deliciosas cenas, pero, para los que estéis solos como yo, tan sólo quería recordaros que el fuego sigue ardiendo hasta en el invierno más frío. Y que no todo está perdido.

✨Naima✨Where stories live. Discover now