— No pasa nada, Katsuki, solo es que no tienes sudor en las manos. — susurré para convencerme a mí mismo. Frote mis manos para luego volver a intentarlo; pero, por muchas veces que lo hiciera, no ocurría. Ni siquiera aparecieron pequeñas chispas en las palmas de mis manos.
Fue entonces que el miedo se volvió a apoderar de mi cuerpo. Mi quirk, el cual me había acompañado desde que tenía cuatro años, cuyo uso era tan natural en mí como respirar, había desaparecido. Esto no podía estar pasando.
— No, no, no, no, No, NO, NO, ¡NO! — grité asustado.
— ¡Kacchan! — Izuku sujetó mis manos y se agachó para que pudiera mirarlo a los ojos. — Respira, Kacchan. — y, empezó a respirar de forma exagerada y calmada para que lo imitara. Me costó, pero Izuku me ayudó a tranquilizarme y a regular mi respiración. — Bien, Kacchan. Muy bien. — Izuku me hizo sentarme en el césped para luego ponerse a mi lado y agarrar mi mano con fuerza.
Tras lo que creo fueron cinco minutos, ya estaba totalmente tranquilo, aunque solo fuera en el exterior. Por dentro, aun intentaba asimilar lo que estaba pasando y lo que ocurría con mi peculiaridad.
— Entonces... — la voz de Izuku fue la que rompió el silencio esta vez. — Tampoco tenemos nuestros quirks... Ninguno de los dos. — susurró cerca de mí. Yo solo me limité a asentir sin ganas de decir en voz alta la realidad. — Deberíamos movernos, Kacchan. — volví a asentir para luego, con ayuda de Izuku, levantarme del suelo.
Antes de que pudiéramos decidir en qué dirección ir, una descarga eléctrica puso mi cuerpo en tensión. De reojo noté que a Izuku le había ocurrido algo muy similar. Su postura se notaba muy tenso y sus orejas estaban totalmente levantadas mientras apuntaban hacia nuestra derecha. No sé qué estaba sintiendo, pero era algo similar al instinto. Como si todo mi cuerpo gritara que algo malo estuviera a punto de ocurrir.
Nos quedamos totalmente quietos, como estatuas, creando un silencio increíblemente tenso. No nos movimos hasta que este fue interrumpido por el sonido de una rama partiéndose. Me giré en la dirección en cuestión y vi uno de los arbustos que rodeaba el claro agitarse. Mi cuerpo se puso en posición de combate, sin despegar mi mirada de aquel arbusto. No necesitaba ni mirarlo de reojo para saber que Izuku estaba igual que yo.
Entonces, tras unos segundos, tres cuerpos salieron de entre el follaje. Mi cuerpo seguía en tensión, mientras que mi mente estaba totalmente confusa. Lo que estaba viendo en ese momento era totalmente confuso. Había dos tipos de criaturas, que definitivamente no eran humanas. El primero de ellos era una criatura pequeña de piel verdosa, ojos amarillos y lo que parecían tres cuernos en su frente. Su boca estaba abierta mostrándonos sus pequeños y afilados colmillos. El segundo tipo de ser era más alto que el anterior, pero parecía una mezcla extraña entre un ser humano pequeño y un perro o lobo. En total, había seis de dichas criaturas, cuatro de los verdosos y dos de los cara perro. Y, las seis nos miraban como si fuéramos su siguiente comida.
— ¿Qué son esas cosas? — murmuró Izuku con voz tensa.
— No tengo ni puta idea, pero si se acercan, te juro que les expl... les arranco la puñetera cabeza.
— Pero, Kacchan, puede que sean personas. — me comentó ligeramente tenso. Y entendía la razón. Las seis criaturas habían empezado a caminar en hacia nosotros mientras gruñían y rugían como animales.
— Izuku. Sean lo que sean esas cosas, definitivamente no son humanos. — respondí retrocediendo lentamente, a un ritmo ligeramente superior al de los esperpentos que teníamos delante. Izuku me imitaba, caminando pegado a mi lado. — Si nos atacan. No dudes en matarlos, Izuku.
— Kacchan, pero... — ni siquiera le deje continuar con sus murmullos.
— Izuku, ni lo pienses. Estoy seguro de que tú también sientes lo mismo que yo. — Lo miré de reojo y el también estaba mirando ligeramente hacia mí. — Todo mi cuerpo esta tenso y mi instinto me está gritando huir o destruirlos. Por lo que, si atacan, los machacamos. No hay posibilidad de atraparlos. Además, tampoco tenemos los recursos para retenerlos. E incluso si pudiéramos, ¿qué quieres hacer con ellos? Ni siquiera sabemos qué les ocurre, como para poder curarlos. — murmuré todo lo rápido que pude. — Así que, sí, Izuku. Los machacamos. — Y, como si mi declaración los hubiera cabreado, dos de las criaturas de piel verde saltaron en nuestra dirección.
Igual no tenía mi quirk, pero eso no evitó que, cuando estuviera a mi alcance, esquivara sus pequeñas garras para luego darle una patada con todas mis fuerzas en la nuca. No tuve casi tiempo de reaccionar antes de que otra de las asquerosidades piel de moco se abalanzara contra mí. Al igual que con su compañero, esa cosa recibió un potente golpe, pero en vez de en la cabeza, en el plexo solar, apartándolo de mí y dejándolo muy aturdido. Aproveché que los dos bichos estaban aturdidos para acercarme a ellos y, sin ninguna piedad, golpearles con todas mis fuerzas en la cabeza.
Cuando sus cuerpos cayeron al suelo inertes, mi convicción flaqueó por unos momentos, pero el sonido de una de esas bestias con cara de perro acercándose me puso en modo de combate y salté lejos, evitando por poco las garras de la criatura. A diferencia de las anteriores, esta era más rápida y sus garras parecía más afiladas y peligrosas; pero, aun así, mis entrenamientos de combate me ayudaron a mantener la distancia y lograr aturdirlo el suficiente tiempo para romperle el cuello.
Suspiré aliviado y me giré hacia Izuku, justo a tiempo para verle usar uno de los movimientos especiales de la heroína Mirko para aplastar la cabeza al monstruo de cuajo. Definitivamente, aprender el estilo de combate de Mirko le había ayudado a Izuku mucho para mejorar su Shoot Style, pero verle usar ese tipo de movimientos siempre llega a sorprenderme. Sobre todo, con la cantidad de fuerza que ha tenido que ganar en sus piernas para poder siquiera usarlas. Aunque, verle usar uno de los movimientos de la heroína coneja ahora que también tenía las orejas y la cola del animal, resultaba incluso irónico.
— ¿Estás bien? — le pregunté cuando llegué a su lado. Izuku seguía manteniendo la cabeza fija en el cadáver de la extraña criatura con cabeza de perro. Antes de que pudiera decir algo para consolarlo, el monstruo se descompuso en cenizas negras, dejándome totalmente sorprendido. — Definitivamente, no eran humanos. — solté, tanto para Izuku, como para mí.
— Igual tienes razón. — susurró.
— ¿Cómo que "igual tengo razón", maldito Deku? — mi arrebato le sacó una pequeña sonrisa, antes de que se girara para sonreírme. — Pues claro que tengo, razón, idiota. Siempre la tengo. Ya deberías saberlo. — sonreí orgulloso para luego mirar los cadáveres del resto de criaturas. Estas seguían ahí, aunque, tras contarlos, supuse que, otro de los monstruos que nos había atacado también se había descompuesto en cenizas; ya que faltaba el cuerpo de uno de esos bichos de piel verde. — Vámonos de aquí. Necesitamos saber que coño nos está pasando y donde narices estamos. — Izuku solo asintió para seguirme.
No elegí ninguna dirección en particular. Simplemente continué caminando hacia el frente, adentrándonos entonces en el bosque. Izuku de vez en cuando murmuraba algún que otro comentario, pero yo solo estaba centrado en encontrar el fin de este bosque y salir de ahí lo antes posible. Para mi fortuna, mis deseos, por primera vez desde que había despertado, se estaban cumpliendo; porque, a bastante distancia, empecé a ver una gran planicie. Mis piernas empezaron a correr, al igual que las de Izuku, el cual seguía estando a mi lado. No tardamos mucho en alcanzar el claro, dejándonos ver una enorme planicie, sin ninguna señal de humanidad a la distancia.
— Mierda, no hay nada. — gruñí inconforme, pero cuando me giré hacia Izuku, este estaba dándome la espalda sin moverse. — ¿Deku? — me puse a su lado y lo miré extrañado — ¿Qué narices ocurre?
— Mira hacia ahí. — se limitó a decir sin apartar la mirada del horizonte.
— Deku, aquí no hay n... — mis palabras se cortaron cuando al horizonte vi lo que parecía una ciudad amurallada. Pero, lo sorprendente, era la enorme torre que se podía ver por encima de los muros. Esta era tan alta que parecía tocar las nubes. Era incluso más alta que algunos de los rascacielos que he visto.
— Kacchan. —la voz se Izuku salió totalmente débil. Yo solo hice un sonido con la garganta para que supiera que lo estaba escuchando. Mis ojos estaban demasiado centrados en lo que veía a lo lejos. — ¿Dónde estamos?
— No tengo ni idea, Izuku. No tengo ni idea.
YOU ARE READING
Is It Wrong to Try to Be a Hero in a Dungeon?
FanfictionProteger a la gente es el principal objetivo de un héroe. Para Katsuki, cuando sale a la calle para enfrentarse a los posibles villanos, su cabeza le dice que ese también es su principal prioridad como estudiante de la U.A. y futuro héroe. Pero, su...
Capítulo 2: ¿Qué narices está pasando?
Start from the beginning
