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Percy sentía como sus piernas flaqueaban cuando a la distancia vio a un hombre rubio sentado solitariamente en un gran trono.
Había caminado tanto para llegar allí que lo último que pensaba era en el dolor de piernas, se sentía ansioso y temeroso, sin embargo, Rhea y la madre de ella fueron suficiente para que continuara su camino hacia el hombre que se levantó del trono cuando pareció verlo acercarse.
Era ahora o nunca.
Le daría su rayo y le pediría ayuda para rescartar a las Deschamps del inframundo, aún podía recordar lo que sintió cuando regresó a la playa sin ninguna de ellas, había descargado toda esa furia con Ares hasta derrotarlo pero, por alguna extraña razón sentía que Zeus no lo ayudaría.
Quería estar equivocado, al menos por esta vez.
Percy tragó saliva cuando el rubio lo observó fijamente, una extraña sensación recorrió su espina dorsal al creer reconocer esos ojos, podían llamarlo loco pero lucían exactamente igual a los de Rhea... quizás si estaba loco y solo la extrañaba, era imposible.
¿No?
—Señor...—Susurró el niño para quitarse su mochila y buscar algo adentro de ella, con la mano temblorosa sacó el apagado rayo maestro para mostrárselo y ofrecérselo al rubio que apretó su mandíbula para intentar tomarlo en silencio.
—¡PJ! ¡No!—Se escuchó en cada rincón, cualquier pensaría que si estaba loco y se imaginaba todo hasta que el rayo que iba a ser tomado por Zeus voló de repente hacia atrás con violencia.
Percy volteó bruscamente para ver ahora como una sudada, lastimada y agitada Rhea sostenía el rayo maestro de Zeus mientras que el mismo se activaba en su mano como si el arma más poderosa del universo estuviese acostumbrada a la presencia y tacto de ella.
—¿Dedee?—murmuró el hijo de Poseidón asombrado y temeroso cuando los claros ojos azules eléctricos de su amiga se transformaron por unos segundos en unas profundas orbes de electricidad azules sin pupilas.
—Sabe que no lo robamos—Declaró la niña cuando Percy corrió hacia ella para intentar abrazarla pero esta solo negó—Zeus sabe que no lo hicimos—Saludó la niña apretando el rayo cuando este pareció querer irse de su mano al momento que Zeus hizo un ademán para intentar recuperar su arma—¿No es cierto, Padre?
En ese momento, el niño juró que casi iba a ahogarse con su propia saliva cuando notó como Zeus sonrió levemente.
¿Hades tenía razón?
¿Qué? ¿De que se había perdido? ¿Acaso él era su padre? Todo ese tiempo cuando creyó que se equivocaba... ¿tenía razón? Ahora prefería ser su hermano antes que aceptar que Zeus era su padre ¡Zeus!
¿Anastasia y Zeus?
—Buen intento con Ares y luego con Athena...pero no fue lo suficientemente buena para lastimarnos—Se quejó la niña provocando que el dios de los cielos frunciera el ceño por completo
