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Oscuridad.
Rhea la odiaba porque le aterraba desde que tenía memoria.
No obstante desde que llegó Percy se sentía capaz de enfrentar cualquier miedo si él estaba junto ha ella, justo como en ese preciso momento en el que sentía completamente segura en el oscuro y siniestro bosque del campamento donde su mejor amigo terminaba de hacer su fogata elaborada en un lata vacía que encontraron en las cocinas.
Era todo un sobreviviente, pensó orgullosa la niña al recordar como su Percy había utilizado hojas secas y un cerillo para encender una fogata, ella no lo hubiese hecho porque llevaría una linterna.
Deschamps aplaudió emocionada cuando el joven Jackson la volteó a mirar con una sonrisa, a pesar de tener ahora a Luke y Chris, nadie jamás lo haría sentir de la forma en la que ella lo hacía.
Rhea, además de su madre, sería la única persona que lo apoyaría incondicionalmente en todo, incluso si ambos tenían que caer para aprender una lección con sus desiciones, lo harían juntos... como siempre.
—Gracias—Susurró el de ojos azules a su mejor amiga que negó desinteresada, cuando Percy le dijo que quemarían ofrendas para sus madres, no pudo negarse y por supuesto, no lo haría.
Después de todo, ¿Quienes eran los dioses al lado de las personas que los criaron y estuvieron con ellos hasta el último momento?
—Hola mamá... y señora Deschamps—comenzó Percy arrojando dos de los dulces azules que su madre le había dado como regalo al fuego como ofrenda
—Hola mami... y señora Jackson—Imitó la dulce niña arrojando a las ardientes flamas su lazo rosado, era el único que tenía y era especial, justo por eso se lo ofrendaría a ellas
Percy ladeo una sonrisa antes de extender su mano y buscar la de Rhea para apretarla un poco, en otra circunstancia le hubiese resultado embarazoso al recordar que comenzaba a comprender sus nuevos sentimientos hacia su mejor pero... ahora solo necesitaba eso.
En medio de la oscuridad y con la poca luz que les proporcionaba la fogata improvisada, sabía que ambos necesitaban eso, y por su puesto quería pensar que ella más que él pero lo cierto era que Percy admitiría sin dudar que él era quien más necesitaba esa sensación.
Ese sentimiento de seguridad de tenerla a su lado, saber que Rhea siempre estaría allí porque él se encargaría de protegerla siempre lo reconfortaba.
Rhea levantó la mirada emocionada cuando su mejor amigo miraba fijamente el fuego, pudo apreciarlo una vez más de perfil y le encantaba, aunque si lo pensaba mejor todo en él lo hacía...
¿Cuanto tiempo más debía pasar para que él sintiera lo mismo que ella? ¿Acaso era posible? ¿O era una ilusión que desarrolló de ver tantas películas románticas?
