Capítulo 27

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| DELIRIOS |

Mi cabeza palpitaba, mis ojos se sentían pesados, no podía moverme, pero todo se movía a mi alrededor

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Mi cabeza palpitaba, mis ojos se sentían pesados, no podía moverme, pero todo se movía a mi alrededor. Escuché una suave risa que se jactaba de haber logrado su cometido. Intenté abrir mis ojos para despejar la nube somnolienta. Lo intenté una y otra vez hasta que mi vista logró enfocar algo más allá de la espesa oscuridad. Eran los asientos de un auto, estaba recostada en la parte trasera, mi cabello cubría partes de mi rostro. Entre las hebras, pude distinguir a alguien en el asiento del conductor, un hombre que conducía hacia un destino incierto. Mis pensamientos eran un desastre, no podía recordar cómo había llegado hasta allí, pero algo en mí susurraba el nombre de Fatmir y su cara se fue dibujando como un recordatorio de mi verdugo.

Los latidos de mi corazón se aceleraron, un sudor frío bajó por mi espalda. ¡Maldición! Ese desgraciado me había secuestrado. Me sentí estúpida por no haber confiado en mis instintos. Ahora estaba presa, esperando a que quisiera hacer conmigo. Sin embargo, deseaba luchar, mi instinto de supervivencia salió a la luz, y en un movimiento suave, volteé hacia la ventana. El auto se movía despacio, por un camino difícil, acentuando la hipótesis de que estábamos entrando en algún lugar del bosque.

Me desesperé, quería escapar, y con cuidado comprobé que, por suerte, la puerta estaba sin seguro. Mi secuestrador seguía entretenido en el camino. Observé su perfil relajado. Aunque había algo diferente en él, no parecía tratarse de Fatmir, sino de alguien más que no conocía. Quise constatarlo mirando directamente al espejo retrovisor, pero aquello fue un completo error. Sintió mi mirada, y fue en ese momento que unos gélidos ojos azules se cruzaron con los míos. De inmediato, me incorporé, cogí la manija de la puerta, la abrí en segundos y me tiré sin pensar en la fuerte caída que me esperaba.

El auto derrapó, y yo me incorporé, ignorando el estremecimiento de mis músculos. Corrí con todas mis fuerzas, aún sintiendo la droga en mi sistema y las fuertes pisadas que retumbaban en mis oídos. Maldiciones y voces me perseguían. No era solo Fatmir, había otro hombre con rasgos afilados y mirada peligrosa.

Mi pie trastabilló con una rama, y rodé cuesta abajo. El dolor inundó mi cuerpo, pero algo más también lo hizo. El terror se intensificó al escuchar una última frase.

- No descansaré hasta cumplir mi venganza -

Una mano se posó sobre mi hombro, haciendo que me despertara con el corazón latiendo a mil por hora. No sabía en qué momento me había quedado dormida, pero tenía un mal sabor de boca, un estremecimiento recorrió mi cuerpo mientras mi mente replicaba una y otra vez aquel sueño que no era más que un recuerdo doloroso que deseaba borrar con toda mi alma.

Daphne pronunció mi nombre y acarició mi hombro buscando mi atención. La observé a mi lado con su rostro mostrando desconcierto y preocupación.

- ¿Estás bien? - preguntó al ver que me mantenía en silencio.

Enigma De SangreOù les histoires vivent. Découvrez maintenant