~𝑱𝒖𝒏𝒈~

Capítulo- 31

Llevaba un rato despierta y me percaté de un punzante dolor en la nuca y mi mala vista, me dolía demasiado mi cara, mis manos estaban atadas y me encontraba atada a una silla.

No podía ver nada, todo estaba oscuro y tenía muchas ganas de querer vomitar por la ansiedad, quería ver a mi hijo, necesitaba saber que él estaba bien era lo único que deseaba en estos momentos.

No podía hacer nada ahora y me puse a llorar del miedo, tenia tanto miedo otra vez, no merezco esto, jamás en mi vida fui yo una mala persona, siempre me comporté bien con todos, por que me pasa esto a mi.

Entre mi llantos y mis lamentos se escucha una puerta abrirse y yo trato de mirar a los lados buscando el causante de ese sonido.

Prenden la luz de esta horrible habitación porque eso era, una horrible habitación parecía un cuarto en obra gris.

- ya se dignó por despertar la bella durmiente -

Hoy sentía tanto miedo, así que baje la cabeza y mire mis pies, estaba temblando más y llorando más fuerte del miedo que sentía todo mi ser.

- voltéame a ver cuando te hablo-

Me giro la cara de una manera muy brusca.

Y puedo percatar que tiene a mi hijo en brazos completamente dormido y yo es cuando entro en desespero.

- dame a mi hijo -

Dije casi en un grito, estaba muy desesperada, no tenía muchas fuerzas y aún así forcejeaba.

- cállate un rato, perra mugrosa -

Dijo Jung haciendo fuerza en mi lado izquierdo del ojo y provocando en mí un dolor horrible y pulsante.

Yo eché un grito y Jung con delicadeza colocó a mi hijo en lo que parece una cama, no sabía si mi hijo estaba dormido, muerto o desmayado, entraba más y más la desesperación en mi.

- nuestro hijo es precioso, nunca creí que un bastardo podría ser tan lindo y tan parecido a mi -

Dijo Jung caminando hacia una silla y trayéndola hacia mí para después sentarse enfrente mío, con el respaldo de la silla hacia mi dirección y el recargando barbilla y manos sobre esta.

- no sé qué pensé al quererte matar, pero creo que estaba totalmente justificada mi acción, yo no sabía si el bastardo era mío o de él, pero es obvio y evidente que es mío-

Dijo dándome una sonrisa y acariciando mi barbilla.

Yo en un movimiento brusco y sin importarme el dolor de cabeza que tengo quite mi rostro.

Pude ver su rostro con más claridad, tenía una enorme cicatriz de la ceja hacia la cabeza, tal parece ese día yo le hice mucho daño.

- el no es nada tuyo -

- claro que es mío mi amor, aparte de puta tonta, debes saber que para tener hijo yo metí mi polla en ti ¿no recuerdas? -

Me dio una asquerosa y desagradable sonrisa.

- Eres un asqueroso -