Capítulo 6: HELL YOU CALL A DREAM

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Viernes, 10:00 pm, había un gran silencio en la profundidad de la noche, Alejandra abrió los ojos y se quedó sorprendida al observarse en aquel cuarto con luces led al rededor, todo era color rojo, de pronto dirigió su vista al cuerpo de aquel chico completamente destrozado, tenía las manos atadas, una soga en su cuello, varios vidrios al rededor de su cuerpo y sangre por todos lados.

—Dany... Pau...—se quedó atónita, su corazón comenzó a acelerarse mientras movía el cuerpo de sus hermanas quienes se encontraban tiradas en el suelo, se observo a sí misma llena de sangre, sentía un escalofrío recorrer su cuerpo, sus manos estaban temblando.

Paulina despertó, observó a Alejandra confundida, se levantó con las pocas fuerzas que tenía y se levantó corriendo, se acercó al cuerpo del chico y lo abrazó mientras lloraba desconsoladamente, su corazón dolía demasiado de ver al chico en esa situación.—No, Ross... No, por favor, ¿Qué pasó? ALEJANDRA, ¿Qué pasó? —abrazo el cuerpo de su novio.

Daniela se levantó tocando su cabeza, pues tenía un dolor muy fuerte, al mirar a sus hermanas se quedó helada, ninguna entendía que estaba pasando y que había pasado. —Paulina... Alejandra... ¿Qué pasó? ¿Nosotras?...—Se levantó del piso y observó la habitación, marcas de sus manos, zapatos, armas, su ropa y cuerpo llenos de sangre.

—No, nosotras no hicimos nada... —Mencionó Alejandra mientras intentaba calmar sus lágrimas. Sintió un fuerte dolor en el pecho al observar a su hermana abrazando el cuerpo de su novio, pues en el fondo recordó cuando ella perdió a su prometido.—Paulina... déjalo, déjalo descansar.

—No... no quiero, él es mi novio, ¿Cómo pasó esto?... Llamaré a la policía. —Se levantó tomando el celular, por lo que Daniela tomo el celular colgando inmediatamente.

—No, Paulina ¿Estas loca? Observa, tenemos sangre de él, nuestras huellas están en todos lados... no se que pasó, pero claramente nos culparan a nosotras... ninguna  estará en la cárcel, no lo permitiré.  Podemos llevarlo a mi casa, vivo cerca del bosque y podemos enterrarlo, o podemos tirarlo al lago,  o hacer una escena para hacerlo parecer como un suicidio o deshacerlo en ácido...

—¿Quien fue?—Menciono Alejandra volviendo a sentir como su cuerpo se helaba, sentía como su rostro comenzaba a entumecerse haciendo varias muecas mientras intentaba calmarse.

—Debemos llamar a su mamá, a su amigo, no se, alguien...  Pero, Daniela tiene razón y aunque me duela en el alma, no podemos permitir que ninguna vaya a la cárcel. Ninguna de nosotras lo hizo.

Pasando unas horas, colocaron varias de sus pertenencias en una maleta para dirigirse hacía la casa de Daniela, metieron el cuerpo del chico en un par de bolsas negras y lo ocultaron en la cajuela.

Al llegar a la casa, Paulina y Alejandra se sintieron extrañas de estar en aquel lugar, no era nada parecido a lo que estaban acostumbradas, era muy antigua, con muebles viejos, espejos rojos, muchas cosas con polvo, etc. —Vengan, nos quedaremos aquí unos días, ¿si? Sé que no es parecido a tu casa o la casa de nuestros padres, pero tiene todo lo necesario y estaremos a salvo. En la madrugada iremos a botar el cuerpo, prepárense.

¿Prepararse? Paulina tenía el corazón destrozado de pensar en que botaría el cuerpo de su amado a un río o al bosque, mantenía los ojos cerrados pero en su cabeza únicamente venían imágenes de aquella escena desgarradora.

Alejandra se quedó sentada en el sofá, intentaba recordar que había pasado unas horas antes ¿Cómo pasó eso? ¿Quien de ellas lo asesino de esa manera tan cruel? No quería ser cómplice de algo así, pero tampoco quería ver a sus hermanas en la cárcel, incluso pensó en que ella lo hizo, pero no sabía, no entendía nada de lo que estaba pasando.

—Pau, Ale... tenemos que deshacernos del cuerpo, ¿vienen o...?

—Vamos.—interrumpió Paulina levantando a Alejandra, con mucha cautela salieron de la casa y se dirigieron a la profundidad del bosque, parecía una escena de película de terror, los pasos rompiendo ramas, sonidos de animales y la pequeña cascada del río poco a poco se hacía más fuerte, al llegar arrojaron el cuerpo al río, ese río llegaba al desagüe así que probablemente nunca lo encontrarían.

—escuchen... nadie debe saber sobre esto, absolutamente nadie. Sí alguien nos encuentra, no digan nada. —Mencionó Daniela tomando las manos de sus hermanas.—No dejaré que nada malo les pase... nunca diremos nada.

Aquel momento terrorífico se volvió en un momento emotivo, se abrazaron y la menor de las hermanas comenzó a llorar, tenía miedo de lo que podía pasar, de que pasara lo mismo nuevamente en algún momento. —Nosotras realmente no hicimos nada...

—Vámonos, ya no quiero estar aquí. —mencionó Paulina de manera seria, entendía las acciones y palabras de sus hermanas, sin embargo parecían no estar entendiendo el dolor que ella sentía de perder a su novio.

Comenzaron a caminar hacía la casa de vuelta, pasando apenas 5 minutos entraron, cerraron las ventanas y apagaron las luces para ir a recostarse e intentar dormir, después debían seguir con su vida normal. Estaban recostadas en la misma cama, casi a punto de quedarse dormida cuando de pronto la sirena de la patrulla se aproximaba a la casa, golpes en la puerta seguido de la voz fuerte de un hombre.—¡Villarreal Vélez! ¡Abran la puerta! sabemos que están aquí.

Queen of the Murder Scene. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora