Capítulo 4: THE END

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El ambiente se mantuvo incómodo y tenso, Paulina se encontraba en el sofá mirando la caja de cenizas de su madre, se levantó para ir hacía la habitación de Alejandra, al verla ahí dormida decidió dejarla sola.

Salió de la casa dirigiéndose al parque, donde únicamente estuvo dando vueltas y vueltas sin parar, ya no tenía lágrimas que llorar, se sentía muy vulnerable.

—Pau... —La chica levantó la mirada y observó a Ross, su corazón se removió al verlo.

—¿Qué haces aquí?

—Lo siento... —Se acercó a ella y se colocó de rodillas mientras la miraba.—Lamentó no haber estado contigo en este momento tan doloroso, preferí darte tu espacio y estaba confundido.—Paulina lo observó negando un par de veces.

—Levántate... No te preocupes, sinceramente creo que fue lo mejor... Una vez charlamos sobre qué dejaríamos de vernos si alguien no se sentía cómodo y no me siento incómoda, al contrario, eres increíble y me hiciste sentir la chica más preciosa del mundo, pero... estoy generando sentimientos por ti, quizás estoy confundida, quizás me estás dando demasiada atención y... A pesar de todo, tú y yo somos amigos, no quiero que esta relación de amistad, confianza y comunicación que tenemos, se vaya al carajo por culpa de mis sentimientos.

—Paulina, yo estoy enamorado de ti.—al levantarse, tomo su brazo con firmeza.— Y tengo miedo, no tienes idea de cuánto, porque no quiero que esta relación tan bonita que tenemos se vaya al demonio por nuestros sentimientos, pero no quiero dejarte ir,  no soportaría que te alejes de mí... No sé si esto sea bueno o malo, pero se que podría intentarlo contigo una y otra vez, porque, Paulina, mi Paulina, yo te amo. Ahora que estuvimos alejados, me doy cuenta que estoy enamorado de ti, que te amo, amo tu sonrisa que siempre deja pequeños espacios a las orillas de tus labios, tu flequillo y cabello rojo, tu estatura  que me hace derretirme de ternura, tus mejillas, Paulina es que eres preciosa y lo digo en serio... sé que puedes desconfiar o no querer estar con alguien como yo, pero mis sentimientos son sinceros y quiero, me gustaría, me encantaría que me aceptaras, que me permitas ser tu novio.

Esas palabras hicieron que sus ojos se llenaran de lágrimas, estaba realmente muy confundida y sensible, quería salir corriendo de ahí y dejar de sentir, ya no quería sentirse de esta manera, no quería sufrir por amor, ya no.— Confía en mí, confía en ti, confía en nosotros, todo estará muy bien, ¿si?

—Ross... —Paulina miró al chico, se dio la vuelta y miró al cielo unos segundos, durante todo este tiempo se había sentido cómoda con él, estaba confundida por sus sentimientos ya que siempre estaba celosa de las otras chicas y no sabía si quería correr el riesgo de estar con él.— Tú me gustas, ese no es un secreto... pero  no sé si logres aguantar estar conmigo en un momento tan vulnerable, no quiero estar contigo si estarás mirando a otras chicas. Ahora que estoy sola con mi hermana, quiero recuperarla, ayudarla,  pasar tiempo con ella. Necesito solo una semana sola, si en esta semana me demuestras que te importo, que no quieres a otra chica, aceptaré ser tu novia.  ¿Te parece?—El chico asintió un par de veces, se acercó dejando un pequeño beso en la mejilla de Paulina, la abrazo cálidamente intentando que a través de ese abrazo, transmitiera todos sus sentimientos.

Daniela llegó a la casa, abrió la puerta con la llave que Paulina le había dado debido a que por la tristeza de ambas hermanas, Daniela se encargó de casi todo lo relacionado al funeral. Dejó  las cosas sobre la mesa, soltó un leve suspiro y observó la caja de cenizas, se sentó observando y sonriendo ligeramente. —cuidaré de ellas... cuida de nosotras también.

Se recostó mirando las fotos de su celular, en la profundidad del silencio y la poca calidez de su casa, comenzó a recordar su infancia, la época en que no entendía porqué los niños de su edad la molestaban. Hasta entonces no lograba entender cómo unos niños podrían ser tan cruel con ella. "tus papás no te quieren, eres una huérfana, eres tonta." Día tras día escuchaba críticas incluso por parte de adultos, probablemente por eso no lograba tener ninguna amistad.

—¿Qué? ¿Cómo pudo ganarme la huérfana? —Mencionó aquel chico bajando de su motocicleta con mucha molestia al observar que la persona que le había ganado en la carrera fue una chica.

—Lo siento, Ross. Ni todo el cariño de tus papás pueden darte talento. —Daniela sonrió victoriosa y tomó el dinero guardándolo en su mochila, comenzó a conducir hacía su casa, pero al llegar inmediatamente lloró. Todos tenían razón, nadie 6 quererla nunca si tan solo sus padres no la quieren, estaba sola en el mundo y solo tenía algo de dinero que no podía gastar más que en ella misma para intentar compensar la falta de compañía que durante años ha carecido.

Se canso de estar recordando el pasado, eso solo le provocaba un gran dolor en el pecho que aún no había sanado. Solo pensaba en el odio que la gente había sembrado en ella, aquellos chicos que le hicieron pensar de tal manera siempre, aún recordaba perfectamente cada uno de los rostros burlones.

Se levantó para caminar a la habitación de Alejandra, al llegar tocó un par de veces la puerta. la menor dirigió su vista a Daniela, sonrió ligeramente haciéndole entender que podía pasar. —Hola, Ale... ¿Cómo estás? ¿Ya comiste?

—No... ¿Cómo te llamas? Estuviste aquí ayudando en todo.

—Soy amiga de Paulina, espero que me dejes ser tu amiga. —Alejandra había estado tomando medicamentos para dormir, por ello no tenía muchas fuerzas y se sentía decaída. —Ven, vamos a comer algo. Traje frutas, pasta, un poco de pastel.

Alejandra se levantó desganada, bajo a la sala, sintió un fuerte dolor en el pecho al observar la casa, la caja de cenizas, la última vez que vio a su madre fue prácticamente para pelear. —¿Sabes? No sé qué pasa... cuando peleo con una persona que quiero, se va de este mundo. —Daniela la miro extrañada mientras acomodaba la mesa.— Mi papá... pelee con él porque se enteró del poco dinero que ganaba mi pareja. Mi novio, peleamos porque le dije que no quería tener hijos, me daba mucho miedo... y ahora mamá, me entere que tenemos una hermana mayor.  Creí que vendría al funeral, pero no fue así.—Daniela se puso blanca, sintió el corazón acelerarse y las manos temblar. —Por cierto, ¿Cómo te llamas?

—¿Dany? ¿Qué haces aquí?

—¿Dany?

—Ale, hermanita... quiero presentarte a una amiga, de llama Daniela, ¿Y sabes que es chistoso? Se apellida justo como nosotras, Villarreal. Daniela Villarreal.

—¿Qué?... espera, no, no, Paulina. —Alejandra se levantó negando un par de veces, se dirigió a uno de los muebles  tomando una pequeña caja.

—Por favor Ale, yo puedo explicarlo.—Mencionó Daniela, tenía miedo de ser rechaza por sus hermanas así como fue rechazada por sus padres.

—Tú no eres amiga de Paulina... tú... tú eres nuestra hermana. —La menor tomó una foto mostrandola a sus hermanas, eran ellas tres cuando eran pequeñas.—Mamá me dijo que Daniela era nuestra hermana, no pensé verte tan pronto.... —Daniela comenzó a llorar, no quería alejarse de ellas justo a los días de por fin encontrarlas.

Paulina tomó la foto observándola, sonrió ampliamente y miró a su hermana mayor, se acercó para abrazarla.—Daniela, no sabes lo feliz que estoy de saber esto... y tú, Ale... te he extrañado mucho.—Se acercó a su hermana menor para abrazarla.— Ahora nos tenemos solo nosotras tres... por favor, hay que estar juntas, seamos una familia.

Queen of the Murder Scene. Where stories live. Discover now