Capítulo 2: The One. (Pau's Version)

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Eran las 8:00 de la mañana, aquella chica ahora pelirroja y con flequillo estaba despierta arreglándose para ese día, por fin después de tanto tiempo; parece que ese día encontraría al amor de su vida, a la persona que le daría dinero, a su amor verdadero, al hombre más guapo del mundo, a la persona ideal, ya que se arreglo como nunca antes, se sentía muy linda, por la forma en la que se vistió, maquilló, peino y limpio su cuerpo, se perfumó, estaba consintiéndose demasiado para ella. no quería descuidarse, al contrario, quería mejorar en muchos aspectos para poder sentirse bien.

Al llegar a la fiesta observó a la personas que estaban ahí, soltó un suspiro al observar a las chicas con quienes Ross coqueteaba ya que desde hace unos dos meses está viéndose con él. Al inicio lo hizo por venganza, así Luna podía tener motivos para hablar con gusto, pero después pensó que de nada servía estar así con él, la mejor venganza es no hacer absolutamente nada. Sin embargo estar con Ross aumentó entre ellos la confianza, amistad y cariño.

—Hola, corazón ¿Todo bien?— Tomo el rostro de la chica para besar sus labios un segundo, una de esas chica la miro con odio, aunque ella no era la culpable. Ross observó a las chicas y abrazó a Paulina acariciando su cabello.— No les hagas caso, sabes que para mí tú eres única. —Río al escuchar sus palabras y negó un par de veces, ese chico era muy bueno para decir cosas lindas sin que fueran ciertas. — Te quedarás a dormir?

—¿Puedo quedarme?

—Claro que sí, mi vida, disfruta la fiesta, cualquier cosa aquí estoy.— A partir de ese momento Ross se acerco en múltiples ocasiones a Paulina, ya no sé escondían de las personas.

Durante estos días notó lo lindo que es cuando alguien te habla bonito, te trate como lo mereces, te dice constantemente lo mucho que le gustas; claro que nunca sintió sus palabras en serio, ya que él se ve con otras chicas y hace lo mismo que con Paulina, sin embargo desde un momento hablaron que ninguno quería nada serio, así que sus actitudes no le molestaban en lo absoluto. Pero Paulina únicamente le daba de su atención a Ross.

Las personas cada vez notaban más cuando Ross y Paulina salían, aunque nunca lo hicieron a escondidas o en secreto, preferían mantenerlo solo para ellos y no platicarlo, era algo de ellos dos, aunque salir tantas veces hicieron que la gente comenzara a notarlos. A ella no le gustaba hablar de sus sentimientos a las personas.

Ross le hacía sentir linda, una chica que necesita o merece todo lo bueno del mundo, sin embargo, algo faltaba, quizás sabía perfectamente que eso no era algo verdadero... ¿Qué es peor? ¿Estar con una persona que no te quiera y miente diciendo que sí? Ó ¿Estar con alguien que te quiere y te lo demuestra, pero sabes que es falso?, esto último la hacia sentir vacía, con un sentimiento de necesitar más, no estaba satisfecha.

Al pasar las horas la gente comenzó a irse, se oscureció y Ross, mejor amigo  y Paulina continuaron bebiendo hasta madrugada, el frío se apoderaba de la noche, la profundidad del silencio y los sentimientos estaban en su máximo esplendor.

—¿Ya quieres dormir, mi vida?— El chico abrazo su cuerpo con una manta y le beso la mejilla, asintió levantándose de la silla y caminar hacia su habitación. Al llegar se colocó la pijama y se recostó, Ross la abrazo dejando un pequeño beso sobre su frente.

Claramente ese día no iban a dormir, tenía muchas ganas de estar con él, así como él quería estar con ella. Además, quería algo para sentirse viva, para sentir que alguien la quería tanto como ella se quiere.

Amaneció, no notaron en que momento pasó tanto tiempo, Paulina estaba encantada de sentir la forma en que Ross la trato, le hizo sentir la chica más preciosa del mundo, la más sensual, además de sorprendió de ver cuánto podía provocar a Ross, esa noche simplemente la hizo sentir única. —¿De quien eres? Di que eres mía... Eres mía.

Abrazo su cuerpo desnudo diciendo lo preciosa que era, lo mucho que la quería... pero en ese momento, seguía sin sentirse satisfecha, necesitaba algo más para sentirse viva y su corazón regresó a su lugar. Nunca tuvo problema en que Ross se viera con otras chicas, al final fue algo que ambos hablaron desde un comienzo, pero en su mente hoy solo pensó: ¿Será que ahora soy la única en su mente? Abrázame como si realmente me quisieras, dime que soy la única, me gustaría que no hubiera ninguna otra chica, así no tendrías que elegir, ¿Qué debo hacer para que me ames? Quiero que me mires a mí, solo a mí, quiero ser la única. —Soy tuya, Ross... solo tuya.

Queen of the Murder Scene. Where stories live. Discover now