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Julieta estaba acostada, mirando el techo de la habitación de hotel de la suite. De sus dos lados tenía a sus mellizos abrazados a sus costados.

Julieta miró la cabeza de su hija en su pecho, a medida que subía y bajaba. Suspiro, ¿Que podía hacer?

Los pensamientos le estaban carcomiendo más lo que Paulo le había dicho en esa llamada que ambos estaban teniendo cuando el hijo de puta de Leandro le llamó.

Hizo una mueca, harta. ¿Por qué no le decía que no y ya?

¿Por qué de estaba poniendo a pensar aquella opción?

Debía decirle que no. Y listo, ...

Pero después recordaba a Paulo con sus hijos. El sonreía como si estuviera en una fantasía...
Sus hijos eran felices.

Lo sabía, Valentino hablaba de él y solamente de el. Charlotte adoraba a Paulo, lo decía. Y Paulo la adoraba a ella, un tigre blanco...

Le consiguió un tigre blanco por qué Lotte había visto Aladin, pero ella quería un tigre blanco y no como el de la princesa jazmín.

Ella quería ser la princesa Charlotte y quería tener un tigre blanco.

Paulo le cumplió la fantasía ni bien se enteró. Le hicieron el cumpleaños de temática princesa y Paulo apareció con una caja re grande con ayuda de Giovanni Lo Celso.

Y aún recordaba lo que Paulo le dijo, sonrió y cerro sus ojos para recordar cada detalle...

«Recuerdo»

La fiesta estaba yendo de lo mejor y Charlotte ya tenía que soplar las velas, pero se negaba a proseguir sin Paulo. Ya que este le había dicho que le iba a traer un regalo antes de soplar las velas.

— Dale amor que todos están esperando. — Julieta le recordó mientras aún le tenía a upa, Lotte negó mientras aún veía entre las mesas con un puchero.

— Falta tío Pau. — Se quejo.

Julieta no le dijo nada, después de todo, Lean no había podido ir y Paulo había tomado el lugar de entrar al salón con Charlotte. Así que... Tenía que dejarle, además, era el cumpleaños de Lotte no suyo.

— ¡Acá estoy! — Aviso una voz desde la puerta corrediza del local. Todos los invitados miraron hacia el jugador de la Juventus que tenía un megáfono, vestido de traje gris, y camisa.

— Ahí está. — Le dijo Julieta, pero le miró mal al ver qué Paulo veía hacia atrás en lugar de acercarse para soplar la vela y repartir la torta.

— ¡Dale! — Le grito Paulo a alguien y abrió por completo la puerta corrediza. Todos se levantaron curiosos de lo que traía el diez de la Juventus.

Lo que vieron a continuación dejo a todos aún más curiosos. Lo Celso con una caja re grande y Rodrigo De Paul se acercó también para ayudar con la caja con una sonrisa de oreja a oreja.

Paulo todavía con el megáfono de acercó por el "pasillo" que creaban las mesas.

— Charlotte. ¿Te acordás que me dijiste que querías ser como la princesa Jazmín? — le pregunto y Lotte miró a su mamá en busca de alguna señal, pero Julieta parecía igual de confundida. — vení a abrir tu regalo mí vida. — Le dijo, señalando hacia la caja blanca con un moño.

Julieta dudosa rodeo la mesa dulce y bajo a su hija que corrió prácticamente a aferrarse a las piernas de Paulo quien sonrió, alzando la desde las axilas, ambos se acercaron a la caja, Rodrigo y Giovanni sacaron la tapa y revelaron un tigre bebé blanco.

Julieta recordaba la cara de incredulidad de todos los invitados, la única de orgullo.-aparte de Gio, Rodri y Pau-, era la de Messi que juraba que si tuviera una hija, haría lo mismo por ella.

«Actualidad»

Miró nuevamente hacia su hija para ver hacia su hijo y sonrió al recordar otro recuerdo.

«Recuerdo»

— ¿Que querés que te regale para tu cumpleaños capo? No me digas que diamantes para el Free Fire por qué te parto la cabeza. — Le señaló mientras le limpiaba la boca a Cande con una servilleta.

— Bue loco. — Valentino le miró mal mientras volvía a meter la cuchara con helado en su boca. Quedó pensando unos segundos antes de mirarle con ojos brillosos. —  La cancha. — Le dijo.

— ¿Que? ¿Querés que te construya una cancha? — Le pregunto entre burlón y curioso. Julieta se atragantó con el helado y Oriana dejo caer la cuchara a la mesa.

— Ni que se te ocurra, Paulo. — Julieta le miró, sería.

— ¿Por qué? — Le miró entre ofendido.

— ¿cómo le vas a construir una cancha si no tiene ni cinco años? — Le reclamo.

— No, no, no quiero que me construyas una. Todavía — Le dijo, guiñando le un ojo. Julieta le miró con advertencia. — Quiero que me des la cancha que tenés en tu casa en Turín. — Dijo con un puchero.

— Bueno...

— ¡Paulo! / ¡No! — Las dos mujeres que estaban contra el muro de la heladería gritaron.

— ¿Que? — Le miró a ambas entre burlón y confuso.

— No, no le vas a dar esa cancha. — Le dijo sería.

— ¡Mamá! — Valentino se quejo.

— ¿que? ¿Para que querés una cancha nene? — Julieta dejo que su palma de la mano caiga en la mesa.

— Así pienso que el tío está acá en Turín... Y no en Roma. — Susurro mientras apretaba su buzo.

— ¿Y ahora? Dale, una cancha nomás es. — Paulo le dijo mirándole con ojos de perro abandonado.

— No, ni piensen que con sus ojitos de perrito abandonado me van a convencer. — Julieta negó.

— Bueno... — Paulo suspiró, resignado, sorprendiendo a la morocha y a Julieta que se miraron. — Valen — Se acercó a su costado donde le susurro algo y Valentino sonrió satisfecho. — ¿Estamos, capo? —

— Estamos, tío. — Accedió.

«Actualidad»

¿Que le respondía a lo que le dijo?

«Recuerdo»

, - ¿Sabías que Leandro le está hablando en la pieza de alado? -  pregunto mientras dejaba a la vista sus ojos verdes en la pantalla donde aparecía el cordobés con cara de incredulidad.

- Epa, ¿Se acordó que tenía hijos? - pregunto burlón, pero la bronca se notó.

- Paulo. - dijo en forma de regaño.

- ¿Que? Dale Juli déjate de romper los huevos, ese pelotudo andaba hotel por hotel con una modelo nueva por semana y le mandaba un mensaje por mes a los nenes. - Dijo con bronca. Molesto, odiaba que Julieta le diera su "lugar" a Leandro, cuando el mismo andaba como ese pelotudo con una modelo nueva por los hoteles y con Pilar como su mujer.

- Paulo. Ya se, pero es su papá. No le puedo poner la cruz y llenarle la cabeza a los nenes con eso. - le dijo, mirándole sería, mientras apretaba sus labios. - Leandro fue un pelotudo, el supo que hacía cuando lo hacía.  - Le dijo sería. - Así que déjalo, esa es la vida que eligió.

- Si, pero ¿y los nenes que, Juli? ¿Se tienen que aguantar las pelotudeces que hace el papá? - le dijo, mientras suspiraba y se pasaba una mano por su cara.

- Ellos no necesitan que el hijo de puta les preste atención. Ellos me tienen a mí, Paulo. A su mamá, yo estoy acá - le dijo mirándole con advertencia.

- Ya se. Pero Juli, necesitan un papá. Y si ese pelotudo es el mejor papá que le pudiste dar... - se calló, no dijo más nada si no que suspiró.

- ¿Que? ¿Que ibas a decir? - le miró ahora ella con bronca.

- Iba a decir que...

Yo voy a ser el papá que ellos necesitan. -

Papás por accidente一❝LEANDRO PAREDES ft. PAULO DYBALA❞Where stories live. Discover now