Mírame a la Cara, ¿No?

10.8K 664 121
                                    

— Tana y Kiki se llevan de maravilla.

Violeta levantó la mirada del periódico y se giró hacia la cocina. Junto a los fogones, Chiara se reía con Tana mientras intentaban cocinar tortitas.

— Miedo me dan esas dos juntas — Violeta le dio un sorbo a su café, y siguió leyendo el periódico.

— Te pareces a tu padre — Susana negó, poniendo sus manos en su cintura — Ahí, en el sofá, leyendo el periódico y tomando café mientras esperas a que te preparen el desayuno.

— Ni que fuera algo malo — Violeta murmuró — Deberías sentirte orgullosa de que me parezca a mi padre.

— Ah, ¿sí?

— Pues sí — Violeta dijo — Podría parecerme al fontanero.

— Anda, anda — Susana la pegó en el brazo con una bayeta — Menos bromas.

— ¿Qué pasa ahora? — Juan preguntó. Su corto pelo negro estaba aún mojado por la ducha. Se sentó al lado de su hija y le quitó el periódico.

— Nada — Violeta le dio un beso en la mejilla a su padre y se levantó — Que a tu mujer le encanta que tú y yo seamos como dos gotas de agua.

— Por suerte — Juan dijo — Te podrías haber parecido al fontanero.

— Y dale con el fontanero — Susana dijo — No te preocupes, Juan, que una niña así solo puede ser tuya.

— A mucha honra — Juan sonrió, guiñandole un ojo a su hija.

— ¿Qué hacéis? — Violeta preguntó, entrando en la cocina.

— Tu novia dice que tenemos que echarle whiskey a la masa de las tortitas.

— Kiki — Violeta dijo, abrazándola por detrás — Son las diez de la mañana.

— Mi padre las hacía así cuando era pequeña — Chiara dijo, pegando su cuerpo al de Violeta — Están buenísimas.

— Tu padre parece un poco borracho — Violeta besó el cuello de Chiara, quien se giró para mirarla.

— Un poco sí lo es.

— Nada de alcohol en las tortitas — Violeta miró a su hermana — No te dejes convencer por esta, que tiene mucha labia.

Chiara observó como Tana guardaba la botella de whiskey bajo la encimera, donde su madre tenía a buen recaudo todo el alcohol de la casa, y cerró los ojos cuando sintió la mano de Violeta apretar su cintura bajo la camiseta de su pijama.

— Parad ya — Tana dijo — No se debe comer delante del hambriento.

Violeta besó de nuevo el cuello de Chiara y descansó su barbilla en el hombro de la más joven — Perdona, Tana. ¿Necesitáis ayuda?

— Un poco sí — dijo Tana — Kiki ha roto mal un huevo y ha caído cáscara en la masa.

— Ya lo he recogido todo.

— Eso dices, pero verás como luego alguno se lleva una sorpresa.

Violeta suspiró, alejándose de Chiara para ir hacia donde estaba su hermana — A ver — dijo, arremangandose la sudadera — Déjame un tenedor. Voy a hacer una operación a corazón abierto.

— ¿Eres doctora ahora? — Tana preguntó mientras le acercaba el tenedor.

— Sí — Violeta dijo.

— Pues menuda paradoja — Chiara dijo — A mi en vez de salvarme, me matas cada vez que me besas.

— Joder con la guiri — Tana dijo — Como las lanza la cabrona.

Mentiras de Jarabe | KiViWhere stories live. Discover now